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Las nuevas variedades de hortalizas y frutas, cuya siembra está siendo impulsada por la Misión Técnica de Taiwán en Nicaragua, significan un importante cambio de vida para pequeños productores. LA PRENSA/ M. LORIO

Cultivos con técnicas más eficientes

No temer a utilizar nuevos métodos para cultivar la tierra y tampoco a sembrar otras variedades de rubros es lo único a lo que deben estar dispuestos los agricultores que desean ser más rentables y con ello obtener más ganancias.

No temer a utilizar nuevos métodos para cultivar la tierra y tampoco a sembrar otras variedades de rubros es lo único a lo que deben estar dispuestos los agricultores que desean ser más rentables y con ello obtener más ganancias.

Pequeños campesinos de las zonas de Chacraseca, en León, de Sébaco, en Matagalpa y los de Tipitapa en Managua, se permitieron arriesgarse para implementar nuevos cultivos y sistemas más eficientes.

En estas zonas, identificadas de alta pobreza entre las miles de familias que las habitan, han logrado un cambio significativo al sembrar nuevas variedades de frutas como guayabas taiwanesas y papayas de variedad nacional y taiwanesa, además de hortalizas como tomate cherry, tomate de mesa y pepino.

CULTIVOS PIONEROS

Vivir de la guayaba sí es posible. Así lo afirmó Francisco Wang, jefe de la Misión Técnica de Taiwán en Nicaragua, durante una visita de campo por la Finca Modelo en Managua y el Centro de Acopio de Frutas y Hortalizas que tienen en Tipitapa.

La guayaba taiwanesa tiene un peso de 2.2 libras y es de sabor muy dulce.

En la Finca Modelo el área de siembra es de cinco manzanas, de las cuales están obteniendo por ciclo productivo de 600 a 700 frutas. Pero además se cultiva la guayaba taiwanesa en Sébaco y en la finca de la Universidad Nacional Agraria (UNA) de León, que juntas componen tres manzanas de hectáreas.

“Se compra muy bien”, asegura Wang. Cada fruta se vende entre un precio promedio de un dólar con 12 centavos.

Esta variedad es un cruce entre la planta de guayaba nica o criolla con injerto de la yema de la planta de guayaba taiwanesa, que cultivan en el centro experimental que tiene la Misión en Sébaco.

[doap_box title=”UNA interesada en reproducir las técnicas de cultivo” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

  • Los programas de mejoramiento de la producción y comercialización de cultivos frutales y de hortalizas de la Misión Técnica de Taiwán, están siendo aprovechadas para reproducirlos a los nuevos profesionales que salen de la Universidad Nacional Agraria (UNA).
Roberto Blandino, vicerrector de la UNA, explica que la colaboración existente con la Misión también busca la introducción de tecnología en diversas áreas productivas a través de organizaciones de cooperativas y productores independientes.

Un nuevo proyecto de interés, explicó, es fortalecer la producción de semilla de frijol rojo, para que en el país no sólo se depende a la siembra en época de invierno.

Según Blandino, la UNA está colaborando con las instituciones agropecuarias para impulsar el programa de siembra de frijol bajo riego. “Eso significa que hay que crear tecnología, formar personal y crear las capacidades para la producción de semilla para que las diferentes cooperativas o productores individuales que quieren sembrar frijol bajo riego se les entregue la semilla”, dice.

La Misión Técnica de Taiwán es una organización técnica del Gobierno de la República de Taiwán, de desarrollo, sin fines de lucro, que apoya la política agropecuaria del Gobierno de la República de Nicaragua a través de diferentes programas que promueven el desarrollo sostenible.

Su período de trabajo en el país se termina en 2011.

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Los reportes de la Misión Técnica de Taiwán indican que la producción de estas nuevas variedades de frutas, como la guayaba taiwanesa y la papaya red lady han mejorado las utilidades de los productores que las cultivan, debido a que requieren poca mano de obra y el costo de producción es menor comparado con otros perecederos.

Una de las ventajas para el productor es que la Misión facilita los injertos para la plántula los cuales son pagados “cuando su producción es grande”. Cada injerto cuesta 2 dólares.

Cada surco de planta de guayaba taiwanesa se siembra con una distancia de cuatro metros de ancho por cuatro de largo. La planta debe tener una altura máxima de metro y medio para poder controlar bien las plagas y enfermedades.

Pero la guayaba es perseguida por la mosca de la fruta, por eso se aplica la técnica del enmallado y embolsado para protegerla de insectos y gusanos. En ese “capullo” es cortada y transportada, pues igual evita que se dañe su cáscara y magulle.

MANEJO TÉCNICO

Durante un día de campo con un equipo de la Universidad Nacional Agraria (UNA), por la Fina Modelo y el Centro de Acopio de Frutas y Hortalizas que la Misión tiene en Tipitapa, se mostraron las técnicas que han permitido el cambio.

El jefe de la Misión explica que todo depende del buen manejo agronómico y de la técnica que se logre desarrollar en las plantas, alta productividad y que se aprovechen las excelentes posibilidades de un buen mercadeo de las frutas y hortalizas.

Según Luis Hsu, técnico responsable de la Misión, la poda de la plántula debe ser constante para que el material vegetativo no se degenere. “Muy importante es saber usar el fertilizante adecuado para obtener una fruta rica, de calidad”, dice.

Estos cultivos, refiere, atraen muchas plagas entonces se necesita fumigar con mucho químico y eso logra eliminar la plaga, pero causa que se queme la hoja de la plántula.

En el Centro de Acopio hay nueve invernaderos en donde han cultivado tomate de mesa, tomatillo churry y pepino criollo y taiwanés. También hay plantación de papaya red lady taiwanesa, que tiene el mismo sabor dulce que la nica, pero es mucho más grande.

Hsu explica que en el caso de la papaya criolla por árbol se obtienen en promedio 14 unidades. Pero con la papaya red lady salen cincuenta unidades por árbol. Cada fruta pesa de entre tres y cinco libras.

En uno de los invernaderos del Centro de Acopio de la Misión Técnica de Taiwán se cultivan las semillas mejoradas. LA PRENSA/ M. LORIO

El acopio anda entre 1,500 y 3 mil libras. Pero Hsu aclara que todo depende de cuánto demanden los supermercados. Eso sí, la paga es igual de buena. La libra es a cuatro córdobas, es decir que una fruta se vende a 12 y 15 córdobas.

Hsu informa que en el centro están probando la siembra de una nueva variedad de tomatillo atoro, que es de tamaño ovalado, de color amarillo e igual que el cherry se usa en la preparación de ensaladas y jugos.

“Sembrar en invernadero, dice, es menos gasto y tiene mejor ganancias. Hay más producción durante un tiempo más largo que sembrar a campo”, asegura.

El cultivo del tomate cherry igual es rentable. “Una libra se paga en 30 córdobas y un árbol cosecha seis libras”, afirma por su parte Francisco Wang para ejemplificar la ventaja comercial que tiene esta variedad.

Toda la cosecha de tomate cherry se vende a cadenas de supermercados del país. Hay 350 plantas sembradas y cada una da entre 50 y 60 unidades. Por cosecha obtienen un promedio de 600 mil córdobas.

La Misión está impulsando que haya mayor cantidad de pequeños productores cultivando tomate cherry, pues es un producto con alta demanda.

En el Centro de Acopio se benefician todos los productores de la zona de Tipitapa, donde además de recibir capacitación y demostración en las técnicas de mayor eficiencia productiva tiene un mercado seguro, pues hay compradores fijos en los mercados locales como de parte de las cadenas de supermercados.

Hoy por hoy tienen no sólo una siembra de menores riesgos, sino una cosecha más estable que les permite garantizar su comercialización y con ello obtiene ganancias que les aseguran un mejor nivel de vida para sus familias.

Cada planta de pepino cultivada en invernadero, con sistema de riego por goteo y poda, produce 15 unidades. Por ciclo se obtienen seis mil pepinos, que se comercializan entre C$3.50 y C$4 por unidad. LAPRENSA/ M. LORIO

Economía

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