Managua/ACAN-EFE
La crisis institucional que afronta Nicaragua ha sido originada por las intenciones del gobernante del país, el sandinista Daniel Ortega, por reelegirse, consideró ayer el ex vicepresidente y escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
La actual crisis “se origina en la pretensión del presidente Ortega de quedarse en la presidencia y de reelegirse en contra de lo que dice la Constitución”, señaló Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua durante el primer gobierno sandinista (1979-1990), que también encabezó el actual mandatario.
Según el literato, la crisis comenzó a gestarse después de que los magistrados sandinistas de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia decidieron, en octubre pasado, que era inaplicable el artículo constitucional que prohíbe la reelección presidencial consecutiva y limita a dos el número de mandatos.
“En la medida en que las instituciones aparezcan más descoyuntadas, más débiles, mal integradas, ilegítimas, los actos de esas instituciones no van a tener ningún prestigio, ningún reconocimiento internacional”, valoró.
ALEMÁN TAMBIÉN PERJUDICA
Auguró que los comicios presidenciales del próximo año “no van a tener ningún crédito internacional” si son convocados por las actuales autoridades electorales, las que, según dijo, se encuentran “desprestigiadas”.
“La reflexión en determinado momento tiene que ser, ojalá no esté siendo demasiado romántico en ese sentido, pensar en el país, que defender la institucionalidad es más importante que quedarse en el poder”, razonó.
Cuestionó, sin embargo, que tanto Ortega como el ex gobernante Arnoldo Alemán (1997-2002), principal líder del opositor Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que también aspira a la Presidencia en 2011, están “forzando las cosas al límite y perjudicando la institucionalidad del país” por sus pretensiones.
“Estamos viendo una película vieja. El caudillismo por dos lados (Ortega y Alemán). No les importa las instituciones, el sistema democrático en el país, sino la pretensión de seguir en el poder”, criticó Ramírez.
Advirtió que en la historia de Nicaragua, cuando se aparta o manipula a las instituciones para conservar el poder, nunca terminan bien, sino “en desastre”.
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