Por Isabel Sánchez
LA HABANA/AFP
La muerte del preso político cubano Orlando Zapata tras 85 días de huelga de hambre desembocó hoy en denuncias de arresto de disidentes y reclamos internacionales al gobierno de Raúl Castro, que se defendió lamentando el fallecimiento y responsabilizó a Estados Unidos.
Arrestado en 2003 y condenado a 32 de años por “desacato” y otros cargos, Zapata murió en un hospital de La Habana el martes y su cuerpo fue trasladado a Banes (850 km al este), provincia de Holguín, donde el funeral -inicialmente previsto para este miércoles- se realizará el jueves a primera hora.
“No existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base de Guantánamo”, afirmó Raúl Castro, al “lamentar” el fallecimiento y asegurar que es un hecho resultado del conflicto con Estados Unidos, en un acto en el puerto de Mariel (a 50 km de La Habana) junto al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Pero la madre del opositor, Reina Luisa Tamayo, acusó al gobierno de “asesinato”. “Suplico a todo el que me escucha que ponga mano dura con Cuba, que aquí no hay derechos humanos, aquí lo que hay es tortura. Raúl Castro dándome las condolencias de la muerte de mi hijo. ¿Por qué antes de condolerse no le dio los beneficios que mi hijo le pedía para que no fuera un desastre fatal?”, declaró a la cadena CNN.
Más de 30 opositores fueron detenidos temporalmente o retenidos en sus casas para evitar que acudan al funeral de Zapata, reconocido por Amnistía Internacional como “prisionero de conciencia”, según la agrupación cubana ilegal Comisión de Derechos Humanos (CCDHRN).
“Su muerte fue evitable y por lo tanto cualquier lamento del gobierno de Cuba al respecto nos parece pura hipocresía”, dijo Elizardo Sánchez, portavoz de la entidad opositora.
Zapata, un albañil negro de 42 años, sin hijos ni esposa, fue arrestado en 2003 en un proceso paralelo al de 75 disidentes condenados a penas de hasta 28 años. Inicialmente recibió una pena de tres años, pero por protestas en prisión se la aumentaron a 32 años, según la disidencia.
En La Habana, ex presos políticos y opositores se congregaron en casa de una de las líderes del grupo Damas de Blanco -esposas de prisioneros- en un “funeral simbólico” que mantendrán hasta que sea sepultado en Banes, y abrieron un libro de condolencias.
“Prácticamente lo han dejado morir, en un acto atroz por parte del gobierno cubano. La democracia está de luto”, dijo en ese acto Carmelo Díaz, del grupo de los 75.
Varios de los opositores viajaron a Banes. “La atmósfera está bastante cargada, poro han permitido velarlo”, dijo por teléfono a la AFP Berta Soler, una de las Damas de Blanco que viajó a Banes, .
La muerte motivó el reclamo de liberación de los presos políticos por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Además, el exilio cubano en España y Miami condenó al gobierno y Amnistía Internacional dijo que “es una terrible muestra de la continua represión política a los disidentes”.
“Estamos profundamente consternados con su muerte en defensa de sus derechos y para alertar de la situación y la opresión de los presos políticos”, declaró la secretaria de Estado Hillary Clinton.
La muerte del opositor ocurrió cuando llegaba al país Lula, a quien 50 presos políticos habían pedido en carta abierta que intercediera ante Raúl Castro por la liberación de los prisioneros y se interesara en el caso de Zapata.
En la única reacción de un gobierno de América Latina, Lula dijo a periodistas lamentar “profundamente que una persona haya muerto por una huelga de hambre”.
El gobierno cubano no reconoce presos políticos en Cuba -unos 200, según la CCDHRN- y los considera “mercenarios” al servicio de Estados Unidos.
Un comentario publicado en el sitio oficialista Cubadebate.cu consideró a Zapata “un muerto útil” que “regocija a sus hipócritas dolientes”. “La absoluta carencia de mártires que padece la contrarrevolición cubana, es proporcional a su falta de escrúpulos”, subrayó.
Zapata es el primer preso político que muere en las cárceles desde que en 1972 falleció el opositor Pedro Luis Boitel, tras 53 días en huelga de hambre.