Después de captar la atención de muchas organizaciones del beisbol de Grandes Ligas y estampar su firma en un contrato con Seattle, la vida de Francisco Valdivia dio un giro dramático.
La escasez desapareció, pero junto a las comodidades también llegó la presión para el prospecto de Chagüitillo, Matagalpa, firmado por 726 mil dólares por los Marineros.
“Desde que llegué a los entrenamientos de primavera, yo pensé que tenía que demostrar que yo valía todo ese dinero y traté de hacer más de lo que debía”, dice Valdivia.
El resultado del esfuerzo excesivo fue una lesión en el codo, que se presentó de manera recurrente a través todo el año, estropeando lo que debió ser un gran despegue en la carrera del meteórico tirador.
“Quizá lo peor de todo lo que me pasó fue que mi confianza se deterioró y hasta llegué a dudar sobre mis habilidades. De no ser por los consejos de Alex Torres, me habría decaído”, considera el tirador.
El lanzador que realizó disparos de hasta 93 millas en la etapa previa a su firma, y que luego se elevó hasta 96 en el despegue de su vida profesional, se había reducido a 84.
“En este momento mi brazo está recuperado y espero regresar a la velocidad de antes. Tengo varios días de estar entrenando y voy a empeñarme pero sin presionarme”, dice.
Valdivia viajó este domingo a Arizona, donde está establecido el campamento de los Marineros, quienes no sólo creen que volverá al nivel anterior, sino que comenzará a mostrar el talento que les hizo desembolsar un enorme bono.
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