Antonio Calanni
MILÁN/AP
El primer ministro italiano Silvio Berlusconi, con el rostro vendado, abandonó hoy un hospital de Milán donde fue internado hace cuatro días después de ser agredido por un enfermo mental en un acto político.
Berlusconi, de 73 años, dio unos pasos al salir del hospital San Raffaele, pero inmediatamente subió a un auto. Su expresión era adusta cuando saludó débilmente a los fotógrafos.
Un gran vendaje cubría parte del lado izquierdo de su cara y su nariz, quebrada por la estatuilla que le arrojó el hombre cuando terminaba un mitin partidario.
Otra venda le cubría la cara entre la nariz y el labio superior. La estatuilla, un recuerdo del Duomo (catedral) de Milán, le quebró dos dientes.
Informes periodísticos dijeron que la caravana se dirigía a Arcore, la finca del magnate de los medios en las afueras de Milán.
El agresor, identificado como Massimo Tartaglia, está detenido en una cárcel de Milán.
Los médicos habían dicho que Berlusconi recibiría el alta del hospital el miércoles, pero decidieron retenerlo un día más debido a un aumento del dolor.
Los médicos le ordenaron que cancelara o redujera sus apariciones públicas hasta pasada la temporada navideña.
El gabinete se reunió en Roma sin la presencia de Berlusconi, quien asimismo decidió no asistir a la cumbre climática de la ONU en Copenhague.
Berlusconi, quien es objeto de un escándalo sexual y varios problemas legales, ha deplorado ser el blanco de un “clima de odio”. El ataque le granjeó muestras de solidaridad, pero también se han multiplicado los grupos que elogian a Tartaglia a través de internet.
El ministro del Interior, Roberto Maroni, dijo que el gabinete estudiaba un proyecto de ley que permitiría a los jueces clausurar páginas de internet que instigan o hacen apología de la violencia.
El sitio Facebook dijo que estudiaba “con extrema atención” los pedidos de autoridades italianas de eliminar mensajes referidos a Berlusconi.
