Nicaragua suele aparecer entre los primeros tres o cinco países más afectados por el cambio climático a nivel mundial.
La situación es seria, porque se trata de la mayor amenaza que jamás ha enfrentado la humanidad, según los expertos del clima, tal como lo ha reconocido la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en más de una ocasión.
A pesar de que el Gobierno no tiene, o al menos no divulga sus políticas para hacerle frente a este fenómeno, en el país hay una serie de proyectos en marcha desde inicios de esta década.
Nicaragua no está en cero para enfrentar el cambio climático.
Diferentes organizaciones de la sociedad civil, y hasta el mismo Gobierno, están trabajando para adaptarse a un planeta que se caliente más conforme pasan los segundos.
Así, existen proyectos para evitar grandes incendios forestales, o para que las vacas no contaminen tanto la atmósfera con sus flatulencias, además está el aprovechamiento del Gran Lago de Nicaragua para el agua potable o riego.
Otra serie de proyectos busca que la gente esté prevenida ante posibles inundaciones o impactos de huracanes, o bien ante problemas de sequía.
Nicaragua tiene grandes extensiones de bosques y el lago más valioso de Centroamérica, pero esto sólo sirve para mitigar el impacto del cambio climático a nivel local, ya que es insuficiente para aportar una respuesta al mundo.
El reto es encontrar un modelo de gestión ambiental que sirva para exportarlo a otras naciones.