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La conexión con las FARC

El Diario LA PRENSA publicó en su edición de ayer, lunes 12 de mayo de 2008, bajo el título Ortega en “FARC-gate”, la noticia de que el periódico español El País reveló la semana pasada que “el presidente Daniel Ortega ofreció supuestamente armamento a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más cruel y antigua del continente…” Y agregó la información que “según una serie de reportajes basados en los correos electrónicos de ‘Raúl Reyes’ —segundo jefe de la guerrilla colombiana, asesinado por Colombia el 1 de marzo pasado en Ecuador—, Ortega le hizo saber en febrero pasado mediante Chávez a los guerrilleros que les iban a ‘enviar unas caucheras viejitas’ (fusiles según la clave de la guerrilla) que tenía guardadas por allí, y que él sabía que todavía estaban funcionando”.

El presidente Daniel Ortega debe aclarar esta situación. Aún en el caso de que las tales “caucheras viejitas” fuesen fusiles antiguos que las instituciones armadas de Nicaragua ya no usen, dárselos a las FARC sería una asociación ilícita para delinquir con esta organización criminal que la comunidad internacional tiene catalogada como terrorista , y un acto de agresión contra otro Estado legítimamente constituido. Y peor sería el caso si entre las “caucheras viejitas” se incluyera a los antiguos misiles soviéticos de tierra-aire conocidos como Sam-7, que el gobierno de la antigua y fenecida URSS dio al gobierno sandinista de los años ochenta, y los cuales no por viejos son inservibles. Por el contrario, esos cohetes Sam-7 pueden derribar aeronaves comerciales y aún aviones de combate, y por eso es que el Gobierno de Estados Unidos ha insistido en que deben ser eliminados por completo de los arsenales de Nicaragua .

El problema, para el presidente Daniel Ortega, es que por los antecedentes de sus relaciones con las FARC hay razón para creer en la veracidad de esa información que divulgó el diario El País de España. Y al respecto cabe señalar que en la misma información de LA PRENSA que fue publicada ayer, se recuerda que: “La amistad de Ortega con la guerrilla colombiana se origina antes de 1979, cuando los sandinistas conspiraban para botar a la dictadura de los Somoza. Pero esa amistad se solidificó cuando el secretario general del FSLN condecoró a Manuel Marulanda, alias ‘Tirofijo’, el jefe supremo de las FARC, en San Vicente del Caguán, Colombia, en 1999. Cortesía entre amigos, las FARC fueron de los primeros que felicitaron a Ortega después de su reelección en 2006”.

En realidad, si el presidente Ortega ha reconocido públicamente a los cabecillas de las FARC como sus hermanos de lucha, y la muerte en territorio ecuatoriano del segundo jefe de esa organización criminal, a manos de fuerzas militares colombianas, le causó mucho sentimiento de indignación y dolor, entonces no sería raro que el gobernante nicaragüense quisiera expresarle a las fuerzas subversivas de Colombia no sólo solidaridad moral sino también respaldo material, económico o militar.

Por otro lado, en una investigación periodística que hizo el Grupo de Diarios América (GDA), una asociación en la que participan periódicos de mucho prestigio, como La Nación, de Buenos Aires, se informa que las FARC han articulado una extensa red de apoyo y de acción internacional que opera en por lo menos siete países de América. En esa red internacional participan unos 400 grupos de todo tipo, legales, ilegales y clandestinos, que van desde partidos políticos y organismos supuestamente defensores de derechos humanos, hasta bandas delictivas que se dedican al tráfico de armas y el lavado de dinero. “Perú y Brasil les sirven de cantera de milicianos, armas y coca; Ecuador, de bastión financiero y de refugio, y Venezuela, Costa Rica y México, de ‘lavandería’ de narcodólares y apoyo ideológico”, se dice en la investigación. Y agrega: “Si bien están acorraladas militarmente en su país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pueden presentar su fortalecimiento en el exterior como el gran triunfo de los últimos cinco años”.

Al parecer hay fuerzas tenebrosas que quieren convertir a las FARC en una organización subversiva internacional, como la que en los años sesenta del siglo pasado trató de organizar el Che Guevara bajo la consigna de “crear dos, muchos Vietnam”.Y quizás por eso es que el Presidente venezolano Hugo Chávez la ha proclamado de nuevo, después que quedaron en evidencia sus nexos con las FARC.

Editorial
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