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El terrorismo y sus efectos

PARÍS.— Los avances, pausas y retrocesos en la Unión Europea, las provocativas salidas de tono de los gemelos polacos, la consolidación como líder continental del flamante presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la puesta en marcha de su gobierno de derecha al que le ha introducido varios ministros de izquierda —al igual que Lula en Brasil […]

PARÍS.— Los avances, pausas y retrocesos en la Unión Europea, las provocativas salidas de tono de los gemelos polacos, la consolidación como líder continental del flamante presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la puesta en marcha de su gobierno de derecha al que le ha introducido varios ministros de izquierda —al igual que Lula en Brasil pero al revés— han pasado a segundo lugar ante las acciones y atentados terroristas de los últimos días de junio y los primeros de julio.

Los terroristas se ganan los titulares; aquí en Europa y en todo el mundo.

Matan en forma indiscriminada en pos de su propósito de generar pánico y terror y, lamentablemente, a veces lo consiguen. No por el miedo que provocan en la gente, sino por la corta o unilateral visión de los dirigentes, por su falta de estatura y en casos por el ánimo de algunos de sacarle partido a esos luctuosos hechos utilizándolos con fines electorales.

El 9/11 le ha costado a los EE.UU. la guerra en Irak, con un saldo negativo en muertes y recursos mucho mayores que el desastre de las Torres Gemelas, a lo que deben sumar que en materia de imagen, influencia y prestigio la pérdida ha sido aún más tremenda.

El 11M en España le costó el gobierno al Partido Popular de José María Aznar. A éste, que trató de capitalizar el hecho atribuyéndoselo a la ETA, sobre lo que aún hoy insisten, le salió mal la jugada. Diferente en cambio fue la reacción de los británicos respecto a 7 J, que los unió al tiempo que fortaleció la bastante alicaída figura del entonces Primer Ministro Tony Blair .

En estos días parece que en Europa la historia se repite. Trece españoles han sido víctimas de atentados terroristas en el Líbano y en Yemen, mientra en Londres y Glasgow lograron abortar acciones terroristas, que de haberse concretado hubieran tenido un terrible costo en vidas humanas.

Los efectos en uno y otro país han sido distintos. Mientras en España esos hechos acentuaron y alimentaron las divisiones políticas, en Gran Bretaña favorecieron la unidad y fortalecieron al gobierno laborista de Gordon Brown, que en esas horas debutaba como tal.

En España durante el debate sobre “ el estado de la nación” el ámbito legislativo se transformó en un campo de batalla con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero por un lado y el líder del PP, Mariano Rajoy por el otro, en el cual ambos trataron de sacar el mejor partido teniendo como tema central el terrorismo. Se dejaron de lado, por ejemplo, temas como el consumo de droga, pese a ser España el mayor consumidor per cápita del mundo.

Ninguno miró más allá de sus objetivos políticos partidarios y las elecciones del próximo año, las que Rajoy trató sin éxito que fueran adelantadas.

La posición del PP, no muy responsable según los analistas, ayudó a Zapatero, aunque los hechos terroristas no avalaron su política antinorteamericana ni sus genuflexiones ante el Islam. Como señaló La Vanguardia algunos planos emocionales de la política zapaterista quedaron debilitados por los hechos del Líbano y de Yemen los que desmontan “totalmente la idea de una España al abrigo del terrorismo islámico tras la vistosa retirada de las tropas enviadas por el gobierno Aznar al avispero de Irak”.

En Londres, en tanto, el líder conservador David Cameron alabó la respuesta “firme pero tranquila del Gobierno en la última crisis terrorista”. Esta respuesta fue muy clara: “el Reino Unido no se va a dejar intimidar, y con la unidad y el esfuerzo de todos conseguiremos derrotar al enemigo”, según afirmó la flamante ministra del Interior inglesa, Jacqui Smith.

Para que no queden dudas el primer ministro Brown, favorecido con una subida en las encuestas de opinión, descartó fijar un “calendario” para la retirada de las tropas de Irak. “Sería equivocado fijar un calendario en ese punto”, dijo Brown, cuyo mensaje para el terrorismo fue muy preciso: “estaremos vigilantes y nunca nos rendiremos”.

Sin duda para vencer al terrorismo hay un solo camino y es el que marca Gordon Brown y no los otros.

Periodista uruguayo

Internacionales

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