- Mucha fuerza en sus brazos y piernas, vencer su miedo a las alturas y valor para tirarse fue lo que necesitaron los concursantes de Desafío X-Treme, en el cuarto reto de esta temporada que fue un ¡descenso mortal!
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No hay duda, los diez concursantes de Desafío X-Treme —concurso intercolegial organizado por el suplemento juvenil Aquí Entre Nos, del Diario LA PRENSA— bajaron a todos los Santos del cielo, durante el cuarto desafío de esta temporada: Rapel.
Una de ellas fue Gema Soto, del Colegio Angloamericano, quien al estar sostenida por una cuerda y un par de arneses en la cima del Salto de La Estanzuela, dijo: “¡Ay Dios mío… qué alto que se ve desde aquí arriba”, mientras observaba un descenso de aproximadamente 45 metros de altura.
El Salto de La Estanzuela, ubicado en el Diamante de Las Segovias, a unos 20 minutos de la ciudad de Estelí y a 140 kilómetros de Managua.
Listos y preparados
A las 11:00 a.m. las cinco parejas ya estaban listas para realizar rapel. Este deporte consiste en descender montañas o barrancos muy altos, usando equipos de montañismo, mucha concentración y la fuerza de brazos y piernas.
Mientras Rodrigo Portocarrero, experto en rapel, en conjunto con su compañero Alfonso García, preparaba el equipo y daban algunas orientaciones, las piernas y manos de algunos competidores temblaban.
La forma de bajar sería por medio de orden alfabético, los primeros serían los concursantes del Angloamericano, seguido del Pierre y Marie Curie, Mont Berkeley, Notre Dame y por último el Saint Dominique.
Gritos, aplausos y mensajes de ánimo no faltaron en esta competencia, tanto por parte de familiares y amigos, como entre los mismos jóvenes extremos, quienes estaban muy contentos de haber podido vencer su pánico a las alturas.
Una experiencia inolvidable
“Esta fue una súper experiencia, ya que bajas con la presión del tiempo. Estoy seguro que si tuviera la oportunidad de lanzarme de nuevo a esta aventura, lo volvería a hacer, porque fue único”, dijo Claudio Kuhnekath, del Pierre y Marie Curie.
Para Scarleth Guadamuz, del Mont Berkeley, esta ha sido la competencia más extrema que han realizado, dice que cuando ya recorres la mitad del camino el miedo desaparece. Esa misma idea comparte Marta Fernández del Saint Dominique, quien expresó sentirse feliz por lograr bajar, ya que estaba muy asustada.
Nervios a flor de piel
Los padres de familia estaban muy nerviosos al ver cómo sus hijos descendían esos 45 metros. “Fue una competencia excitante, muy emocionante, pero a la vez tenebrosa, pensaba que le podía pasar algo a mi hijo cuando bajaba, pero debido a las medidas de seguridad que habían todo salió bien gracias a Dios”, dijo la señora Hazle de Cuadra, mamá de Mario Cuadra, del Saint Dominique.
El señor Francisco Soto, papá de Gema Soto del Angloamericano, expresó que sí hubo un poco de miedo, pero él sabía que estos jóvenes son bien aventados y que todo saldría bien.
Voz experta
Los expertos en rapel dijeron que la competencia en lo general fue muy buena, ya que ningún equipo participante se ha hecho para atrás.
Según Portocarrero y García, esta ha sido la temporada donde los competidores son más aventados que los de las dos temporadas anteriores. Agregaron que en técnica el mejor del desafío, según su criterio, fue Claudio Kuhnekath, del Pierre y Marie Curie.
A las 3:00 de la tarde los jóvenes extremos regresaron a sus hogares en Expresos Vagabundos, muchos a contar todo lo ocurrido y otros a descansar. Este viernes lea más a fondo en el suplemento Aquí Entre Nos todo lo ocurrido en esta competencia, donde hubo de todo, desde quienes se atacaron a llorar por el miedo a descender, hasta los lesionados.