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Rosendo álvarez conecta un jaB al colombiano Antonio “Beibis” Mendoza.

Sombra de Rosendo

El “Beibis” naufraga en una pelea monótona Edgard TijerinoEnviado Especial/ Nueva York Saliendo de ese miedo horrible de sentirse solo en las tinieblas, después de haber perdido el cinturón en la báscula, Rosendo Álvarez consiguió suficiente aliento, aunque no energía y determinación, para derrotar por decisión dividida al colombiano Antonio “Beibis” Mendoza. Con el estímulo […]

  • El “Beibis” naufraga en una pelea monótona

Edgard TijerinoEnviado Especial/ Nueva York

Saliendo de ese miedo horrible de sentirse solo en las tinieblas, después de haber perdido el cinturón en la báscula, Rosendo Álvarez consiguió suficiente aliento, aunque no energía y determinación, para derrotar por decisión dividida al colombiano Antonio “Beibis” Mendoza.

Con el estímulo carcomido bruscamente, pero peleando con el corazón en los dientes, Rosendo se despidió de las 108 libras, persiguiendo como premio “un bistec urgentemente”, como explica ese gran escritor que es Jack London, en uno de sus cuentos más dramáticos.

Fue un combate monótono, lento y sin claridad, aproximándose constantemente al aburrimiento. Se esperaba una mayor agresividad por parte de Mendoza, buscando una corona que en cierta ocasión, en el ring del Hotel París, ganó casualmente frente a Rosendo por descalificación.

Exprimido físicamente mientras intentaba infructuosamente hacer el peso de la categoría, y demolido psíquicamente por la pérdida del título y la terrible incertidumbre que rodeó el combate hasta en horas de la tarde, Rosendo fue apenas una sombra del peleador agresivo y destructor que tantas veces nos bañó de emoción y nos sacudió con sus impresionantes descargas.

En algunos momentos, me pareció verlo gritándonos como la noche del jueves: “No doy más. Aquí estoy todo. Dispénsenme, pero es el máximo esfuerzo que puedo hacer”.

No realizó una demostración con ribetes heroicos como la que nos levantó de las butacas contra Ricardo “Finito” López en noviembre de 1998 en el Hilton de Las Vegas, porque en esta ocasión, su desgaste fue mayor, y su cuerpo, naturalmente, ha perdido vigor seis años después.

Sin embargo, se entregó de lleno como siempre, aunque para el espectáculo se quedó corto.

“Tengo que ganar a como sea. Esa es mi opción de sobrevivencia”, había dicho a su esposa Anita, fuerte en la adversidad, confiando una vez más en que Rosendo podría salir del hoyo contra viento y marea.

Y fue así como, pese a sentir su alma herida y las esperanzas sangrantes, estuvo avanzando y disparando, sin la precisión y la fortaleza que lo caracterizaron en sus grandes momentos, sin acercarse a aquel púgil brioso, certero y poderoso que trazaba una geometría criminal entre las cuerdas, pero con una insistencia llamativa, impidiendo que el “Beibis”, poco ambicioso y sin méritos para heredar esa corona, se estableciera en el ring.

ACCIÓN FRÍA

La pelea de anoche fue fría para el público, pero no para nosotros, conscientes del sufrimiento, del calor y del esfuerzo que Rosendo Álvarez estaba haciendo, superando la pesadez de sus piernas y el difícil flujo de la sangre por las arterias.

“Tengo que ganar. A como sea, tengo que ganar”, dijo Rosendo en el Hotel Pensilvania, y lo logró, cerrando fuerte, aún siendo sólo una sombra de lo que ha sido y hemos visto.

El juez Flaherty votó 115-113 a favor de Rosendo, en tanto, Screck vio ganar al “Beibis” 115-113 y Feldman inclinó la balanza del lado de Rosendo 116-112.

Con el resultado de anoche, Rosendo mejoró su palmarés a 33-2-2, con 20 nocauts. Mientras el colombiano quedó con 30 victorias y 3 derrotas ante Álvarez.

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