Edgard Rodríguez C.
Para quienes nos gusta algo más que el resultado de un partido, la actual Serie Final de beisbol está situando la realidad a la par de las expectativas.
Ha sido una serie de altura.
Cada año, un equipo será campeón. Lo difícil es jugar bien. Y tanto San Fernando como Chinandega lo están haciendo.
Ha sido una serie para todos los gustos.
Para quienes admiran el pitcheo, Franklin Sánchez ofreció una joya el miércoles. Y tanto Chico Rayo como Asdrudes Flores no se quedan atrás.
Si prefiere los bambinazos, el de Stanley Loáisiga no ha caído, y al igual que el de Justo Rivas estuvo revestido de todo el dramatismo posible.
Si aprecia las jugadas defensivas, sólo en el partido del jueves hubo dos tipo Grandes Ligas ejecutadas por los fildeadores del San Fernando.
Humberto Macías se lanzó de aire y capturó un batazo extraviado de Freddy Chévez en el jardín izquierdo, casi a ras del piso.
Renato Morales fue tras un toque de aire que salió a territorio de foul, conectado por Héctor Lagos, y se llevó las palmas por su precisión y tenacidad.
¿Y los mánagers? También han realizado un buen trabajo. Lo único penoso fue que en el San Fernando no hubo control de las entradas al montículo.
Eso les obligó a retirar a Enrique Salgado en el tercer partido.
Por lo demás, han tomado buenas decisiones, sobre todo administrando el pitcheo, la parte más delicada del juego y donde se nota más su influencia.
En el aspecto técnico, Davis Hodgson, junto a su propia experiencia, tiene a un señor staff de asesores, encabezados por Pedro Torres y Antonio Jiménez.
Omar Cisneros está menos protegido, pero es valiente y sagaz. Es un gran competidor y está empeñado en restituir su imagen y probar su eficacia como timonel.
¿Qué lo esencial es ganar? Claro, pero hay gente que no está tan preocupada por quién se impondrá, sino cómo lo harán.
Y después de tres emotivos encuentros, la Final ha estado en buenas manos. Ya veremos qué son capaces de ofrecer en los restantes desafíos.