Tomado del Diario Esto
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Burgos acepta
Tomado del Diario Esto
MÉXICO.- El campeón mundial minimosca de la FIB, el mexicano Víctor Burgos, quien prosigue sus prácticas en el gimnasio Azteca de Tijuana, siente una piedrita en su botín derecho.
El pasado 13 de diciembre, perdió una oportunidad única porque, aunque conservó su faja ante su homólogo de la AMB, el nicaragüense Rosendo Álvarez, no pudo hacerse de otro cinturón, después que ambos terminaron igualados en el ring, en lo que fue una de las mejores peleas de esa noche mágica en Atlantic City.
La batalla fue muy pareja, pero muchos entendidos le dieron una leve ventaja al mexicano, ya que Álvarez se vio lento y el mexicano demostró una gran calidad y técnica. Al parecer, las exigencias del peso afectaron la presentación de Álvarez, quien se refugió detrás de su excelente jab para entonces colocar sus contragolpes, según comenta el colega Ludo Sáenz.
De acuerdo con el editor de www.boxeo.org, Burgos conectó con una impresionante velocidad y pareció ganar la mayoría de los intercambios.
En días pasados, se rumoró sobre la revancha a celebrarse el 20 de marzo, pero todo fue descartado.
Sáenz afirma saber que Don King movió la velada para el 10 de abril en Las Vegas, pero a pesar que ya se concretaron tres combates interesantes (Klitschko-Brewster, Mayorga-Rivera y Spinks-Judah) todavía no se anuncia de forma oficial el Álvarez-Burgos II.
“Estamos a la espera, pero a mí me gustaría el desempate con Álvarez. Quiero acabar con algo que se quedó a medias y obtener el título de la AMB,” declaró Burgos a la página de Fightnews.com en español.
—¿Qué pasará si no logras la revancha con Álvarez?
—Entonces me gustaría defender mi título con el retador oficial (Fahlan Sakreerin), quitarme ese compromiso de encima y pelear con los mejores.
—¿Aprendiste algo de tu combate con Rosendo?
—Claro que sí, cada día se aprende bastante. Rosendo me hizo saber más cosas. Él es un peleador muy sucio y he aprendido bastante de su estilo. Ahora sé cuidarme mejor de aquellos golpes, ya que él en el amarre tiraba golpes para querer sorprenderme. Aprendí a tener mucho cuidado en los ‘clinchs’.