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“Hay muchísimas cosas por hacer en la agricultura”

Durante más de 40 años, el doctor Pedro Ferreira ha estado ligado a la agricultura. Tiene una década de estar involucrado en las realidades de Centroamérica, lo que le ha llevado a mejorar la investigación de los ecosistemas naturales que ayuden a mejorar la competitividad del istmo. Gabriel Sánchez [email protected] Sólo habían pasado dos horas […]

  • Durante más de 40 años, el doctor Pedro Ferreira ha estado ligado a la agricultura. Tiene una década de estar involucrado en las realidades de Centroamérica, lo que le ha llevado a mejorar la investigación de los ecosistemas naturales que ayuden a mejorar la competitividad del istmo.

Gabriel Sánchez [email protected]

Sólo habían pasado dos horas desde que bajó del avión. Su agenda era apretada y en un par de horas más tenía que estar a 90 kilómetros de Managua, en León, donde las actividades de celebración del 30 aniversario del CATIE, el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, empezarían.

Pedro Ferreira Rossi, un uruguayo de 60 años, dejó a un lado el protocolo y en cuanto entró al lugar donde se realizó esta entrevista lo primero que hizo fue tirar la chaqueta en la silla, arremangarse la camisa hasta a la mitad de los brazos y poner los codos en la mesa, para de inmediato romper el hielo.

Estamos frente a un profesional que ha dedicado casi el 80 por ciento de su vida a los temas de agricultura, cuyo empeño ha sido buscar cómo los países que no cuentan con recursos millonarios para desarrollar su agricultura lo hagan, identificando sus oportunidades y potenciándolas.

Al hablar de los desafíos de la agricultura en Centroamérica, aprovechó para opinar sobre las oportunidades y amenazas que se tienen frente al Cafta, el acuerdo comercial que se negocia con Estados Unidos.

La entrevista fue relativamente corta, pero muy clara, porque de todo el análisis hecho convence de algo: Que la única forma de salvar la agricultura es potenciando las oportunidades de producción que cada país de la región tiene y que en la mayoría de los casos aún no se han identificado.

Su país natal goza de cuatro estaciones climáticas, Centroamérica es una región tropical, ¿qué dificultades representó su adaptación profesional?

Bueno le cuento que llevo más años fuera de mi país que dentro de él. En todos esos años he pasado Brasil y Centroamérica donde las características geográficas hacen que se goce del clima tropical. También he trabajado en los temas de agricultura tropical, principalmente, es cierto que traigo el bagaje del clima templado, pero eso me ha permitido reconocer las diferencias y los desafíos que hay en las agriculturas del trópico, lo cual es muy importante a la hora de buscar procedimientos tecnológicos para adaptarlos a países como Nicaragua o Costa Rica donde está la sede del CATIE.

Pero hay algo interesante, en las agriculturas templadas uno puede importar tecnologías de los países fríos y se pueden implantarlas en el país y con suerte se adaptarán bien. En países como los latinoamericanos la tecnología tiene que inventarse y por eso es tan importante la investigación y los trabajos de algunas instituciones como CATIE, el INTA o universidades que tienen programas agrícolas y eso nos lleva a una conclusión:

No podemos aprender del mundo desarrollado porque nuestro clima, nuestro ecosistema, nuestros problemas de plagas son diferentes, por eso los desafíos que tenemos en los suelos por culpa de la erosión, la precipitación y otras cosas nos hace que tengamos que reinventar la agricultura en el trópico.

¿Cómo es que se introduce en el tema de la agricultura, pero más que eso, en qué momento usted se empieza a enamorar de todo este mundo?

(En este momento cambia el semblante serio y analítico por una tímida sonrisa. Alza sus ojos celestes como viendo al cielo y poco a poco se le iluminan de un brillo vivaz y contesta sin titubear) Inicialmente fue a través de mi profesión que empiezo a trabajar en el área de la estadística. Mi primer trabajo fue de asistente en la escuela de Agronomía donde me fui diluyendo poco a poco a esos temas, en mis horas como profesor y consultor agronómico. A través de las investigaciones y publicaciones que hacía fui descubriendo un nuevo campo completamente fascinante y aquí estoy.

Cuando llega a Centroamérica ¿cuál es el panorama agrícola que encuentra?

Mi idea inicial al venir a Centroamérica se sigue manteniendo aún: Hay mucho por hacer. En particular esto tiene que ver con la definición que le daba anteriormente, el trópico tiene unos desafíos diferentes que los países templados y desarrollados, por lo que el esfuerzo que debemos hacer es descubrir nuestros recursos y nuestra diversidad poniéndola a trabajar en una forma mucho mayor.

Eso en parte implica las fricciones y problemas que tenemos cuando queremos negociar el tratado de libre comercio, como el que se negocia entre Estados Unidos y Centroamérica, o cuando queremos competir con las agriculturas desarrolladas, con las que queremos comerciar.

Realmente nuestros países tienen muchos recursos que todavía están por desarrollarse y de hecho queremos hacer numerosos intentos por lograrlo.

¿Es posible decir que la cantidad de recursos con los que cuenta la región para aprovechar e identificar sus oportunidades son limitados?

Tenemos que tener mucho cuidado en la protección de los recursos del trópico, pero tenemos que buscar un uso responsable y eficiente de los mismos, a través de una industrialización que permita colocarlos en los mercados. Hace pocos días estaba en mi casa en Costa Rica, donde recibí la visita de un consultor filipino. Me trajo de regalo una bolsa de mango seco de su país, pero a los trozos del fruto secados al sol, se les agregó productos químicos para preservarlos. Ese es un producto delicioso que se puede desarrollar en Nicaragua o en Costa Rica, pero no lo hacemos y como eso hay muchas cosas que faltan aprender.

Por ejemplo en el restaurante del CATIE servimos una sopa de pijibaye (un fruto dátil) que debería estar en el mercado internacional, pero no se ha hecho. Hay flores tropicales también que no se les ha creado las condiciones para que se comercialicen.

¿A qué cree usted que se debe?

Creo que se debe al hecho que somos países jóvenes. Somos el nuevo mundo y eso tiene un peso. Nuestra agricultura por un lado y por el otro el pleito con los gigantes, con los países que tienen una historia más antigua que la nuestra. Países que vienen desarrollando sus pocos recursos desde hace mucho tiempo y que cuentan con capitales para hacer las inversiones necesarias.

Han competido con los otros países y los están convenciendo por consumir cosas que ellos producen, entonces en vez de continuar consumiendo los mangos nuestros de repente estamos consumiendo kiwi que viene de Nueva Zelanda.

Por eso creo que hay un esfuerzo que realizar. Que no es fácil, de convertir este bebé, que es la agricultura de nuestros países en un joven, para que llegue a ser un hombre maduro y luego un adulto. Y sin duda los gobiernos, las instituciones de investigación de desarrollo y de extensión, tenemos que realizar ese esfuerzo.

¿Cuáles serían las cosas que quedan por hacer en materia agrícola?

Hay muchísimas cosas por hacer en todos los derivados de la agricultura, la empresarialidad, la industrialización. A mí me sorprende cuando uno va a Europa y ve por la calidad de algunas industrias, como la del sector lácteo, la industria quesera en países como Holanda o Suiza, nosotros no tenemos nada que se le parezca y no es porque no haya buena leche o falte potencial, eso pasa más bien por la carencia de conocimientos y desarrollo industrial. De una conciencia y cultura de emplear estos recursos que no se van a adquirir de la noche a la mañana pero se pueden tener. Tiene que ver con cultura, con educación, tiene que ver con valorización de lo que es nuestro, primero hacerlo interno y luego externo.

¿Pero también tiene que ver con los niveles de pobreza?

Por supuesto. Estamos compitiendo con gigantes del desarrollo y la conservación de nuestra personalidad y de nuestra individualidad, del conocimiento local, es una lucha difícil de hacer, pero tenemos que hacerla.

¿Cómo pueden crecer los países pobres si se sigue con la política del consumo que inició con la apertura al libre comercio?

No tengo ninguna receta mágica, pero creo que poco a poco los países deben encontrar y descubrir sus propios recursos, incluso también con capital extranjero porque los recursos del trópico son sumamente valiosos, pero hay que hacer una defensa de ellos y seguir con nuestros propios medios investigándolos y poniéndolos en manos del dominio público para que la gente los pueda apreciar, pero a como decía: los recursos genéticos tropicales, recursos de la biodiversidad los tenemos que defender, aunque hay cosas que no tienen que ver con esto a las cuales debemos darle la misma protección y ese es el caso del medio ambiente.

Hay una frase bonita que el Ministro del Ambiente de Costa Rica sostiene que “una rana vale más que una vaca”. Uno se pregunta ¿por qué?, pero uno logra la conciencia de la imagen ambiental con eso y se obtienen resultados como un ingreso anual de 1,500 millones de dólares por la entrada de turistas que valoran la ecología también.

¿Pero qué papel juegan en todo este asunto la parte legal y la política?

Sin duda alguna la modernización del marco político y legal es de suma importancia. La educación de la población, el fortalecimiento de las instituciones y la tecnología son importantes, pero deben funcionar como un complejo, que crece de forma holística para que la valorización de los recursos pueda darse en una sola dimensión. Este complejo es importante que se necesita para llegar al desarrollo.

¿Cree que hay avances o rezagos en cuanto al desarrollo tecnológico en la región centroamericana?

Creo que hay mucho rezago y algún avance en el marco de políticas ambientales. A nivel mundial hay mucha más conciencia que se ha logrado a través de los acuerdos y las convenciones después del 1992, tras la convención en Río de Janeiro. Se han hecho compromisos ante una realidad mundial y hay financiamiento para insertarse y tomar medidas adecuadas en esta área.

¿Qué pasa con la educación técnica, es fundamental en ese sentido o no?

Es fundamental en los diferentes niveles de nuestra sociedad. La educación a todos los niveles en nuestros países es necesaria, basta con comparar los índices educativos con los del analfabetismo de los países desarrollados para darnos cuenta que existen diferencias y vacíos grandes. Así como también con los países asiáticos, por lo que si no buscamos la educación de los pueblos difícilmente saldremos del subdesarrollo.

LA AGRICULTURA Y EL CAFTA

Para el Director del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Pedro Ferreira, los tratados comerciales son un tema complejo.

“En México (con el Nafta) los resultados e impactos en la parte agrícola no han sido nada positivos, pero en otros aspectos sí han sido tangibles como lo es la atracción de inversiones. Pero hay que ver que se está negociando con agriculturas subsidiadas, pero hay oportunidades con productos que no se producen en Estados Unidos”.

Recomendó que no nos podemos dejar llevar por una negociación ciega que va a traer aspectos negativos. “Tiene que ser inteligente. Confío que haya responsabilidad por parte de los Estados Unidos, porque países como los de Centroamérica responden a las exportaciones y si esto se bloquea los niveles de pobreza pueden agravarse más”.

Considera que no será fácil levantar los subsidios, porque a su juicio hay mucha gente que en Estados Unidos y Europa depende de éstos, por lo que se deberá tal vez buscar alternativas para sustituirlos en diferentes formas de apoyo.

“Me parece que en el futuro la sociedad tendrá un flujo de capital del sector industrial al sector ambiental, y de éste al agrícola que ayudará a mantenerlo, por ejemplo cuando hablamos del pago a servicios ambientales, hablamos que se debe hacer algo para que no se destruyan los bosques”.

Piensa que ante todo hay que repensar el futuro agrícola, “no sólo en nuestros países, sino en todo el mundo, pero posición tan privilegiada que tienen los productores de los países gigantes no es la mejor”.

Además propone negociar mecanismos para que haya diferencia de precios entre un producto importado y uno nacional, para que se potencie y se favorezca a algunos sectores locales, para cambiarlos, para lograr que sean más competitivos. “Creo que hace falta innovación e inteligencia”.

SU VIDA

Pedro Ferreira Rossi, nació en Montevideo, Uruguay, en 1943. Estudió inicialmente ingeniería industrial, pero siendo estudiante se involucró en la Escuela de Agronomía de su país donde trabajó durant

Economía

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