Edgard Rodríguez C. [email protected]
El que pega siempre tiene opciones. Pero para pegar hay que arrimarse al oponente, entrar a la zona de fuego, recibir, asimilar y tratar de encajar el golpe que permita la victoria.
¿Podrá hacer todo eso Ricardo Mayorga ante Vernon Forrest?
Mayorga lo cree y eso es un buen punto de partida. No es posible el triunfo si no hay confianza en tus habilidades. La dificultad con Forrest, es que para vencerlo se necesita algo más que eso. Es necesario cierto orden en el planteamiento y ahí flaquea el nica.
Ricardo ha probado ser valiente, temerario y fuerte, pero aún no disipa las dudas en cuanto a su capacidad para asimilar el golpeo adversario, su disciplina para seguir una estrategia y su visión para aplicar las variantes que el momento exija. Lo suyo es pegar.
Disponer de una pegada como la de Mayorga es fabuloso. Eso fue el fundamento en la carrera de Rocky Marciano, le permitió a Alexis Argüello sacar de las brasas su éxito ante Rubén Olivares y a Julio César Chávez ante Pernell Whitaker. Pero todos ellos tenían algo más.
Marciano resistía como un yunque, Argüello disponía de un jab que no sólo le era útil para abrir fuego, sino también para frenar y hasta noquear, mientras que Chávez al arrasar con lo mejor de su época, despejó todo tipo de incógnitas en cuanto a su capacidad para resistir.
No se puede ser temible ofensivamente, si no se dispone de una buena defensa y quizá el fútbol grafique mejor esta situación. Incluso, con Mike Tyson, un boxeador de vocación ofensiva, no descubrimos sus debilidades, sino hasta que Evander Holyfield se le paró y le boxeó.
¿Está Mayorga vacunado contra eso? No lo sabemos, pero va frente a un rival muy difícil, que además viene de ser considerado el mejor del año pasado. Forrest tiene un balance perfecto de 35-0, con 26 nocáuts, contra un respetable 24-3-1 del púgil nacido en Granada.
No sé si habrá algún nicaragüense que desee ver perder a Mayorga. No lo creo. Sin embargo, el sentimiento de solidaridad con él o la simpatía, que a veces nos muestra en grandes las virtudes y oculta los defectos, no nos debe llevar hacia un fanatismo irreflexivo.
Quizá lo esencial, es que el tipo está dispuesto a jugárselo todo, porque una victoria lo llevará a la cima, pero una derrota lo saca de circulación.