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Don Ricardo Espinoza mientras aliña la producción obtenida durante el día para posteriormente acopiarla.

Otra forma de “subsistir” de la pesca artesanal

Martha Danelia Corea [email protected] Ricardo Espinosa no es pescador ni dueño de acopio, pero trabaja para una empresa que le suministró los equipos necesarios para instalar un acopio en Puerto Sandino. Para “ganarse la vida” Espinosa contrata a varios pescadores, quienes a su vez alquilan lanchas y demás aperos de pesca; estos pescadores salen muy […]

Martha Danelia Corea [email protected]

Ricardo Espinosa no es pescador ni dueño de acopio, pero trabaja para una empresa que le suministró los equipos necesarios para instalar un acopio en Puerto Sandino.

Para “ganarse la vida” Espinosa contrata a varios pescadores, quienes a su vez alquilan lanchas y demás aperos de pesca; estos pescadores salen muy temprano rumbo a alta mar y lo que capturan se lo entregan a Espinosa, quien va acopiando el producto para luego entregárselo a la empresa para la cual trabaja.

“Es por esfuerzo propio que trabajamos. Aquí no tenemos ninguna cooperativa, nadie que nos ayude, yo por lo menos soy acopiador y mi patrón es una persona que trae trasmallo. Yo agarro el pescado que trae el pescador, lo enhielo y cuando llega mi patrón se lo lleva a la empresa Nicafish. Estos equipos son de la empresa, ella nos lo presta y nosotros nos encargamos de recoger el pescado”, manifiesta Espinosa, quien logra acopiar hasta cinco quintales de pescado cada cuatro días.

“Nosotros lo pagamos a siete córdobas la libra (al pescador) y lo entregamos (a la empresa) a nueve córdobas la libra. Significa que nosotros ganamos dos córdobas por libra, a eso se le deduce el viático que me dan semanal, mi pago, y el combustible, el hielo, que lo paga la empresa y nosotros se lo damos al pescador para que nos garantice la sostenibilidad del pescado”, agrega Espinosa.

Marvin José Vílchez Moreno es otro lugareño que realiza la misma actividad de Espinosa. “Pesquita hay, el problema es que los precios están bajos y las ventas malas. El pargo nos lo pagan a 12 córdobas. Los pescadores le venden al acopio y el acopio lo distribuye para el mercado”, se queja Vílchez.

Existe otro grupo que vive de la pesca artesanal y son los “pescadores contratados” por el dueño del acopio, estos contratados tienen que costearse el gasto del combustible y demás gastos de operación, lo cual se lo deducen de la producción que entregan y según manifestaron pueden ganar entre 400 y 500 córdobas semanales cada uno.

En algunos casos, estos “contratados” no tienen equipos de pesca, entonces las lanchas y motores son suministradas por personas que no viven de esta actividad, pero que les cobran un porcentaje por el alquiler del equipo; aunque existen otros que sí tienen sus equipos. En ambos casos, la producción es vendida al acopio y con lo que obtienen tratan de subsistir.  

Economía

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