Dedicado a: mi Madre María Luisa Pérez
A través del tiempo y las experiencias, de lo olvidado y lo que se debe
recordar, encuentro además de todo otros argumentos
para decir lo que pienso.
De todas las lecciones, he aprendido la más
importante, descubrí que no sólo el 30 de mayo
es Día de las Madres, por qué limitar un día a la
mujer que merece méritos y trato justo, a la mujer que con los años
ineludiblemente su cuerpo se transforma,
a quien se vuelven maquillaje sus
arrugas y se vuelven canos sus cabellos.
Aquella mujer que en su vientre me dio asilo y alimento nueve meses;
que sintió dolor al parirme y alegría al tenerme por primera vez
en sus brazos, a la que con tantas noches de desvelo cuidó mis sueños,
y con su pecho me daba vida. A aquella anciana incansable
que con una máquina de coser forma poco a poco mi
futuro para que algún día yo pueda realizar mis metas y ella se
enorgullezca de mí, y ella no espera nada a cambio más que
simplemente eso, darle orgullo.
Mis logros son suyos. He descubierto que no es la mujer perfecta,
ni la mejor madre de todas, pero es mi madre y eso
nadie lo puede cambiar; podrán fallarme todos, menos ella.
Ahora comprendo que a una madre se le rinde homenaje
en vida, de qué vale llorar al lado de un ataúd, de
qué vale arrepentirse cuando ya sus ojos se cerrarán para
la eternidad, de qué vale reconocer que era buena, que te
quiso tanto y no te diste cuenta, por eso mismo digo
que a las madres se les celebra todos los días.
Y a ti mamá perdóname por no decirte un te quiero
todos los días, soy cobarde, pero hoy te digo
“te quiero mucho mamá”.
Mayling Rebeca Sánchez Pérez