R. de Jesús U. [email protected]
Desde que el comandan-te Daniel Ortega, Secretario General del FSLN, anunció que participaría en las elecciones internas del partido que se celebran hoy, no he podido dejar de pensar en ello. No dejo de asombrarme con qué desfachatez el Comandante Ortega se autoproclama como la única persona dentro de las filas del FSLN que posee (según él) la capacidad, la trayectoria, el liderazgo, etc., para representarnos en las elecciones presidenciales de noviembre próximo y honrar la memoria de los miles de héroes y mártires que ofrendaron su vida por la Revolución; militantes sandinistas que dieron su vida por el partido y de los que ni siquiera se acuerda.
Nadie niega el arrastre que tiene en la población sandinista y no sandinista a la hora de los actos políticos, porque es uno de los que se atreve a decirle públicamente a este gobierno corrupto sus “cuatro verdades”, pero hasta ahí llega; otra cosa es ser candidato a la Presidencia. Pero, para ser candidato a la Presidencia de la República por el FSLN primero tiene que aclarar muchas cosas, entre las que todavía está el caso de Zoilamérica Narváez. ¿Será que quiere seguir cobijando su impunidad con la inmunidad que este cargo le conferiría? ¿Acaso quiere “gobernar en paz” para satisfacer su ego? ¿Será acaso que quiere seguir enriqueciéndose?.
¿Hasta cuándo, comandante, tendremos el disgusto de tener al comandante Ortega otra vez tratando de alcanzar la Presidencia por el FSLN? Basta ya. El debería dejar de hacerle daño al Frente Sandinista, ser valiente, enfrentar la realidad, actuar con madurez política y revolucionaria, entender de una vez por todas que las bases ya no confían en él. El debió renunciar a su pre-candidatura y no hacerle sombra a Víctor Hugo y al Dr. Martínez Cuenca.
El comandante Ortega debería quedarse de una vez y para siempre como Secretario General del FSLN, no debió participar en esta Consulta Popular, por Sandino, por Carlos Fonseca, por Silvio Mayorga, por Germán Pomares, por Pedro Arauz Palacios, por lo miles de héroes y mártires que dieron su vida por la Revolución, y sobre todo por los que aún estamos vivos, por el pueblo que necesita a un líder sandinista en quién confiar y, también por él mismo. Aún después de la consulta está a tiempo de hacerlo
* La autora es ex congresista, ex asambleísta y militante sandinista.