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Mis peticiones al Niño Dios

  • La Navidad despierta sentimientos diversos, aunque no necesariamente controversiales. Ni siquiera los no creyentes se pueden evadir de la magia navideña porque el ambiente de fiesta, si no de fe y amor, los embarga inevitablemente. Algunos de esos sentimientos diversos expresan nuestros colaboradores que participan en la Controversia de esta semana sobre la Navidad en el año 2000 después del nacimiento de Jesús.

Violeta Reyes de Padilla

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (Lucas 1, 78-79).

El Niño Jesús baja de nuevo de lo alto y es el Sol que ilumina nuestra existencia. El viene para toda la humanidad pero muchos hombres no querrán recibirlo. Hoy como hace 2,000 años en Belén muchas puertas estarán cerradas y los que no abran las puertas de su corazón dejarán pasar su felicidad pues el único maestro en el arte de amar es Jesús que por amor se hizo niño para enseñarnos el camino al Cielo, el camino de la felicidad verdadera. Otra vez, Niño Jesús, vienes al mundo lleno de amor y quieres entrar en nuestros corazones esperando encontrar las puertas abiertas para poder morar en ellos.

Niño Jesús, todos los años te hago mis peticiones por la Patria y la familia y hoy con más ansias que nunca te ruego las oigas y las concedas pues la familia nicaragüense se está desintegrando y la Patria está en peligro.

Divino Niño, necesitamos con urgencia fuentes de trabajo que constituyen el sustento diario de la familia, donde cada miembro debiera tener un plato de comida. Necesitamos fortalecer la familia que es la primera educadora, base de la sociedad, la que debiera educar a los hijos en el amor erradicando toda violencia. Te pido Niño Jesús que hagas ver a los padres que tienen que ser responsables de los hijos que tienen y que no anden teniendo hijos con todas y en todas partes, ya que esta irresponsabilidad es una de las causas de la pobreza en este país.

A toda la sociedad civil y al Gobierno principalmente, en sus Ministerios de Educación y de la Familia les compete educar en valores que es lo que está faltando en Nicaragua. Es cierto que estamos muy pobres económicamente pero estamos peor en la pobreza moral. La solución no está en cortar vidas, como si fuésemos ganado, sino en educar personas. ¡Nos asusta tanta corrupción! Ejemplo debiera ser para todos, el ahora recién nombrado patrono de los gobernantes y políticos Santo Tomás Moro, el hombre más encumbrado del reino, querido y apreciado por Enrique VIII, Rey de Inglaterra, pero que prefirió perderlo todo: poder, honor, riquezas y hasta la vida antes de fallarle a su conciencia y a su Dios, cuando el rey se desvió. Fue sencillamente coherente con la fe que profesaba. Ahora más que nunca necesitamos hombres y mujeres, políticos, gobernantes, empresarios, educadores, de la talla de Santo Tomás Moro.

Te ruego Niño Dios que despiertes en nuestros políticos, en nuestros líderes y en nuestra juventud el deseo de construir una Patria grande como la soñó Rubén, que despiertes también el deseo de ser hombres y mujeres de bien. Tenemos que imitar a los próceres y hombres probos que forjaron América. Es hora del sacrificio. Es hora de buscar el bienestar de la Patria. Es hora de dejar ambiciones personales y de partidos. Es hora de volver a los valores morales, a la ética, a la justicia, a la honradez. Es hora de buscar el bien común de todos los nicaragüenses. ¡Marchemos hijos de la Patria unidos en un ideal común!.

Señor Jesús, que estos días de fiesta y vacación sirvan para que reflexionemos en nuestro comportamiento pasado y que nos decidamos a rectificar nuestro actuar en el futuro. Recordando a John F. Kennedy, preguntémonos, no lo que puede hacer la Patria por mí, sino lo que yo puedo hacer por la Patria. Como cristianos: ¡servir a mis hermanos nicaragüenses y no querer ser servido o servirnos de ellos!

Te necesitamos, oh Jesús en nuestras vidas, sólo tus enseñanzas llevan a amar, a perdonar, a vencer nuestra soberbia y egoísmos, ayudar a los demás y… a la paz.

Bendice Señor este país y cada uno de sus hijos y concédenos que reine la consistencia moral de vida en todos, la justicia y la paz.  

Editorial
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