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La pantomima del general retirado Humberto Ortega Saavedra, que ha desatado un malestar entre los sandinistas al oponerse a la precandidatura de su hermano Daniel Ortega, no es más que un buen espectáculo a los que ellos están acostumbrados a dar en el gran circo de la política criolla.
Durante la conferencia de prensa del lunes, se vio un aparente Humberto Ortega férreamente opuesto y enviando “mensajes cifrados”, incluso, a su propio hermano. Pero esto no deja de ser un bonito show, pues qué mensaje cifrado tiene que enviarle a su hermano, si puede llamarlo o ir a su casa y decirle que no le conviene la candidatura a la presidencia por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
¡Ah!, pero quizás hay algo interesante. Don Humberto tiene dotes de empresario y aunque Daniel sea su hermano; negocio es negocio y el general retirado seguro que no quiere verse afectado en sus intereses económicos y la estabilidad de sus “negocitos”.
Probablemente esa sea la preocupación de don Humberto Ortega y no el FSLN del que ha sacado mucha rentabilidad, tampoco le preocupa un proyecto de nación para el país, simplemente se trata de preservar sus “negocitos” y su futuro, lo cual no es malo, pero debería ser claro con los militantes del FSLN.
Detrás de cada jugada en el tablero del ajedrez político de Nicaragua, jamás se dejan de mover millones de córdobas o de dólares de los negocios de distintos actores.
Como en toda sociedad, todos necesitan de todos y don Humberto no es la excepción. Su “brinco” público puede ser para levantarle la imagen a su hermano, para dar una apariencia de democratización del partido rojinegro, pueden ser las cosas que ocurran, pero creo que el asunto de fondo es que hay alguna preocupación por sus “negocitos” que pueden salir afectados.
Este alboroto que el general ha desatado obviamente tiene todas las trazas de un plan estratégicamente encaminado a observar reacciones antes que el FSLN decida quiénes conformarán la fórmula de las candidaturas a la presidencia y vicepresidencia. Pero, además, ver también cuál es el comportamiento de otros sectores y personajes y proyectarse como el hombre “lumbrera” de la izquierda convertido en un próspero militar retirado.
El general dijo en una ocasión a LA PRENSA que todo el capital que se le atribuye a él es un mito. Puede ser, quizás, a lo mejor, pero lo cierto es que tiene sus “negocitos” y además, de algo tiene que vivir.
La política y la economía son fenómenos que pasan por sus propios aros. Entonces, puede ser que al general también le preocupe de fondo el hecho que la constituyente esté perdiendo fuerza cada día, pues con el “negocio” de la constituyente, muchos señores saldrían beneficiados y como siempre, el pueblo es el que pagaría los costos.
La Constituyente es un manjar que la voracidad política del FSLN y el PLC siguen deseando.