Hoy más que nunca se requiere de una sanación humana, que solo puede conseguirse uniendo latidos y secando lágrimas. Hemos de hacer familia, en consecuencia, ya que todos estamos en el mismo planeta y vamos hacia el mismo cielo.
Víctor Corcoba Herrero
Por el camino de la vida; como misterio de relación y comunión de mística
Anulemos el potencial bélico, en virtud de la dignidad humana que todos nos merecemos porque sí, propio de una presencia viva en robustecida concordia, que es lo que en realidad nos genera instantes de sosiego.
Mejorar el clima anímico
Fuera poderes insanos que nos desvalorizan, haciéndonos esclavos de sus mentiras, volviéndonos borregos de sus farsas. Ahí está el faro de la cruz de Cristo, para que en medio de la tempestad que nos acorrala, hallemos consuelo.
En saber vivir para los demás se ubica la dicha
Podemos tener diferentes visiones, lenguas y creencias, pero compartimos el mismo linaje, el mismo planeta y los mismos deseos, de no sentirse perdido y de reencontrarse en la certeza. ¡Qué mayor tranquilidad!
Servir al pueblo; no servirse del pueblo
Es hermoso servir con hechos reales, situaciones concretas, favoreciendo la forja de la ciudadanía vinculante y fortaleciendo la identidad de un hogar común, que es el reto central al que estamos todos convocados.
La retentiva es el sello del hacer; para poder rehacerse de esperanza
Indudablemente, nos merecemos un futuro con otras descripciones más tranquilizadoras, impulsando estos esfuerzos de unidad y unión para garantizar que los avances se compartan equitativamente en beneficio de todos los seres humanos.
Ante la ausencia del espíritu armónico
La mutación viviente, pues, nos convoca cada día a un nuevo renacer. No hay mejor transformación, que sentirse hogareño para hallarse en familia. Corrijámonos, entonces. No esperemos más.
Ausencia de nutrientes existenciales
Guiados por el impulso colectivo de confianza, comprensión y solidaridad, es como se pueden afrontar los retos y tomar las decisiones correctas en el futuro que ahora tenemos por delante.
El buen propósito
El planeta está siendo azotado por multitud de conflictos e intolerancias, acrecentando el número de refugiados y desplazados, que se mueven en un orbe hostil y poco hospitalario. Recogerse y acogerse es, sin duda, la mejor terapia para poder renacer.
Sentido comunitario; no territorial, ni de mercado
Creo que hemos llegado a la página de los deberes reconciliadores, al llamamiento a una tarea vinculante y necesaria, como la obligación de respetar los derechos ajenos. Al fin y al cabo, lo importante no es lo que va a pasar en un futuro, sino qué vamos a hacer. Pues, entonces, manos a la obra.