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El cardenal Miguel Obando fue un mediador en los conflictos políticos y bélicos de una Nicaragua sumergida en dictaduras. Actuó como conciliador durante los golpes militares más fuertes realizados por la guerrilla del FSLN contra Somoza, como la toma de la casa de Chema Castillo en diciembre de 1974 y la toma del Palacio Nacional en agosto de 1978. Presidió la Comisión de Paz y Reconciliación tras la guerra de los años ochenta entre contras y sandinistas, además de haber sido garante de los acuerdos de paz. Criticó fuertemente a las dictaduras somocista y sandinista, pero finalmente dobló su rey ante el dictador Daniel Ortega en sus últimos años de existencia. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE

El cardenal Miguel Obando y el ataque de la “víbora”

Fue el primer cardenal nacido en Centroamérica. Se dio a conocer administrando la extremaunción a los moribundos del sismo que destruyó Managua. Murió en medio de la brutal represión que desataron los Ortega Murillo contra el pueblo nicaragüense.

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Nació el 2 de febrero de 1926 en La Libertad, Chontales, y lo bautizaron como Miguel Purificación Obando Bravo. Con el tiempo se convirtió en uno de los líderes religiosos, y también político, más controversiales y relevantes que ha tenido Nicaragua.

Ingresó a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco y fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1958, después de haber cursado estudios en latín, griego, teología, pedagogía, matemáticas, física y filosofía.

Sus primeros años como religioso los vivió en San Salvador, El Salvador, donde se desempeñó como profesor de Matemáticas y Física, además de que también fue rector del Instituto Rinaldi y rector del seminario de la capital salvadoreña.

Ya en Nicaragua, fue nombrado obispo auxiliar en Matagalpa el 18 de enero de 1968 y desde entonces comenzó a forjarse como líder espiritual y con ello también llegaría después el liderazgo político, el cual empezaría a ejercer a partir del 16 de febrero de 1970, cuando se convirtió en el tercer arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Managua, en un momento en que en el país imperaba, desde décadas atrás, la dictadura somocista.

El nombramiento le llegó al inicio de una década de cambios extremos en Nicaragua, empezando por el devastador terremoto de 1972 que destruyó por completo la capital. Miguel Obando pasó más de 48 horas ininterrumpidas administrando la extremaunción a centenares de personas que estaban a punto de morir entre los escombros en que el sismo dejó a Managua y a la vez llevando consuelo a las familias dolientes.

Diciembre de 1974 fue otro momento en que Obando se destacó ante los ojos de los nicaragüenses, cuando guerrilleros sandinistas se tomaron la casa del exfuncionario somocista José María “Chema» Castillo, en colonial Los Robles, cuando dentro se encontraban connotados allegados a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.

Monseñor Obando actuó como mediador y garante de las vidas de los afectados, a cambio de los cuales el comando sandinista exigió a Somoza la liberación de varios presos políticos, entre ellos el actual dictador Daniel Ortega.

Menos de tres años después, a Obando le correspondió actuar en una situación similar, en agosto de 1978, cuando otro comando sandinista se tomó esta vez el Congreso de la República, ubicado en el Palacio Nacional y nuevamente el religioso se destacó como mediador. Somoza incluso lo bautizó como “Comandante Miguel”, pues lo acusó de estar a favor de los rebeldes.

Desde el púlpito, Obando también denunció las atrocidades que cometía el somocismo a través de su brazo armado, la Guardia Nacional, así como con otros aparatos de represión.

Ante el empuje de los guerrilleros, y el descontento de la población, Somoza huyó el 17 de julio de 1979 y los sandinistas tomaron el país dos días después.

Sin embargo, no transcurrió mucho tiempo para que monseñor Obando también denunciara los abusos de los autodenominados revolucionarios sandinistas, iniciándose un enfrentamiento frontal entre los nuevos gobernantes y la Iglesia católica.

La figura de Obando tomó mucha notoriedad más allá de las fronteras del país y el papa Juan Pablo II lo nombró como el primer cardenal centroamericano, el 25 de mayo de 1985, cuando más duro era el hostigamiento y la persecución de los sandinistas contra la Iglesia nicaragüense.

No pasaría mucho tiempo para que Obando viera caer a la dictadura sandinista y, en marzo de 1988, fue garante de los acuerdos de paz firmados en Sapoá entre los rebeldes contras y los líderes sandinistas, para poco después presidir una comisión de paz y reconciliación.

Los sandinistas perdieron el poder en las urnas frente a Violeta Barrios de Chamorro, en febrero de 1990, pero Obando continuó denunciándolos por haber sumido al país en la miseria y el dolor durante los años ochenta.

El cardenal Obando es recordado por haber pronunciado la parábola de la víbora, o el viborazo, cuando, una semana antes de las elecciones presidenciales del 20 de octubre de 1996, en una homilía comparó a ese animal con Daniel Ortega, quien para entonces pretendía mostrarse arrepentido de todos los crímenes cometidos durante su primer régimen.

El discurso de Obando inclinó la balanza en esas elecciones a favor del candidato liberal Arnoldo Alemán.

El cardenal Obando dio un giro de 180 grados a partir del 19 de julio de 2004, cuando ofició una misa durante el 25 aniversario de la Revolución sandinista y desde entonces se acercó a quien tanto había criticado abiertamente, el actual dictador Daniel Ortega, quien regresó al poder en 2007.

Los últimos años de vida, Obando los vivió sumiso ante Ortega. Al final, se le veía poco, incluso en los actos del régimen de Ortega y su esposa Rosario Murillo.

Murió el 3 de junio de 2018, pocos días después de que en Nicaragua había estallado una rebelión cívica del pueblo, pero que fue aplastada con paramilitares y armas de guerra por parte del hombre al que combatió con la palabra, pero al final respaldó. Se podría decir que murió mordido por la víbora sobre la cual tanto advirtió. La encontró en el camino, la recogió y arrulló en su cuerpo para darle calor y terminó siendo víctima de su veneno.

El cardenal Miguel Obando y Bravo en sus inicios como sacerdote. LA PRENSA/ ARCHIVO
En agosto de 1978, durante la toma del Palacio Nacional por los guerrilleros sandinistas. En primer plano, Dora María Téllez y el arzobispo Miguel Obando y Bravo durante el inicio de las negociaciones entre el comando del FSLN y el dictador Anastasio Somoza, en las que Obando fue intermediario. LA PRENSA/ ARCHIVO
Miguel Obando montado en un bus del Colegio Primero de Febrero, que trasladó al Aeropuerto Las Mercedes al comando guerrillero que tomó por asalto el Palacio Nacional. Atrás aparece el presidente del Congreso somocista, Luis Pallais Debayle, primo hermano del dictador y quien estuvo como rehén de los sandinistas durante la toma del Palacio. LA PRENSA/ ARCHIVO
Daniel Ortega estrecha la mano de Miguel Obando antes de la firma de los acuerdos de Sapoá, en marzo de 1988, un intento político para buscar la paz en el país. Observan Joao Baena Suárez, secretario general de la OEA, miembros del directorio político de la contra y los jefes del ejército sandinista, Humberto Ortega y Joaquín Cuadra. LA PRENSA/ ARCHIVO
El cardenal Obando durante la investidura de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro el 25 de abril de 1990. Daniel Ortega, aún con la Banda Presidencial, saluda a la nueva mandataria. LA PRENSA/ ARCHIVO
Miguel Obando y Bravo junto a Henry (Enrique Zelaya Cruz), médico y comandante de la contra; la presidenta Violeta Barrios de Chamorro y el último jefe de la contra, comandante Franklin (Israel Galeano Cornejo), después de acordar la desmovilización y desarme de la contra el 30 de mayo de 1990. LA PRENSA/ ARCHIVO
El presidente Arnoldo Alemán presenta al cardenal Miguel Obando al presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, durante la vista de este último a Nicaragua el 8 de marzo de 1999. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
Junto al santo padre Juan Pablo II, en la Catedral metropolitana de Managua, durante la segunda visita del papa a Nicaragua el 7 de febrero de 1996. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
La madre de Daniel y Humberto Ortega, Lidia Saavedra, saluda al cardenal Miguel Obando y Bravo el 10 de junio de 1998, durante una visita junto a Rosario Murillo y sus hijos a la curia arzobispal, siendo uno de los primeros encuentros de la familia dictatorial con el jerarca católico. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
Rosario Murillo junto a sus hijos y su suegra en una visita al cardenal Obando en la curia arzobispal el 10 de junio 1998. Para el 19 de julio de 2004, el cardenal se empezó a plegar al que una vez tildó de víbora, Daniel Ortega. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
El cardenal Miguel Obando y Bravo junto a otros obispos el 19 de julio de 2004, cuando celebraron una misa por la conmemoración del 25 aniversario de la Revolución sandinista. Por la tarde de ese mismo día, el acto político contó con la bendición de monseñor Eddy Montenegro, cercano al cardenal Obando. De esta forma inició el acercamiento entre el líder religioso y el actual dictador Daniel Ortega, quienes habían sido antagónicos desde 1979. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
El cardenal Miguel Obando dibuja la cruz de ceniza en la frente del dictador Daniel Ortega durante la misa de Miércoles de Ceniza del 21 de febrero de 2007, en la Universidad Católica, en Managua. LA PRENSA/ ARCHIVO/ TOMADA DE EL 19 DIGITAL
El cardenal Miguel Obando se baja del lujoso Mercedes Benz del dictador Daniel Ortega, durante un acto político en su natal pueblo de La Libertad, en Chontales, el 5 de noviembre de 2010. Les acompaña la vicedictadora Rosario Murillo. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
En la consagración de la nueva Catedral metropolitana de Managua, el 4 de marzo de 1993. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
Durante un homenaje que le rindió la Alcaldía de Managua en el Teatro Rubén Darío, el cardenal Obando sonríe junto a Bayardo Arce en un saludo amistoso. Cuando Miguel Obando fue nombrado arzobispo de Managua en febrero de 1970, no se había enterado porque andaba evangelizando en las montañas de Matagalpa. El entonces periodista del Diario LA PRENSA, Bayardo Arce Castaño, lo fue a buscar a las montañas del norte para darle la noticia y conseguir su primera entrevista como arzobispo de Managua. LA PRENSA/ ARCHIVO PERSONAL/ ÓSCAR NAVARRETE
El cardenal Leopoldo Brenes bendice el féretro del cardenal emérito Miguel Obando y Bravo en una misa de cuerpo presente en la Universidad Católica, el 4 de junio de 2018, en las honras fúnebres que se desarrollaron en medio de los estallidos sociales que vivía Nicaragua ese año, causados por los abusos de poder de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, a quienes el cardenal Obando respaldó hasta el día de su muerte. LA PRENSA/ ARCHIVO/ EFE

La Prensa Domingo Daniel Ortega Miguel Obando Nicaragua

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 semanas

    Y Somoza estaba en lo correcto al llamarlo Comandante Miguel. Obando ingenuamente pensaba que el criminal FSLN establecería una democracia para gente normal al estilo Costa Rica, los Estados Unidos, etc. La faccion Tercerista del FSLN aceptó la ayuda de la CIA prometiendoles la instauracion de una democracia pero en realidad las intenciones de Humberto Ortega eran diferentes una vez derrocado el gobierno de Somoza. Humberto se la dejó en la mano a la CIA, a Obando y a todos los ingenuos empresarios que lo apoyaron.

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