La misión del FMI que visitó Nicaragua este mes emitió la semana pasada una declaración semiapropiada sobre nuestra situación económica actual, pero posiblemente muy optimista sobre las perspectivas de crecimiento de mediano plazo ya que solo discute con guantes de seda y no claramente los problemas que están afectando y afectarán el crecimiento de la economía y nuestro bienestar.
La declaración apropiadamente reconoce la buena conducción macroeconómica del país y el crecimiento favorable de los últimos años, aunque lo cataloga como “robusto” lo que pareciera exagerado. Además, omite mencionar que el empleo se ha estancado desde el 2017 y ha crecido muy poco desde el 2020, lo que sugiere, como señalé en un artículo el mes pasado, posibles inconsistencias entre los datos de crecimiento y empleo.
La declaración destaca que el “panorama económico apunta a un crecimiento sostenido” de 3.5 por ciento en el mediano plazo, más “moderado” que el actual. Sin embargo, aunque menor, esta estimación puede ser optimista ya que la constelación de factores no es propicia al crecimiento. La crisis política que vivimos, la represión, la ausencia de justicia y Estado de derecho, la discrecionalidad, la corrupción, y la falta de transparencia están afectando y afectarán negativamente la inversión privada y la productividad.
En efecto la inversión privada ha caído de un promedio del 22.5 por ciento del PIB durante el 2010-2017 a un promedio de 13.3 por ciento durante 2018-2023, y fue apenas 16 por ciento del PIB en el primer semestre de este año.
Además, el potencial de crecimiento se verá afectado por el menor crecimiento de las remesas, el estancamiento de la mano de obra debido a la migración, y el menor financiamiento externo neto que, debido a la situación política, fue apenas $90 millones en la primera mitad del año, a pesar de los cuentos chinos.
La declaración implícitamente reconoce estos problemas (salvo el del financiamiento externo) pero lo hace en forma tan velada y sutil que al lector que no conoce la realidad de Nicaragua le daría la impresión de que son temas relativamente menores. Recomienda por ejemplo “fortalecer el Estado de derecho”, la “transparencia “y la independencia judicial” como si estas existieran cuando no es así. Y nota que acciones recientes que han “afectado” los derechos de propiedad “podrían “afectar las decisiones de inversión. Este enfoque blandengue no le hace bien ni al país, ni al gobierno, ni al FMI.
Por lo que, dado que las declaraciones de las misiones del FMI son “preliminares” y sujetas a un proceso de revisión, espero que mentes más claras y neutrales, contribuyan a producir un informe final acorde con la realidad del país.
Quizás, la grata respuesta que le dio el gobierno a las veladas preocupaciones institucionales de la misión, con la aprobación ilegal de la reforma a la Constitución Política que confirma la ausencia de institucionalidad en el país y la concentración absoluta del poder en una dictadura familiar bicéfala, contribuya a un mejor informe.
El autor es bachiller del Colegio Centro América de Granada
Nota: Los datos de inversión y financiamiento externo se pueden confirmar en el portal del Banco Central de Nicaragua (BCN). La referencia al crecimiento del empleo, en el BCN, INSS, Inide y Statista.