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Gobierno de Nicaragua, Impeachment Brasil

Lula da Silva junto a Daniel Ortega en 2010. LA PRENSA/AFP/Archivo

Ortega y Murillo “han hecho lo que quieren con la diplomacia”

Exdiplomáticos nicaragüenses y analistas políticos consultados por LA PRENSA afirman que la reciprocidad tomada por Brasil es una antesala a una "ruptura de relaciones diplomáticas"

La represalia que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo tomó en contra del embajador de Brasil en Nicaragua, Breno de Souza Brasil Dias da Costa, por no haber participado en la actividad partidaria de la Revolución sandinista el 19 de julio, es una muestra más de cómo el régimen orteguista está radicalizando al Estado.

Una fuente diplomática confirmó a LA PRENSA que “desde hace meses la Cancillería estaba llamando a los embajadores que no asistían a los actos oficiales para reprenderlos”. Al incumplir esta “orientación”, el embajador brasileño fue expulsado y en reciprocidad este jueves el gobierno de Luis Inácio Lula da Silva decidió expulsar a la embajadora de Nicaragua, Fulvia Patricia Castro.

Lea detalles: Ortega expulsa de Nicaragua al embajador brasileño

Los expertos consultados por LA PRENSA coinciden en calificar la decisión de la dictadura como “desacertada”, teniendo en cuenta cómo el presidente brasileño ha mantenido una postura reservada en foros internacionales con el fin de servir de mediador, situación que también está aplicando en la crisis de Venezuela.

Sin embargo, afirman que el hecho que Brasil haya aplicado la medida en reciprocidad, a pesar de haber intentado revertir la decisión de Ortega, demuestra cómo los países considerados aliados o cercanos al dictador siguen tomando distancia.

Ortega se está “autoaislando”

El exembajador de Nicaragua en Alemania y analista político, José Dávila, recalcó que la medida en reciprocidad evidencia que “han perdido la paciencia con Ortega, ya no buscaron recomponer nada; a la dictadura se le agrava el aislamiento hasta lo insostenible”.

En ese sentido, Haydée Castillo, cientista social y presidenta del Instituto Las Segovias, subrayó cuán importante es que la Administración de Lula haya decidido “responder como debe ser en relaciones diplomáticas en reciprocidad. Yo creo que tarde o temprano los gobiernos, aún siendo de izquierda, se van enterando que lo que hay en Nicaragua es una dictadura, tiranía”.

Enseguida mencionó que es el mismo régimen el que se está autoaislando diplomática y políticamente cada vez más. “Ortega no necesita de enemigos y adversarios porque él mismo se va labrando su propia destrucción. La dictadura de Nicaragua solo tiene comparación con Corea del Norte, eso es lo que se escucha hasta en el ámbito diplomático, y te da una idea del nivel de desprestigio, extremismo y radicalización que caracteriza a este régimen”, apuntó Castillo.

Lea también: Brasil expulsa a la embajadora de Nicaragua, en reciprocidad a la medida de Ortega

A su vez, recalcó que tanto la expulsión del embajador brasileño de Nicaragua como la respuesta de Brasil “es un mensaje clarísimo para la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y los gobiernos de Latinoamérica de que la política que se ha usado con el régimen desde la diplomacia y cooperación deja de tener sentido, porque este es un régimen que no tiene límites”.

Por su parte, el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, apuntó que “la soledad que vive el régimen, ya no se dirige adentro con la democracia, sino que se extiende hasta con la misma izquierda radical, se encuentra aislado y eso le molesta, entonces este reclamo que nos dimos cuenta del de Lula, no solo fue a Brasil, ese reclamo fue similar con Honduras, fue similar con Bolivia… Latinoamérica les dio la espalda, y eso les molesta mucho”.

“Decisión lleva el sello de Murillo”

Los exdiplomáticos nicaragüenses, McFields y Dávila, no dudan en apuntar que la decisión de expulsar al diplomático de Brasil tiene que ver con Rosario Murillo, la cogobernante y vocera del régimen.

“Lo que ha pasado en realidad es que Ortega, sobre todo ya con el refuerzo de Rosario Murillo, han como prostituido la diplomacia, le han cambiado las reglas, han hecho lo que quieren con la diplomacia y han abandonado la verdadera diplomacia que fue establecida para mantener relaciones cordiales entre los países, para mantener relaciones pacíficas, independiente de diferencias geográficas y políticas. Eso es la diplomacia, el tacto, el respeto al otro país, el considerar los derechos que tienen los otros países, eso es la diplomacia, llevarse bien por la paz mundial, eso es la diplomacia”, consideró el exdiplomático Dávila.

Daniel Ortega y Rosario Murillo durante la celebración del 19 de julio en 2024. TOMADA DE EL 19 DIGITAL

Por su parte, McFields aseguró que sin lugar a dudas lo que sucedió con el embajador de Lula “lleva el sello de Murillo” debido a que (esa medida) “es de la diplomacia grosera, violenta y vengativa de Murillo, que en otras palabras, no es diplomacia, o sea, venir y expulsar a un embajador solo por no participar en un acto político, es una diplomacia ruda, violenta, sobre todo porque no están obligados a participar”.

Asimismo comentó que a pesar de que solo se conoce el reclamo que la dictadura hizo al embajador de Brasil por no haber asistido al acto, “hubo un reclamo similar al Gobierno de Honduras que no mandó a ningún representante, que tuvieron que haber afectado a Bolivia, y en menor medida a México y Colombia”.

McFields recalcó que “Murillo determina las decisiones y él (Ortega) las respalda, pero es una iniciativa que lleva el sello de la diplomacia de Murillo”, y también coincidió en que todo lo ocurrido conlleva a la dictadura a “mayor aislamiento, ya no se diga dentro de Latinoamérica, sino dentro de la misma izquierda, dentro de la misma izquierda, porque la dictadura se está convirtiendo en paria político”.

Qué pasará con las relaciones diplomáticas

Es importante mencionar que las relaciones diplomáticas entre Nicaragua y Brasil se han debilitado desde que el presidente brasileño intentó interceder por la liberación del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien estuvo como preso político por más de 500 días, hasta que en enero de este año fue desterrado al Vaticano junto con otros religiosos.

El mandatario brasileño reveló en julio que desde que el papa Francisco le pidió que abogara por la situación de un obispo en Nicaragua, su homólogo nicaragüense Daniel Ortega no le atiende el teléfono. “Conversé con el papa y él me pidió que conversara con Ortega sobre un obispo que estaba preso. Lo concreto es que Ortega no me atendió el teléfono y no quiso hablar conmigo. Entonces, nunca más hablé con él”, manifestó Lula.

Lea además: Lula afirma que Daniel Ortega no le atiende el teléfono

Por lo anterior, los consultados por este Diario no dudan que con las expulsiones de ambos diplomáticos se podría considerar como antesala una eventual ruptura de relaciones diplomáticas.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante una entrevista con periodistas de agencias de noticias internacionales. EFE/Andre Borges

“Si Brasil tuvo que expulsar a la embajadora nicaragüense quiere decir que ya llegó a un extremo, ya se convenció de lo que es el régimen de Ortega, eso podría ser una antesala de una ruptura diplomática de gravedad con efecto internacional, porque ya vimos cómo están las relaciones diplomáticas entre los gobiernos latinoamericanos respecto a la situación de Venezuela”, afirmó Dávila.

Mientras que McFields opinó que “esto (expulsión de los funcionarios) equivale a una ruptura virtual de relaciones diplomáticas por la manera que se hizo, los intercambios que se dieron, y deja a Ortega cada vez más aislado y solo en su deriva autoritaria y criminal”.

A su vez valoró que “es un duro golpe para el régimen, porque pierde a un aliado clave que era Lula, uno de los países más poderosos de América Latina que ahora ya no le va a hacer la defensa a Ortega en los diferentes foros internacionales”.

Los exdiplomáticos consideran que el hecho de que Ortega haya decidido expulsar al embajador brasileño “es una barbaridad increíble que tocó tanto la paciencia de Brasil, que a pesar de su diplomacia tan educada se vio obligado a actuar recíprocamente”.

Ortega supera a sus homólogos en Venezuela y Cuba

Brasil ha servido como mediador en la crisis venezolana y representante en el ataque frontal del régimen de Nicolás Maduro contra el Gobierno de Argentina. Cuando el cuerpo diplomático del presidente Javier Milei tuvo que abandonar el país, junto con opositores venezolanos por el asedio y persecución, la Administración de Lula se quedó a cargo de la Embajada de Argentina en Caracas.

Para el exdiplomático Dávila, Ortega va por delante de los regímenes de Maduro, en Venezuela, y de Miguel Díaz Canel, en Cuba. “Ortega es lo peor que hay, porque ni Cuba, donde ya sabemos que ahí no hay democracia, no hay elecciones libres, pero ellos manejan su diplomacia con un cierto orden en las reglas de la diplomacia, los nombramientos, tratar de llevarse bien, buscar los puntos comunes para avanzar, supuestamente luchar por unas causas universales”, apuntó.

La activista Castillo aseveró que “aunque es lamentablemente triste reconocer, en trabajos de incidencias conjuntas, incluyendo con la diáspora de Venezuela, nos damos cuenta cómo el nivel de criminalidad y tiranía de los Ortega Murillo sobrepasa los estándares de muchísimas otras dictaduras, para nosotros es impensable que uno pueda promover desde un proceso electoral dentro de Nicaragua”.

Brasil coloca bandera, embajada argentina, venezuela
LA PRENSA/Tomado de redes sociales

En el caso de Venezuela, afirmó que “Maduro con todo y lo de pésimo gobernante y dictador que es, pues, ya ve cómo respetó eso de Argentina, pues, está expulsando a Argentina y permite que Brasil asuma la continuidad de sus gestiones. Entonces es lo peor en América, lo que hace usted con las relaciones internacionales, pero el que sufre al final es Nicaragua, porque unas relaciones exteriores es para beneficiar a tu país, no para tus caprichos personales, y eso es lo que le está pasando desgraciadamente a nuestro país”.

Una opinión similar comparte McFields, quien apunta que “es otra historia porque Venezuela mantiene un trabajo diplomático muy estrecho con la diplomacia cubana que favorece las relaciones diplomáticas con Colombia, con México y con Brasil. Entonces, en esa misma línea funciona la diplomacia de Venezuela”.

Sobre Nicaragua comentó que lo que se vive “es una radicalización total, no se puede comparar ni con Venezuela ni con Cuba. Nicaragua ha emprendido un camino aparte, y lo vimos en la sesión de la OEA, como Venezuela logró parar una resolución, logró dividir la OEA. Entonces, ahí vos te das cuenta que Venezuela todavía tiene un apalancamiento diplomático, una diplomacia fuerte, mientras que Ortega no tiene a nadie, Ortega está solitario en la llanura diplomática”, concluyó McFields.

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