Los ex presos políticos dan fe de que las condiciones en que la dictadura de Daniel Ortega muestra al obispo Rolando Álvarez son un montaje preparado y coordinado con otros actores del régimen, quienes además están a cargo de divulgar en los medios oficiales que el sacerdote tiene todas las comodidades y privilegios en la cárcel.
Los exprisioneros consultados niegan rotundamente que el espacio donde aparece sentado monseñor Álvarez sea la celda permanente donde lo mantienen, porque por experiencia saben que las autoridades policiales preparan un escenario con equipo de grabación profesional, guardando todos los detalles, pero detrás de las cámaras todo es muy diferente.
Monseñor Álvarez, uno de los sacerdotes más críticos de la dictadura de Ortega, fue injustamente detenido por la Policía en agosto de 2022. El pasado 10 de febrero de 2023 fue sentenciado a 26 años de cárcel bajo acusación de “traición a la patria” y enviado al Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro, en Tipitapa, mejor conocido como cárcel La Modelo.
El martes 28 de noviembre fue mostrado en unas fotos e imágenes de video, sentado frente a un televisor encendido, en una habitación amueblada. También publicaron fotos de la supuesta atención médica que recibe.
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El gerente general del Diario LA PRENSA, Juan Lorenzo Holmann, quien estuvo 545 días en prisión por su negativa a dejar de ejercer un periodismo crítico, relató que cuando fue rehén del régimen, al igual que lo es monseñor Álvarez, también fue preparado, afeitado y cambiado a ropa civil para una de las visitas familiares grabadas, en las que le pedían sonreír a las cámaras.
“Cuando se acababa la visita, nos llevaban a un lugar donde nos desnudaban completamente y nos hacían hacer sentadillas desnudos, es decir, después de ese circo, te trataban nuevamente como lo que verdaderamente era”, relató Holmann, quien estuvo preso en las celdas de máxima seguridad de la Dirección de Auxilio Judicial, mejor conocidas como el Chipote.
Brinca brinca para los hijos de presos políticos
Holmann recordó que la primera vez que los presos políticos del Chipote fueron preparados para una visita familiar diferente a las anteriores, fue a inicios de diciembre del año 2022. Los llevaron a un lugar donde habían mesas con manteles largos, meseros atendiendo que eran los mismos policías y hasta había un espacio de juegos para los hijos de los presos políticos, que también por primera vez fueron permitidos en la visita.
“Había un montón de mesas puestas como que era una fiesta, todo arreglado, pero para eso nos prepararon antes: nos cortaron el pelo, nos rasuraron, nos cortaron las uñas, pidieron ropa civil a nuestros familiares, entonces nos llevaron vestidos y bañados como que íbamos a una fiesta. En esa primera experiencia imaginate que tenían hasta unos brinca brinca, para que los niños fuesen a jugar. Si uno analiza bien es utilería lo que tienen allí, utilería de una película burda”, relató Holmann.
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El gerente de LA PRENSA dijo que los dos reos que salieron a esa visita con él, ninguno de ellos permitió que sus hijos fueran llevados al área de juego, porque todos sabían que era un montaje y solo querían usarlos para grabar las imágenes.
Holmann dijo que monseñor Álvarez, que tiene más de un año de ser rehén de la dictadura, ni siquiera debería de estar en la cárcel, porque no ha cometido ningún delito.
“Él no hizo absolutamente nada, él no es un delincuente, de lo único que puede ser culpable monseñor Álvarez es de buscar la construcción de una mejor Nicaragua. Monseñor Álvarez es el testimonio vivo del evangelio hecho hombre y lo tienen preso ahí a como tuvieron a nuestro Señor Jesucristo”, expresó el gerente de LA PRENSA.
“Efecto de la Cenicienta”
El también ex preso político, Róger Reyes, coincidió con Holmann en que la Policía creaba “una escena sin obviar los detalles más pequeños como mantener los manteles de mesa, cubiertos, música de ambiente”.
“En diciembre recuerdo que adornaron con una imagen de la Virgen María, todo para poder ocultar una realidad que todos vivíamos. Recuerdo una vez que Dora María (Téllez) nos dijo que ese era el efecto de la Cenicienta, o sea nos cambiaban de ropa, arreglos, comida y luego al terminar regresábamos a la realidad, a continuar viviendo como un preso, sin derechos”, expresó Reyes.
Reyes y Holmann además son una prueba de que la atención médica también es un montaje para los prisioneros políticos, debido a que ambos sufrieron padecimientos graves de salud por el maltrato y la tortura psicológica.
Reyes estaba perdiendo la memoria en prisión y Holmann casi pierde un ojo y aumentó sus problemas de salud crónicos.
“Yo soy ejemplo vivo de que no hubo atención médica. Que me sacaron sangre, sí me sacaron sangre; que me hicieron un electrocardiograma, sí; que me hicieron un chequeo en el ojo porque tenía una lesión, pero no hubo una atención completa, en la que te dan un diagnóstico y después te buscan una forma de solucionar el problema que tenés. Allí lo que hicieron fue corroborar lo que yo estaba diciendo”, explicó Holmann.
El gerente de LA PRENSA no duda que estén haciendo lo mismo con el obispo Álvarez y que las fotos donde aparece con médicos sean solo para la cámara.
“Los que somos excarcelados sabemos que todo es montaje”
Samantha Jirón, quien era la presa política más joven del grupo de los 222 excarcelados y desterrados el pasado 9 de febrero de 2023, dijo que la saña y el odio que tiene el régimen Ortega Murillo contra los opositores la obliga a negarse a creer que el obispo Álvarez tenga todas esas comodidades en la cárcel como lo quiere hacer creer.
Jirón manifestó que la apariencia física de monseñor Álvarez evidencia la tortura psicológica que está viviendo en su encierro.
“El régimen vive mentiras, vive de circos mediáticos, quieren hacer creer una realidad que no existe, puesto que los que somos excarcelados sabemos que todo es montaje para la foto, para lavarse las manos del deterioro de monseñor, cuando las imágenes, aunque quieran maquillarlo, demuestran su pérdida de peso y el desgaste emocional”, expresó Jirón.
Jirón tenía 21 años cuando fue encerrada por su activismo opositor en Nicaragua. Estuvo un año y tres meses presa en el Sistema Penitenciario de Mujeres La Esperanza, también ubicado en el municipio de Tipitapa.
Solo los narcotraficantes tienen privilegios
Lesther Alemán, ex preso político y uno de los líderes estudiantiles más conocidos en Nicaragua, recordó que las cámaras de grabación se comenzaron a pasear por los pasillos de las celdas del Chipote a mediados de 2022, cuando comenzaron a alimentarlos mejor y en abundancia, porque los iban a presentar ante el Tribunal de Apelaciones, sin embargo, antes de eso apenas los alimentaban.
“Cuando te dan poca comida no hay cámaras, no hay reflectores. Cuando yo perdí peso, que llegué a pesar 122 libras por la poca comida y la mala comida, no me quisieron hacer fotos. Esas cámaras no estuvieron desde la primera noche que yo llegué al Chipote, esas cámaras no estuvieron cuando se me inmovilizó mi pierna, no estuvieron cuando les pedí que me pasaran mi medicamento para el estómago, ni cuando les pedí que me dejaran ver a mi padre o cuando solicité material de aseo personal”, relató Alemán.
“Esos tratos que según ellos manifiestan como dignos, nunca están presentes en la realidad, pero sí son puestos en escena cuando quieren aparentar tratos que no existen”, agregó el líder estudiantil.
Alemán dijo que en la cárcel La Modelo, donde está el obispo preso, los únicos que tienen privilegios son los narcotraficantes, pero en el caso de los presos políticos, ni siquiera les entregan los medicamentos que les llevan sus familiares.
“En ningún momento quiero obviar que esto es un plan para hablar de condiciones privilegiadas, cuando sabemos perfectamente que en La Modelo no existe un privilegio más que para narcotraficantes, no existen privilegios más que para aquellas personas que tienen convenios de crimen organizado hasta con los mismos directores del penal”, manifestó el joven.
Alemán se unió a las voces que claman por la libertad de monseñor Álvarez y dijo que nunca debieron privarlo de su libertad.
Max Jerez, otro preso político joven que estuvo encerrado casi dos años, confirmó que la prisión política de la dictadura “está destinada a causar el mayor daño posible”, por eso los aíslan y los mantienen en condiciones hostiles, pero luego intentan ocultar esa realidad mostrando imágenes falsas.
“Desde mi experiencia en el Chipote, a nosotros los presos políticos nos montaron una serie de acciones de visita que no correspondían con la realidad que se vivía adentro. Habían dos realidades distintas: era la realidad del día a día en la cárcel, en la celda, en el trato, en las condiciones inhumanas que nos mantenían y lo que ellos querían aparentar frente a las visitas, frente a tus familiares o frente a las cámaras”, aseveró Jerez.
Presión internacional funciona
Tamara Dávila, una presa política que estuvo aislada en una celda de castigo casi todo su encierro en el Chipote, al igual que otros excarcelados notó que en las imágenes de monseñor Álvarez no se ve que haya una cama, lo que confirma que ese no es el lugar donde permanece día y noche.
Dávila dijo que la razón por la que Ortega se ve obligado a divulgar una prueba de vida del obispo de Matagalpa es por la presión internacional y la demanda de todos los nicaragüenses que piden la libertad de todas las personas presas políticas, incluido monseñor Álvarez.
Samantha Jirón dijo que la exposición de monseñor Álvarez “es una estrategia para contraatacar las denuncias que se hacen día a día, de las violaciones a los derechos humanos del régimen en Nicaragua”.
El periodista Miguel Mendoza, quien también estuvo en prisión por expresarse en contra del régimen, no duda que las imágenes del obispo Álvarez estén dirigidas a “alguien” a quien quieren convencer, posiblemente de la comunidad internacional, pero valoró que es evidente que es un montaje.
Mendoza estuvo en el Chipote y dijo saber que en La Modelo la situación es diferente y son más crueles con los presos políticos.
“Yo no estuve en La Modelo, pero dicen que en La Modelo el asunto es más rígido, que no le dan agua a uno; a nosotros sí nos daban agua potable”, declaró el periodista.
Mendoza dijo que se supone que monseñor Álvarez está en una celda de castigo aislado y negó que en la cárcel haya cuidados y atención médica genuina como quieren hacer creer, sin embargo, cuando llegaban de visita sus familiares los obligaban a ponerse mascarillas y decían que era para proteger a los presos.
“Le decían a nuestras familias que ellos nos cuidaban y que no iban a permitir que alguien de afuera nos llegara a enfermar. No hay ningún cuido, porque los guardias que nos cuidaban no se protegían, ese era puro cuento que le decían a nuestra familia, porque habían guardias que llegaban con tos y con catarro y hasta casi escupían en la comida que nos daban, varias veces les hicimos notar eso, entonces no es que estén cuidando a monseñor Álvarez”, relató Mendoza.
Desde 2018, el régimen de Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, han encarcelado y condenado sin el debido proceso a cientos de nicaragüenses por manifestarse en su contra, entre ellos, sacerdotes, líderes opositores, universitarios, líderes campesinos, empresarios, periodistas, dueños de medios de comunicación. La mayoría han sido excarcelados, pero han tenido que huir del país, porque la Policía los mantiene bajo asedio y hostigamiento. Un grupo de 222 opositores fue excarcelado y enviado a Estados Unidos sin nacionalidad nicaragüense, además sus bienes y propiedades fueron confiscadas en el país.
El encarcelamiento de monseñor Álvarez, quien se negó a ser desterrado de Nicaragua junto con los 222 presos políticos el pasado 9 de febrero, es el caso más emblemático y una prueba viviente de la guerra de Ortega contra la Iglesia católica de Nicaragua.