Estudiantes, docentes y jesuitas de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia protestaron frente a la embajada de Nicaragua en Bogotá, por la confiscación de la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo a la católica Universidad Centroamericana (UCA).
Unas 50 personas se congregaron en la tarde de este 30 de agosto ante el edificio que alberga la sede diplomática del régimen, portando pancartas, megáfonos y banderas de Nicaragua.
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Ahí leyeron una proclama de rechazo a las acciones represivas de la dictadura, en apoyo a los estudiantes de la UCA y jesuitas expulsados y en demanda de justicia, democracia y libertad para el pueblo nicaragüense.
Embajadora no da la cara
Desde las ventanas, personal de civil de la sede tomaban fotos y videos a los participantes mientras decenas de curiosos se detenían a observar la protesta de los miembros de la universidad colombiana.
Dos medios de comunicación colombianos se presentaron al sitio a transmitir y los participantes pudieron entregar un pliego de comunicaciones en la recepción de correspondencia del edificio a la embajadora sandinista Milagros del Carmen Urbina Rocha, quien no recibió a los manifestantes.
En el documento, en resumen, manifiestan “preocupación y dolor por los últimos acontecimientos de expropiación de la UCA que agravan el carácter dictatorial y represivo del gobierno de Nicaragua, dirigido por Daniel Ortega y Rosario Murillo”.
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A la embajadora le recuerdan que las graves consecuencias de ese accionar represivo “no padecen la familia presidencial ni los altos funcionarios del Estado ni del gobierno, pero sí los estudiantes, profesores y personal de la universidad y miles de personas que aprovechaban los servicios sociales y culturales de las instituciones de educación superior que han robado o cerrado”.
Pliego de peticiones al régimen
A la vez le piden su renuncia, la liberación de las personas presas políticas, incluyendo a monseñor Rolando Álvarez y la devolución de los bienes robados:
1. Condenamos la acción arbitraria e ilegal contra la Universidad Centroamericana UCA por ser, de facto, otro ejercicio más de represión contra la libertad de expresión y de pensamiento.
2. Consideramos y rechazamos el uso del poder violento para establecer un totalitarismo donde se hace imposible el debate racional de ideas, el diálogo seguro y pacífico y la expresión libre del desacuerdo.
3. Pedimos se revierta la decisión arbitraria e ilegal que pesa sobre la UCA y sobre la Compañía de Jesús en Nicaragua, se permita la legítima defensa y se restablezca el estado de derecho.
4. Exigimos la liberación de Monseñor Álvarez y de todos los presos políticos y detenidos arbitrariamente.
5. Exigimos el abrir la vía del diálogo que permita el restablecimiento de la verdad y de la justicia como condición de paz y se posibilite una transición pacífica hacia el Estado de Derecho y el respeto a los Derechos Humanos.
6. Exigimos la presentación con vida y liberación de Adela Espinoza, Gabriela Morales, Mayela Campos, Josset Miranda, detenidas sin cargos, sometidas a desaparición forzada, trasladadas ilegalmente al sistema penitenciario, por ejercer su derecho a la protesta que el régimen niega bajo ficciones de legalidad. También exigimos la presentación con vida y liberación de Melba Damaris Hernández, última secuestrada por la dictadura que usted representa en Colombia.
7. Finalmente, pedimos que renuncie a su cargo como embajadora como un acto de coherente humanidad, de protesta y de rechazo a las acciones represivas del gobierno nicaragüense.
Mensaje a policías y represores de la dictadura
Para finalizar, los estudiantes y docentes de la universidad leyeron una proclama de solidaridad con los estudiantes de la UCA y de rechazo contra el régimen.
“Queremos decirles que, con el límite de nuestro cariño y afecto, cargamos con ustedes a sus muertos, a sus presos políticos, a sus exiliados y perseguidos, a sus desaparecidos, y a cada uno de los que han padecido, en cualquier circunstancia, el enojo y la frustración que trae consigo el miedo y el horror por la arbitrariedad y la represión”.
“Desde diversas partes del mundo, y hoy desde Bogotá, queremos que sepan que seguiremos alzando la voz, denunciando, hablando en nuestros ámbitos cotidianos de ustedes, y sosteniendo su lucha de tantas formas posibles que nacen de la fe, del amor, del cuidado, del bien y la bondad, de la belleza, de la creatividad, de la ciencia y de la organización política”.
Finalmente dirigieron un mensaje a los policías, soldados y funcionarios del régimen: “No sigan obedeciendo órdenes que atentan contra Dios y contra el prójimo. La dictadura va a fracasar y la historia los recordará en su pecado. Finalmente, el odio y el resentimiento nunca serán la salida. El odio solamente valida otro odio”.