Desde muy joven Gonzalo Carrión se vinculó a causas sociales, por lo que sabía que quería dedicar su vida, aunque no muy concretamente, a la defensoría de derechos humanos.
Su primera participación con labores sociales fue a los 18 años. Acababa de triunfar el Frente Sandinista, y Carrión no dudó en sumarse a la Cruzada Nacional de Alfabetización. Esa experiencia marcó su vida porque lo hizo desde una entrega total, desinteresada y con la única pretensión de ayudar a que las personas aprendieran a leer y escribir.
Sin embargo, 30 años después, el gobierno al que en ese momento se sumó para apoyar por el enfoque social que había prometido tener, lo obligó a exiliarse y cuatro años después lo despojó de su nacionalidad. Carrión afirmó a LA PRENSA que no se arrepiente de haber dedicado la mitad de su vida a defender los derechos humanos de los nicaragüenses y lo seguirá haciendo.
Guillermo Gonzalo Carrión Maradiaga, mejor conocido como Gonzalo Carrión, es un abogado egresado de la Licenciatura de Derecho de la Universidad Centroamericana (UCA). Tiene 62 años y la mitad de esta edad se ha dedicado a defender los derechos humanos de la ciudadanía nicaragüense.
Cuatro años de exilio
Luego de guardar silencio seis meses sobre el caso de la muerte de la familia calcinada en el barrio Carlos Marx, la Policía orteguista acusó en diciembre de 2018 al Movimiento 19 de Abril de este crimen de lesa humanidad. Además, las vinculaciones se extendieron en contra de Carrión, quien era director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la directora de este organismo, la defensora Vilma Nuñez.
“Inmediatamente después de cometido el horrendo crimen, el sujeto Gonzalo Carrión y otros miembros del Cenidh brindaron a medios de comunicación declaraciones falsas y sin ningún fundamento, responsabilizando de los hechos al Estado de Nicaragua y a la Policía Nacional, con el objetivo de encubrir a los verdaderos criminales”, expresó el comisionado general Luis Alberto Pérez Olivas, jefe de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), en una conferencia de prensa.
Carrión no podía creer que lo vinculasen con ese atroz crimen, además una semana antes habían cancelado la personería del Cenidh, su centro de trabajo. Luego de esa noticia sabía que no podía volver a su casa que con tanto esfuerzo había comprado con su esposa. Estuvo resguardado diez días en Nicaragua, para luego salir hacia Costa Rica, país donde reside hasta el día de hoy.
Sin embargo, Carrión afirmó que defender derechos humanos lo edificó como persona y reafirmó su condición como humano. Su carrera la ha desempeñado con mucha honra, dignidad y siempre se ha quedado al lado de las personas, porque de eso se trata ser defensor de derechos humanos.
Al iniciar su carrera como defensor de derechos humanos, no tenía conciencia de “semejante” compromiso y sacrificios que conllevaba.
Abogado desnacionalizado
El pasado 15 de febrero, el régimen sandinista declaró “traidores a la patria” a 94 nicaragüenses. Esto significó que el sandinismo despojó de la nacionalidad a este grupo y les confiscaría sus bienes. La lista de desnacionalizados incluía periodistas, activistas, sacerdotes, defensores de derechos humanos y líderes opositores.
“Estar comprometido con la gente que está oprimida. Me castigan por mi compromiso de quedarme al lado de los oprimidos. Eso nos llena de orgullo, aunque nos quitan todo, aunque ellos digan que no somos nicaragüenses y nos pretendan borrar de los registros y de la memoria colectiva. Yo, treinta años después, despojado de esa nacionalidad, yo afirmo mi dignidad, mi orgullo, la indignación y sobre todo mi compromiso de seguirle sirviendo a la gente”, declaró Carrión.
Además, por orden de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) el título de abogado de Gonzalo Carrión fue anulado de manera “definitiva”. El defensor de derechos humanos explicó que esto lo considera como una pérdida temporal porque “reafirma mi dignidad y mi orgullo de haber perdido mucho, pero no la conciencia y la dignidad”.
“Ellos saben que hemos estado comprometidos durante largo tiempo. Cuando ellos protestaban (Frente Sandinista) no tiraban flores y besos de amor como quieren hacer creer. Cuando protestaban paralizaban el país y se enfrentaban con la misma policía que hace de verdugo ahora junto a ellos contra el pueblo”, recordó.
Carrión hizo memoria de que durante su labor como defensor de derechos humanos también acompañó a simpatizantes del Frente Sandinista. “Los visitaba en las propias celdas, hasta en las del Chipote. Nos abrían las puertas para visitarlos cuando protestaban ellos y es por toda esa historia que saben que nosotros siempre hemos estado al lado de los oprimidos”.
Fundador del Colectivo Nicaragua Nunca +
Carrión salió de Nicaragua pocos días antes de que finalizara el trágico y turbulento 2018; un año que marcó un antes y un después para la ciudadanía nicaragüense. Al igual que este abogado, otros seis defensores de derechos humanos que habían trabajado en el Cenidh tuvieron que salir.
Ese primer 31 de diciembre en el exilio decidieron reunirse para acompañarse en un momento tan doloroso. Sin embargo, no sabían que eso iniciaría un nuevo organismo defensor de derechos humanos y así fue como en menos de 15 días, con la solidaridad de personas que se identificaron con el desplazamiento de los defensores, fundaron el Colectivo de Derechos Humanos, Nicaragua Nunca +.
“En ese momento que tu brújula está alterada, fue determinante esa palmadita de aliento, abrazo solidario de amigos y amigas en Costa Rica que estaban al tanto de lo que estaba pasando en Nicaragua”, recordó.
El nombre Nicaragua Nunca + es una inspiración de diversos pueblos que han sido víctimas de genocidas y dictadores sangrientos. Este “Nunca +” se ha utilizado en otros colectivos del cono sur y en la región centroamericana, por lo que Carrión explicó que lo han asumido en su práctica por estos defensores, siguen luchando con “la mirada y el corazón” hacia Nicaragua en lucha porque se conozca la verdad y se haga justicia.
“Se lo debo a mis padres”
Para Carrión, la enseñanza que le brindaron sus padres fue lo que sembró en él esa “semillita” que lo convirtió en un defensor de derechos humanos. “Soy lo que soy porque desde niño trabajo, venimos de la pobreza económica, pero muy rico en dignidad y honradez”, mencionó.
La propiedad que le será confiscada por el Estado de Nicaragua es la suma de mucho esfuerzo entre él y su esposa. Fue adquirida hace más de 20 años, recuerda haber vivido momentos que siempre lo acompañarán dentro de esa casa, como ver crecer a sus hijas.
“Mis hijas saben que nos están robando una casa que no nos regalaron. La casa nos costó un esfuerzo que si me preguntás ahora con 62 años no tengo para volver a recoger la prima. Esa es la dignidad que es un proceso de vida vivida comprometida y de sacrificio”, comentó.
Gonzalo Carrión comentó a LA PRENSA que mucho tiempo antes de la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde 2018, líderes sandinistas quisieron “comprar” su fidelidad. Él, fiel al compromiso que había adquirido, no cedió ante el poder, por lo que esto es el castigo por no sumarse a sus filas.