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¿Quién sucedería al papa Francisco?

El papa Francisco ha dicho que no ha contemplado renunciar mientras tenga capacidad para seguir al frente de la Iglesia católica, algo que no se ve próximo a pesar de sus 86 años por su mente lúcida y su buena salud, exceptuando su dificultad para caminar debido a la artrosis y prótesis en su cadera. Incluso pronto iniciará nuevos viajes.

Pero el reciente fallecimiento del papa emérito Benedicto XVI hizo que algunos pensaran nuevamente sobre qué esperar de un futuro cónclave. Un tema interesante por la polémica que el pontificado de Francisco causa entre tradicionalistas y progresistas.

Los tradicionalistas con tendencia a volver a la Iglesia anterior a la renovación del Concilio Vaticano II (1962-1965) presidido por san Juan XXIII y san Pablo VI, y los progresistas empeñados en que se implementen algunas reformas no completadas. Una polémica que es real, aunque Francisco acertadamente afirmó que “el mundo ve tradicionalistas y progresistas, Dios solo ve hijos”.

De muchas cosas han acusado al papa Francisco aquellos cuyo pontificado no les agrada, pero lo que más le molesta a la antes poderosa “Curia Vaticana” es la reforma al gobierno de la Iglesia que hace Francisco modernizándola y terminando con aquella obsoleta corte palaciega con lujos, desmedido poder, deseosos de suntuosidades y reverencias, cambiándola por un equipo de servidores eficientes y prácticos, ejerciendo sus cargos con dignidad, pero con cristiana humildad.

También irrita a otros su política de “cero tolerancia” con los abusos sexuales a menores. Su negativa a condenar a los homosexuales por haber nacido así y expresar que esas personas cuando se juntan compartiendo bienes pudieran tener una especie de contrato civil que los proteja de ser despojados y marginados en caso de enfermedad grave o fallecimiento de uno de ellos (sin por eso aprobar —en absoluto— el “matrimonio” gay). Por impulsar una “Iglesia sinodal” donde se consulte todo a todos, incluyendo a los laicos, eliminando el excesivo clericalismo. Estudiar la posible ordenación de diaconisas, como fuera santa Febe, mencionada en la Epístola a los Romanos y celebrada el 3 de septiembre en la liturgia católica.

Así como su aclaración sobre posibles causas subjetivas —mencionadas en el Catecismo— que atenúan o anulan la culpabilidad necesaria para considerar en “pecado mortal” a algunas personas divorciadas y vueltas a casar, lo que les permitiría acceder a los sacramentos de la reconciliación y comunión. Considerar que la Iglesia le ha dado obsesiva importancia a la moral sexual, descuidando otros temas. Restringir las antiguas misas en latín (según decretara el Concilio Vaticano II). Dar declaraciones sobre su concepto teológico personal del infierno como “muerte eterna” y no “tortura eterna” (sin pretender establecerlo como doctrina). O por no actuar como político sino como guía espiritual.

En lo social a algunos, incluyendo muchos no católicos, les desagrada que el papa Francisco muestre predilección por los pobres, marginados, emigrantes, desprotegidos y excluidos, criticando las políticas económicas que agravan su situación (que es preferencia bíblica destacada por el Vaticano II y característica de Jesús).

 ¿Sucederá a Francisco un papa que continúe las reformas u otro que las revierta? Algunos líderes tradicionalistas muy influyentes fueron los cardenales Caffarra, Meissner y Pell, ya fallecidos, y otros son Zarah, Müller, Burke, Brandmüller, Zen y Ruoco, muy poderosos, aunque ahora ocupan cargos menores o están jubilados. Habrá otros, seguramente, pero pareciera que son minoría.

 Los cardenales electores actualmente son 124. De ellos, 83, el 67 por ciento, fueron creados por Francisco; 33 por Benedicto XVI y 10 por San Juan Pablo II. El antiguo predominio europeo, especialmente italiano, dio paso a “las periferias” del mundo. Europa tiene solo 49 y particularmente Italia 17. Para elegir papa se necesitan dos tercios (83) y después de 27 votaciones podrá decidirse por mayoría simple. Lo probable es que el elegido de Dios mantendrá y continuará las reformas del Concilio Vaticano II reiniciadas por Francisco.

El autor es comentarista de temas políticos, sociales y religiosos www.adolfomirandasaenz.blogspot.com

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