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Un pastor indoblegable

La principal noticia —doble— de esta semana en Nicaragua fue, primero, la de que una jueza envió a juicio al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos, acusado por crímenes contra el Estado, que jamás cometió. Y después la declaración de un obispo de Honduras acerca de que el régimen de Nicaragua ha ofrecido a monseñor Álvarez dejarlo en libertad, a cambio de irse al exilio. 

         La jueza dispuso que el obispo Álvarez continúe preso en la situación de casa por cárcel. Menos mal que no ordenó que fuera trasladado a las celdas de la cárcel del nuevo Chipote, donde  languidecen la mayoría de los presos políticos y de conciencia de Nicaragua.

         Monseñor Álvarez fue apresado por la fuerza policial desde hace 4 meses y 3 semanas, y lo tuvieron encerrado 15 días en la Curia Episcopal de Matagalpa, antes de traerlo a Managua y encerrarlo con casa por cárcel.

         Se trata, como se ha dicho tantas veces, de un caso inédito en la historia de la Iglesia católica de Nicaragua, porque nunca antes se había encarcelado a un obispo y procesado judicialmente por cometer supuestos delitos políticos.

En algunas etapas de la turbulenta historia política de Nicaragua, obispos y sacerdotes fueron perseguidos, ultrajados físicamente y echados del país. El peor de todos los casos ha sido el del obispo Antonio Valdivieso, asesinado el 26 de febrero de 1550 porque era defensor de los indios. Pero no fue el Estado español el que lo mandó a matar, sino una familia con poder local que lo asesinó por causas mezquinas particulares. Pero jamás se había encarcelado a un obispo y procesado por razón de su fe y por falsas acusaciones  de crímenes políticos.

         La otra parte de la noticia de esta semana sobre monseñor Rolando fue la declaración que dio a LA PRENSA el obispo hondureño José Antonio Canales, titular de la Diócesis de Danlí, cercana a la frontera de Honduras con Nicaragua.

         “Las noticias que nosotros hemos tenido es que a monseñor Álvarez le han ofrecido la libertad, pero fuera de Nicaragua. Lo que no quieren es voces críticas dentro de Nicaragua”, expresó este obispo hondureño quien ha sido particularmente solidario con la Iglesia católica perseguida, personalmente con monseñor Rolando Álvarez y en general con todo el pueblo nicaragüense.

         “Él es un gran pastor, un hombre de pueblo. No lo han doblegado como ellos han querido”, dijo monseñor Canales sobre monseñor Álvarez.

         Por medio de LA PRENSA, el obispo de Danlí “expresó al pueblo nicaragüense, en especial a la feligresía católica, que ‘estos son momentos de prueba, son momentos difíciles, pero que sus ansias de libertad, de la libertad bien entendida, la libertad de los hijos de Dios, deben mantenerla siempre al cien’”.

         La información de que el régimen quiere mandar al exilio a monseñor Rolando Álvarez a cambio de su libertad no es oficial. La Conferencia Episcopal de Nicaragua debería pronunciarse sobre esto. Entendemos la cautela de nuestros obispos ante la difícil situación que sufre la Iglesia, pero consideramos que con toda la prudencia que sea necesaria deberían esclarecer lo dicho por el obispo de Danlí.

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