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La mayor parte de la vieja Managua colapso por el terremoto de 1972/ Archivo

El hombre que trasmitió al mundo el terremoto de Managua

“El hombre, conocido sólo como "Enrique", transmite en español desde una unidad de radio en un camión (…) Está agotado. Ha estado transmitiendo desde temprano esta mañana. Pero él sigue conduciendo por la ciudad, tratando de hacer el trabajo de 100 tipos y reportarlo todo", describió The New York Times el 23 de diciembre de 1972

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En medio de la estática del radio comunicador, se oyó la voz de “Enrique”, el radioficionado identificado como YN1EGL.

–Aquí Managua, Nicaragua. La gente corre como zombis por las calles. Los edificios grandes están agrietados. Cambio –informó a quienes pudiesen escucharlo.

–¿Qué es lo que necesitan? Cambio. –preguntó una voz del otro lado del aparato.

–De todo. Comida, ropa, suministros médicos. Cambio –respondió Gabuardi sin saber que se comunicaba con el famoso pelotero puertorriqueño Roberto Clemente.

No había transcurrido mucho tiempo luego de la primera réplica del terremoto que azotó a Managua la madrugada del 23 de diciembre de 1972, cuando Enrique Gabuardi logró sacar su camioneta de la cochera que estaba con el portón pendiendo de un hilo y salió a recorrer las calles de lo que quedaba de la capital para transmitir al mundo a través de su radio aficionado la tragedia que se vivía.

Enrique Gabuardi fue un radio explorador nicaragüense, su identificación era YN1EGL para poder sintonizarse. Conoció su pasión por la radio a los 29 años gracias a dos amigos jesuitas y por el colaborador del grupo de radioaficionados de Nicaragua, Jaime Sáenz.

María Eugenia de Gabuardi, su esposa recuerda que cuando descubrió las radios “encontró el amor”. Recuerda que en la casa donde vivían antes del terremoto, Enrique tenía un radio en la sala, la cocina y el cuarto porque siempre tenía que estar sintonizando.

Enrique Gabuardi junto a su estación de radioafición. /Cortesía

“Hay que informar de esto”

En 1972, Enrique llevaba tres años siendo radio explorador y recientemente había instalado un radio transmisor en su camioneta, en la parte del copiloto, que ocupabas casi hasta la mitad del asiento.

El radioaficionado se encontraba la tarde del 22 de diciembre con su familia finalizando las compras de noche. Llegaron a casa de su papá cuando poco después sintieron el temblor de las 10 de la noche. Como si se tratase de una profecía, escribió sobre un envoltorio de un paquete de cigarrillos “Managua quedará devastada”. Su familia se lo tomó con humor y no le prestó atención.

Sin embargo, para Enrique no era un juego y como le venía dando seguimiento a los diversos movimientos telúricos que habían ocurrido, prefirió tomar acción para proteger a su familia. Esa noche, sus cuatro hijos, su esposa embarazada -a pocos días para entrar a labor de parto- y él durmieron en el primer piso de su casa.

María Eugenia y Enrique lograron salir junto con sus niños al patio de la casa para resguardarse luego de la primera sacudida. El radioaficionado solo aseguró que su familia estuviera salva para salir a informar sobre lo que estaba pasando en Managua, pero tampoco estaba preparado para lo que presenció.

The New York Times escribió ese 23 de diciembre de 1972 sobre la labor que desempeñó Enrique Gabuardi en esos momentos tan críticos.

“El hombre, conocido sólo como “Enrique”, transmitió en español desde una unidad de radio en un camión y durante casi 12 horas transmitió fragmentos de muerte y destrucción y peticiones de ayuda.Andy Clark, un operario de Miami y José Díaz, un amigo de habla hispana, dijeron que las transmisiones de Enrique fueron retransmitidas a una estación de onda corta del Departamento de Estado de Estados Unidos en Washington”, se lee en el periódico estadounidense.

NYT reportó que Enrique informó que la ciudad no tenía luz ni agua y que se necesitaba donaciones de sangre, medicamentos y demás suministros médicos porque las instalaciones de la Cruz Roja habían sido destruidas.

Enrique describía a los sobrevivientes como zombis que corrían las calles, con terror y llenos de sangre, afirmó el NYT. “Está agotado. Ha estado transmitiendo desde temprano esta mañana.Pero él sigue conduciendo por la ciudad, tratando de hacer el trabajo de 100 tipos y reportarlo todo”.

Por su máximo esfuerzo, los radioaficionados de habla hispana pudieron informar a los gobiernos de sus países para enviar ayuda humanitaria a Nicaragua. También, radios como WFAB retransmitieron sus comentarios para llegar a la mayor cantidad de latinos posibles, escribió hace 50 años NYT.

En un momento, su señal fue captada por un conocido nicaragüense que formaba parte de la Guardia Nacional y lo enfrentó porque aseguró que el actuar de Enrique era exagerado porque en Managua “no estaba pasando nada”, relató su esposa.

Publicación del The New York Times el 23 de diciembre de 1972. / Cortesía
Las devastadas calles de Managua post terremoto. /Archivo

Comunicación con Roberto Clemente

Entre tanta confusión y trataando de captar a algún otro radio explorador, Enrique Gabuardi interceptó la transmisión de Roberto Clemente. Su esposa relata que hablaron durante bastante tiempo, ya que Enrique repetía la devastadora situación de Managua las veces que sintonizaba con alguien nuevo.

En el libro El verdadero legado de un héroe inmortal, escrito por la Familia Clemente, dedican un capitulo a contar el temblor. Narran como Clemente habló con un “managüense” que solo se presentó como “Enrique”. Este explicaba la apocalíptica visión que tenía sobre las calles de Nicaragua.

El astro puertorriqueño no dudó un segundo en recolectar ayuda para los damnificados luego del terremoto de Managua. Para asegurarse que todo llegará en orden y movido por la profunda empatía por el país, voló a Nicaragua el 31 de diciembre de 1972.

A los pocos minutos de haber abordado el avión rentado que tenía sobrecarga por la cantidad de donaciones, este artefacto aéreo empezó a presentar fallas mecánicas. No resistió y se estrelló en el mar. Roberto Clemente murió a los 38 años. Recientemente fue declarado Héroe Nacional de Nicaragua por la Asamblea Nacional.

“A 50 años de que Roberto Clemente ofrendó su vida por Nicaragua, se inmoló por Nicaragua y para los y las nicaragüenses exaltar a personas que por sus hechos o acciones contribuyeron al desarrollo y transformación del país, en especial se hace necesario que su luminoso testimonio, ejemplo y legado heroico, cristiano, fraternal y solidario, de amor a Nicaragua, sirva de ejemplo a las generaciones venideras y que los impulsen a ser factores del desarrollo político e institucional del país”, manifiesta la ley aprobada por 91 diputados del poder Legislativo.

Sin embargo, la conversación con el astro no fue la única señal interesante que tuvo aquella madrugada. Como la confusión era tal también logró interceptar la solicitud de permiso de aterrizaje del comando sur del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Estos eran dos aviones C-130 -aviones de respuesta rápida- y solo pudo responder afirmativamente.

Los días posteriores Enrique Gabuardi siguió involucrándose en la recuperación de Managua, esta vez no solo desde su radio móvil sino con la rescate de los cuerpos de fallecidos que se encontraban entre los escombros.

La casa donde habitaba la familia Gabuardi había sufrido serias afectaciones por el terremoto, por lo que se mudaron a carretera Masaya para construir una casa desde cero.

Fragmento del libro El verdadero legado de un héroe inmortal donde indica la comunicación entre Clemente y Enrique. /Cortesía

Conectar a través de radio aficionado

Antes del trágico terremoto, María Eugenia relató que a su esposo le gustaba conectar con personas a través de su radio explorador. “Hubo un accidente antes del terremoto, fue aéreo donde el piloto falleció, pero el copiloto que era de origen puertorriqueño sobrevivió y fue trasladado a El Retiro. Así que para que pudiere comunicarse con su familia, Enrique le ayudaba”, recordó.

Otra historia que le saca sonrisa a María Eugenia es que su esposo ayudó a un par de novios nicaragüenses a mantener la comunicación ya que el chico se había ido para Miami y la joven todavía vivía en Nicaragua. Así que con la ayuda de Enrique pudieron continuar con su relación de amor.

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Exilio

Enrique Gabuardi militaban en el Partido Liberal y María Eugenia en el Partido Conservador, pero ambos tenían fuertes posturas antisomocista por lo que a pesar de no estar de acuerdo con la ideología del Frente Sandinista se sumaron de manera activa a la lucha insurreccional del 79.

Su casa sirvió como refugio de seguridad para guerrilleros, hacían donaciones de ciertos materiales para la realización de las bombas de contacto y ayudaron a personas a poder escapar del radar de Guardia Nacional, lo que les costó que la GN tomará acciones represivas contra ellos, incluso atentar contra su vida.

Lugo del triunfo, Enrique Gabuardi fue nombrado director de Bienestar Social para los departamentos Granada, Masaya y Carazo por Lea Guido, que durante los primeros meses del gobierno sandinista fue ministra de Bienestar Social y luego Ministra de Salud hasta 1986.

“El hacía los favores que podía, hasta que un día le dijeron que dejara de andarse con paternalismo porque él miraba a las personas más necesitadas. Un día se encontró a un militar cubano sentado en su escritorio y se quedó sorprendido cuando le dijeron que venía ayudar a la revolución. Mi marido que tenía un carácter fuerte lo enfrentó y le dijo que ningún cubano le iba a decir que hacer en su patria. Inmediatamente puso la renuncia”, relató María Eugenia.

Además, contó a DOMINGO que desde muy temprano ambos notaron “lo que verdaderamente” era el Frente Sandinista como partido de gobierno, por lo que salieron exiliados hacia Estados Unidos donde solicitaron asilo político.

Enrique Gabuardi falleció el 30 de noviembre de 1993. Desde muy joven había sufrido problemas del corazón y se negó a recibir la atención médica que necesitaba en ese momento, por lo luego de un breve periodo de hospitalización a la espera de un trasplante de corazón no resistió más y se rindió a la muerte a los 56 años.

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