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Duelo por amputación de extremidad corporal

Los accidentes de tránsito son una epidemia que sigue en aumento con adultos jóvenes y los sobrevivientes al sufrir amputaciones padecen secuelas físicas y psíquicas. Les cambia de inmediato su realidad y la víctima también las niega. Dependerá su proceso de readaptación de nuevas situaciones, de acuerdo a sus características individuales: antecedentes familiares, genéticos, rasgos de personalidad, carácter, temperamento, ambiente familiar y social.

 Un paciente joven de 25 años fue referido por adicción al calmante Nubain, derivado de la morfina,  lo usaba por la pérdida de la pierna izquierda —repartía pizzas—. La familia tiene una farmacia y él hurta la droga, no quiere usar la prótesis, culpa al médico por el uso de ese opioide y por ser dependiente, adicto.

Entiende que su vida cambió, “sí, para mal y ¿por qué a mí?” Viene a consulta al cabo de un año y lamenta haber quedado vivo. Recuerda que se arrastró y orilló, sufre de rabia e impotencia y siente que nadie le comprende (“necesito inyectarme”). Cada vez que toma asiento deja la prótesis recostada en una silla y él se acomoda en la otra silla; su mamá y padre le esperan.  El trabajo clínico es interdisciplinario con especialistas en psiquiatría, neuromodulación, neuroestimulación, fisioterapia, psicoterapia, juegos de espejos y, es básico que entre en proceso del duelo y reciba el apoyo —unidad del dolor, bloqueos analgésicos con radiofrecuencia, la oxicodona para aliviar el dolor— de la familia cercana.

Según Freud (1915) el duelo es la reacción a la pérdida de la amada, de un país, la libertad… los síntomas del duelo se parecen a la melancolía, depresión severa; es una reclusión en el dolor, se torna asocial, con un ostracismo al amor. Las amputaciones causan un impacto psicoemocional, familiar, social, biofisiológico, cambio neurohormonal; podríamos decir que es un nuevo nacimiento con recuerdos traumáticos, y depende mucho de la edad del paciente, del percibir, porque a los 50 años el esquema corporal y la experiencia de vida son distintas. Por ejemplo, a un amigo poeta con diabetes le fueron cercenando los miembros, desde el dedo pulgar, pie, pierna, muslo, perdía la vista… pero, su humor de hombre llanero se acrecentó, y las coplas con cantos del ordeño eran su motivo del “Otoño verde”…

La amputación es una de las tantas muertes en vida visibles al cambio de imagen corporal, que les marca, estigmatiza su incompletud, dependencia física, se sienten inferiores y repliegan en el negativismo y no quieren mirar su nueva realidad, menos percibirla como “segunda oportunidad”. Dejan amistades, empleo, pareja y tienen ideas suicidas…

¿Cómo revertir esta situación, como nueva oportunidad? La actitud positiva es pilar al dar el primer paso: salir de casa para recibir apoyo profesional, querer superar el dolor, la percepción devaluada; y esto se logra con el apoyo familiar y redes de amputados, adaptación a su nueva realidad u oportunidad de vida, con metas cortas, mediano plazo y, el desarrollo de resiliencia para fortalecer el carácter y control emocional, que hará posible lograr avances significativos de readaptación al conseguir nuevas conexiones neuronales, al evitar el dolor o la aparición del miembro, sensación fantasma —persistencia de áreas cerebrales de conexiones del cerebro a médula, sin conexiones de nervios periféricos del miembro amputado—. Por ello se trabaja en la plasticidad neuronal.

La autora es escritora.

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