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La presencia de la mitología griega en el modernismo inglés

En El soldado desconocido la mitología griega está presente de manera realística y no como una mera fabulación. Salomón de la Selva utiliza sus vivencias de guerra para humanizar el mito de Safo de Mitilene de Lesbos (la décima musa como la llamó Platón), famosa por su himno en honor de Afrodita      —quien por la caspa que padecía fuera rechazada por Faón (personaje mítico de gran belleza del cual Afrodita se enamora)—, presentándonos realísticamente a una Safo de carne y hueso, con sus pasiones y defectos. Reinterpretando el mito en su propia persona, haciéndolo vívido y real.

En Oda a Safo, Salomón dice: “¡Oh Safo, ¿será cierto/ que Faón no te quiso/ porque tenías caspa?” Luego en el mismo poema menciona a Hipólito de Eurípides de Salamina (484-406 a.C.) donde Fedra, quería poseer al casto Hipólito, de la misma manera que Salomón rechazara a la muchacha impúber que le hacía movimientos indecorosos: “La muchacha no hablaba, / sólo movía, feos / los pies. Y unas veces tenia lúbricos movimientos, / se me ponía en unas posiciones, / […] ¡Oh Safo, si tenía —como tú caspa—, piojos!”

Según relatan algunas leyendas creadas sobre Safo, esta cuando no se vio correspondida por Faón e inducida por la celosa Afrodita, se suicida lanzándose al mar desde una roca en Léucade. Al igual que en un paralelismo el poeta inglés Lord Byron (1788-1824) emula la hazaña del mito griego: Hero y Leandro. Mito de final trágico ocurrido entre dos amantes.

En 1810, Lord Byron viajaba hacia Constantinopla para defender Grecia de la opresión otomana. Mientras el buque Salsette que lo trasportaba estaba anclado en Abidos aguardando un permiso para continuar, el joven poeta decidió poner a prueba el mito de Hero (sacerdotisa de Afrodita) y de Leandro, arrojándose a nado a las aguas del Helesponto, (Dardanelos) para realizar el mismo recorrido de Leandro entre Sestos a Abidos. Hero le aguardaba desde lo alto de la torre iluminándole con su lámpara. Una ráfaga de viento extraño le apagó la lámpara haciendo que Leandro perdiera el rumbo y se ahogara. Hero, cuando atisba su cadáver se arroja al precipicio desde lo alto, muriendo instantáneamente.

Byron a pesar de las deformaciones óseas de sus pies logró cruzar el estrecho y erradicar que la idea de cruzarlo era de muerte, logrando trascender, transformándose él mismo en un nuevo mito. Al igual que Salomón sintiéndose triunfante después de la guerra, logra penetrar en el arte. En su Última Carta el poeta canta: “Pero oírse uno mismo es lo importante, / oírse hasta quedarse sordo, / y ver la luz del día hasta segarse: ¿Verdad que es muy sencillo / el secreto del arte?”

Salomón en El soldado desconocido, desea ser lavado por las aguas del Mar Muerto para que su piel y su pelo reapareciera dentro del lodo que lo cubría, limpiándose al instante de las inmundicias de la guerra. Conflicto provocado por los ideales de algunos cuantos, que se olvidaron de esos soldados desconocidos de quienes nunca se supo ni siquiera su nombre. Por aquellos que ofrendaron su vida en el campo de batalla e igualmente por los que quedaron vivos y fueron olvidados. Así lo expresó en su cantar “Mar del Norte, Mar del Norte, / si en ti me ahogo, / lávame los sudores, / mátame los piojos, / ¡déjame la carne blanca y los cabellos de oro!”

Salomón al ser partícipe de la Gran Guerra, en su fantasía recrea internamente su muerte heroica, sintiéndose victorioso, logrando trascender. En Testamento estipula: “Devolver puedo al suelo la vida que me diera, la gloria de mi muerte os lego y mi leyenda: Que acorde con el cielo quise morir; […]”.

El soldado desconocido es pues una crítica y burla a los sistemas existentes e imperantes de la época de comienzos del siglo XX y del nuevo mundo moderno que resurgía. Obra llena de contradicciones, sintiéndose el poeta, a veces atrapado entre el agradecimiento y respeto al país que le había cobijado, y del rechazo que sentía hacia al intervencionismo norteamericano existente a ese momento, en su Nicaragua, la cual estaba ocupada desde 1912, como también ocurría a su vez en Haití, Panamá, y Republica Dominicana. Por esto, en el poema: El puente Salomón alude satíricamente a las banderas que pasan llevándose las ilusiones. “¡Han pasado banderas! / ¡Han pasado cañones! / ¡Han pasado heridos!”

El 20 de enero de 1915 el Board of trustee of Hispanic Society of America en Nueva York, incorpora a Rubén Darío como su miembro, bajo el beneplácito del presidente y fundador Mr. Archer M. Huchington, amante de la poesía dariana. En el acto le hacen entrega de una medalla especial en Artes y Literatura. Y a su ruego Darío escribe un poema: “Visitante que pasa por esta casa egregia: Mira cómo la América noble y republicana / Da cabida a la gloria de la progenie hispana / Y a su espíritu eterno brinda acogida regia”. […] Poema que permanece en una columna de dicho centro.

Darío el 4 de febrero 1915, en Columbia University, de la misma ciudad, expuso su célebre poema: Pax. Poema que abogaba por la paz mundial. Salomón de la Selva asiste al gran bardo durante su permanencia en dicha ciudad. Lugar histórico donde se da el encuentro entre dos egregios coterráneos que compartieron el mismo sentimiento humanista.

La autora es máster en Literatura Española.

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