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Trascendencia universal del 4 de julio estadounidense

El 4 de julio se conmemora en Estados Unidos la independencia nacional. Es una gran celebración del pueblo estadounidense con significación universal.

Los representantes de las colonias inglesas en América del Norte firmaron el 2 de julio de 1776 la Declaración de Independencia. Dos días después, el 4 de julio, se proclamó oficialmente la separación de las colonias americanas del Imperio Británico.

A pesar de las escasas comunicaciones de la época, aquel trascendental e histórico hecho político, y el texto de la Declaración de Independencia estadounidense, repercutieron en las colonias españolas del centro y el sur de América.

En primer lugar, los criollos centro y suramericanos que anhelaban el fin del régimen colonial hispano, y autogobernarse, tuvieron la convicción de que ellos también podrían independizarse.

Pero además el texto de la Declaración de Independencia de lo que muy pronto sería Estados Unidos de América, era inspirador, tanto como lo fuera la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, que proclamaría la Gran Revolución Francesa en 1789.

Decía aquel documento fundacional estadounidense que fue redactado principalmente por Thomas Jefferson: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios; y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio exponga las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”.

Estos hermosos principios fundamentales conservan plenamente su frescura y validez, y no solo para el pueblo de Estados Unidos sino también para todas las naciones del mundo.

Por mucho que se diga que estos valores son secundarios, que el hombre antes de filosofar piensa en comer y se preocupa por eso, la verdad es que las ideas de libertad, democracia y justicia siguen motivando a la gente en todas partes del mundo. Son valores e ideas que cuando prenden en la conciencia de las masas se convierten en una gran fuerza material.

Si bien es cierto es imperativo satisfacer las necesidades primordiales, sobre todo el hambre, sin embargo las personas no son como los animales de engorde. Los seres humanos piensan y razonan, tienen ideales y en muchos casos hasta dan la vida por ellos.

A eso se refiere la Declaración de Independencia de EE. UU. cuando dice que la libertad y la búsqueda de la felicidad, entre otros, son derechos inalienables del hombre.

Y de la mujer, que tantas muestras ha dado y sigue dando de luchar hasta el sacrificio por esos valores que no son materiales, son espirituales, pero sin ellos no se puede vivir con dignidad.

Editorial 4 de julio estadounidense Estados Unidos archivo
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