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Bayron Estrada considera que la mejor forma de salir de la dictadura es que la comunidad internacional la ahogue económicamente. LA PRENSA/ CORTESÍA

Bayron Estrada: “Las del Chipote son tres veces más torturadoras que las celdas de la Modelo”

El exreo político, y ahora exiliado, analiza en entrevista con la Revista DOMINGO lo que fue el movimiento autoconvocado en 2018 y cómo es posible que Daniel Ortega aún se mantenga en el poder

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El exilio está siendo duro para Bayron Estrada, joven exreo político de 2018, quien hace un año optó por irse a Miami. Estaban recapturando a opositores y se fue ilegal.

Desde el primer día de las protestas de abril de 2018 se unió a ellas, llegó a ser uno de los líderes del movimiento autoconvocado y cayó preso, pero luego fue liberado.

Hoy, con 27 años de edad y desde el exilio, afirma que continúa trabajando para que en Nicaragua haya democracia nuevamente.

En esta entrevista con la Revista DOMINGO, analiza lo que fue el movimiento autoconvocado, por qué cuatro años después Daniel Ortega sigue como dictador y qué está pasando con la comunidad internacional y su apoyo a Nicaragua.

¿Qué pensabas, antes de 2018, del gobierno, del país?

He sido opositor desde que tengo uso de razón. Mi familia proviene de un partido político liberal. Tenía roces con las bases del Frente Sandinista en mi comunidad, tanto en la universidad como en el barrio. Nos tachaban de opositores. En mi universidad nos sometían para que fuéramos a actividades porque sabían que éramos opositores. Estaba sucediendo algo que se estaba viendo, la toma de las universidades públicas, el sometimiento de poder y el ultraje y violencia en contra de los maestros y maestras que no pensaban como ellos.

¿Qué se veía exactamente?

Cuando había una actividad, los maestros eran sometidos a sacar a todos los alumnos de clase, así estuvieran o no de acuerdo para ir a actividades. Yo fui uno de los que muchas veces reclamé, muchas veces dije no, yo no quiero ir, no me gusta ir, no podría ir y así empezó una serie de problemas que yo tenía dentro de la universidad, con mi decano, con mi presidenta de facultad, con algunos de mis maestros, porque no les apoyaba o porque no estaba de acuerdo con las acciones de Ortega. Tuve problemas también antes del 2018, publicando en Facebook, porque me llamó el decano y la presidenta de mi facultad para decirme que yo no podía estar publicando algunas cosas que estaban sucediendo, como la represión los ocho de marzo. Además, antes del 2018, yo expresaba mi descontento general en contra de la Alcaldía Municipal de León, la cual estaba envuelta en actos de corrupción. Ya había un antecedente de parte mía en contra del gobierno, en contra del Frente Sandinista.

¿Cuál era tu criterio personal acerca de lo que pasaba en Nicaragua y del gobierno de Daniel Ortega?

Ya era un gobierno autoritario. No respetaba los derechos de los más desprotegidos, sino que estaba fundado en la corrupción, en el nepotismo, en la violencia de poder. Querían someter a la población a pensar igual que ellos. En ese momento no lo llamaba dictadura, no voy a mentir, pero sí era un gobierno autoritario, porque lo estaba viviendo desde mi universidad, desde mi barrio.

¿Qué podrías decirme de cómo actuaba la juventud antes de 2018?

Muy apática ante las injusticias de los poderes del Estado.

¿A qué te referís cuando decís muy apática?

Que no le importaba en sí el rumbo por el que estaba yendo el país.

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¿Qué mirabas en tus compañeros jóvenes?

Que no me importa lo que pase a mi alrededor, mientras yo estoy bien. Yo les decía, va a haber una marcha por la ley del canal interoceánico. Vamos a apoyar a Managua. O, vamos a marchar en contra de alguna reforma que haya hecho la municipalidad (de León). Lo miraban de menos importancia. O, cuando mataban a una mujer en el municipio o en el departamento, lugares aledaños a León. Mirá, vamos a hacer esto. No, yo no me meto en eso, a mí no me gusta, yo no quiero tener problemas, eso no es de mi importancia. Completamente desproporcionado a lo que pasó con el despertar de 2018.

A lo de 2018 se le llamó movimiento autoconvocado. ¿Realmente fue así o que tanta razón tiene Daniel Ortega de decir que se trató de un golpe de Estado en su contra?

El movimiento fue completamente autoconvocado. Nadie obligó a un solo chavalo a protestar en contra del régimen. De eso doy fe porque estuve desde el primer día y todos salimos autoconvocados. Todos dijimos no está bien esto y nos vamos a ir a la calle.

¿Qué papel juegan en ese momento los políticos tradicionales, el PLC, el MRS, el Partido Conservador?

Ningún partido político, desde mi óptica, jugó, en este momento, ni antes del 19 de abril, como partido político, lo voy a decir como tal, porque si hablamos del MRS no era un partido político, ya había perdido su personalidad jurídica. Sí puedo mencionar con nombres específicos, como el PLC, el CxL, Camino Cristiano, otros partidos políticos que realmente no estaban jugando ningún papel, solo un puesto dentro de la Asamblea Nacional y por tener esos 10 puestos, como el PLC, no defendían nuestros derechos, no hablaban, no salían a las calles, así que para nosotros eran invisibles, no podían visibilizarse por nuestros derechos, entonces no podíamos nosotros estar hablando de partidos políticos, tradicionales o nuevos.

¿Qué podés decir respecto a que Daniel Ortega y Rosario Murillo hablan de un golpe de Estado?

Están mintiendo. Nunca hubo intención de ningún tipo de golpe de Estado. Simplemente fue la reacción de la población nicaragüense a su derecho constitucional de protestar, de estar en las calles mientras el Estado no respondiera a nuestras demandas.

¿Llegaron a creer en algún momento que Ortega y Murillo estaban fuera del poder?

Desde el primer día, yo dije Ortega y Murillo se tienen que ir porque han violentado derechos humanos, han violentado nuestros derechos constitucionales. Han pasado el límite. Cuando vos tenés un 25 de abril con más de 60 asesinados por la policía, por el ejército, vos decís cruzaron el límite. Lo que nunca tuvieron que hacer fue tocar a la juventud, matar jóvenes. Oponerse a un diálogo, estar en contra de la Iglesia Católica, mantener su estado policial, y, además de su estado de represión, su estado criminal en las calles. Los paramilitares cruzaron el límite.

¿Cómo explicas que cuatro años después, los Ortega Murillo todavía están en el poder?

Ortega no tuvo otra que demostrar lo que llevaba adentro, junto a sus seguidores. Y lo que llevaban dentro es lo que han venido haciendo desde hace más de 40 años, que no ha sido más que asesinar, reprimir, orquestar planes para desestabilizar otros gobiernos y por eso está en el poder, porque es un criminal, porque no es un jefe de Estado que puede dilucidar el pensamiento y la crítica nuestra en contra de él. Una persona que reprime y asesina a 300 ciudadanos y dice que lo hace por defender su gobierno, creo que no está bien de la cabeza. Yo más bien creo firmemente que lo que tenemos son dos psicópatas en el poder.

“Quienes están presos son inocentes y eso hay que defenderlo y declararlo desde cualquier punto de vista, en donde sea. Es lo que hemos hecho como exiliados y como expresos políticos también. Son parte de las arbitrariedades del régimen orteguista en contra de quienes piensan distinto. Están sufriendo, cuidado y tres veces más que los presos políticos del 2018. Las del Chipote son tres veces más torturadoras que las celdas de la Modelo”.

Bayron Estrada, exreo político y ahora exiliado

Cuatro años después, ¿cuál sería tu análisis de todo lo que pasó?

Ortega atacó a la población nicaragüense de manera que la ha deteriorado en todos sus rubros, en todo lo que se pueda pensar de manera social, económica, física. Ha apresado, asesinado y ha hecho todo lo que tenga que hacer para mantenerse en el poder. También puedo dilucidar una oposición sin liderazgo, sin ponerse de acuerdo, con falta de dignidad, también le ha dado pauta a Ortega para seguirse quedando en el poder.

¿Cómo fue para vos haber caído preso?

Lo peor que le puede pasar a un ser humano en la vida, es caer preso sin cometer delito. Ha sido una de las cosas más terribles que ha pasado en mi vida. El sufrimiento, no solo en la cárcel, sino también el sufrimiento de mi familia, el sufrimiento de mis amigos, de los que me querían, es muy difícil, terrible. Si volviera a caer preso, me romperían el alma. Más, en las celdas del Chipote.

¿El movimiento autoconvocado fue un error o qué pasó?

No. Siento que lo mejor que le ha pasado al pueblo nicaragüense han sido los movimientos autoconvocados, movimientos que no tienen fines partidarios, que no han sido creados para someterse a una política partidaria que le deba favores a Ortega o que Ortega les dé prebendas. Ortega ha estado acostumbrado a dar diputaciones, entregar alcaldías y callar a la población, robar, asesinar, hacer todo lo que esté a su alcance para para seguir gobernando. El movimiento autoconvocado creo que nació desde la dignidad de los nicaragüenses.

¿Qué falló?

Quien falló fue el Estado, porque es un derecho constitucional organizarse en cualquier forma. Quien no nos dejó organizarnos fue Ortega. Es a quien tengo que culpar, porque nos reprimió, nos asesinó, nos violentó todos los derechos constitucionales y humanos para no organizarnos.

¿Dónde está ahora el movimiento autoconvocado? ¿Qué hace?

Están trabajando algunos desde otros países, desde la desde las redes sociales. También otros han desaparecido. Porque, un gobierno que asesina, que mata, que encarcela solo por ser miembro de una organización que no esté a favor de ellos, creo que cualquiera se correría. No podemos someter a la población nicaragüense a lo que nos pasó a nosotros mismos. Por la represión han desaparecido y hay quienes están trabajando desde el exilio. Otros, desde donde puedan ayudar, porque hay mucha gente trabajando el tema de salud mental, de los presos políticos, de los exiliados, de algunas enfermedades que dejaron. Hay quienes sí se han apartado, han desaparecido por sus familias. Es lamentable.

¿Qué platican entre ustedes sobre la situación actual del país?

Nicaragua, en este momento, es una nación que sufre la plaga de la dictadura y eso entorpece todo tipo de producción, de inversión y de trabajo que se pueda hacer. No vemos un país fructífero. En este momento, Nicaragua es el país del fracaso, no tiene ni la más mínima calidad de vida para nuestra gente, porque carece de libertades, de presupuesto económico, de empleo. En este momento a Nicaragua la veo como un caos completo. Fracasamos.

¿Cómo estás viendo la situación de los presos políticos?

Primero, es lamentable, porque quienes están presos son inocentes y eso hay que defenderlo y declararlo desde cualquier punto de vista, en donde sea. Es lo que hemos hecho como exiliados y como expresos políticos también. Son parte de las arbitrariedades del régimen orteguista en contra de quienes piensan distinto. Están sufriendo, cuidado y tres veces más que los presos políticos del 2018. Las del Chipote son tres veces más torturadoras que las celdas de la Modelo.

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¿Por qué lo decís?

Porque las celdas del Chipote son centros de tortura cotidiana, a diario. Te queman, te someten, te golpean, te amenazan a la familia, quieren doblegarte como ser humano.

Cuando dialogan entre ustedes, ¿qué alternativas miran para Nicaragua?

Cada vez que nos reunimos, o estamos cerca, lo primero es hablar de quienes ya no están a nuestro lado. También, de la perspectiva de país que teníamos desde la lucha abril del 2018, de lo que anhelábamos. Ahora, cada día se nos cierran más las puertas. Hablamos de la incapacidad que han tenido algunos organismos de derechos humanos, es más, organizaciones internacionales que hablan de democracia para poder defender lo que los nicaragüenses hemos estado viviendo en todo este tiempo. También hablamos de la incapacidad que tienen algunas organizaciones como la ONU, de poder presionar de tal manera que el régimen orteguista pueda poner a discusión algunos proyectos en donde se solicite la liberación de los presos políticos, se solicite la restitución de la libertad de prensa, el respeto de derechos políticos y sociales, económicos, en Nicaragua. Las soluciones que vemos son pocas, porque vemos aún a una serie de estados que en el 2018 estaban de nuestra parte y ahora son de izquierdas. El último, Colombia, que ha sido uno de nuestros aliados políticos muy fuerte para la oposición nicaragüenses y ahora lo perdimos. Además, hemos hablado de qué manera Estados Unidos puede tener influencia de diálogo con la dictadura y para qué. Porque nos preocupa que solo sea por motivos económicos. Miramos a una embajada americana publicando qué es lo que le compran a Nicaragua constantemente en su página, pero no miramos a una embajada americana como tal en Nicaragua o a jefes de gabinetes, o a los jefes de Estado, diciéndole verdaderamente a nicaragüenses lo que está mal y cómo van a someter al régimen.

¿Ha fallado la comunidad internacional?

Sí. Le han dado tiempo y oxígeno para seguir jugando con la comunidad internacional. Como ejemplo, Ortega le prometió a la Organización de Estados Americanos, desde antes del 2018, restituir algunos derechos que habían sido robados por la dictadura, y no cumplió. Ortega le ha dicho a Estados Unidos que no es realidad lo que la oposición dice de su dictadura y Estados Unidos sigue teniendo lazos económicos con ellos. Nos preocupa que hasta las mismas organizaciones que hablan de democracia, de derechos humanos, de empoderar a la juventud, de desarrollo económico, de cambio climático, apoyan a Ortega. Lo apoyan para que llegue a la secretaría del SICA, para que tenga secretaría de derechos humanos en la ONU, para que esté a cargo de secretarías en otras organizaciones. ¿Como un violador de derechos humanos va a estar a cargo de una Secretaría de Derechos Humanos? ¿Qué le puede decir a otro violador de derechos humanos, asesino, genocida, que esté cometiendo actos ilegales? Lo mismo que les ha dicho a otras organizaciones, que ellos no han cometido nada. La comunidad internacional ha fallado porque no han puesto mano dura a Ortega. No han hecho lo que tienen que hacer, de acuerdo a sus reglas, e implementarlas inmediatamente. No se puede seguir dando al régimen más tiempo.

¿Qué hablan ustedes sobre lo que debería de ocurrir en Nicaragua?

Lo principal y primordial para acabar con la dictadura es ahogarla económicamente porque, si el BCIE le sigue dando dinero a Ortega, es para reprimir, no es para fomentar nuevos proyectos. Lo hemos visto, que todo el dinero se ocupa para la policía que anda en la calle, para que la policía siga reprimiendo, para que la policía siga acechando.

Byron Estrada, en junio de 2019, tras ser liberado por la dictadura Ortega Murillo. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Plano personal de Bayron Estrada

Bayron José Corea Estrada tiene 27 años de edad y es originario de Nagarote, León. Se considera un “nagrandano”. Su padre es Mario José Corea y su madre, Yessenia Estrada Mayorga.

Es soltero.

En Nicaragua estudiaba odontología, pero, ahora que tiene un año de estar en el exilio en Miami, está estudiando para asistente dental, además de trabajar en la oficina de una mujer política de esa ciudad que es candidata a comisionada de esa ciudad del Estado de Florida, en Estados Unidos. El inglés aún lo está aprendiendo.

La pasión por la odontología le vino desde que visitaba las clínicas dentales cuando era pequeño. Durante un tiempo estuvo pensando si estudiaba odontología o se convertía en sacerdote lasallista. Se decidió por lo primero porque, explica, “lo interesante en los dientes es que sonreír te cambia la vida”.

Se divierte viendo series o leyendo algún libro. No le gusta estar solo y no es mucho de fiestas.

Le encanta la comida nicaragüense y su plato favorito es el vaho.

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