14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Nuestros campesinos y la Cumbre de las Américas

Es preocupante que el continente que nació a la vida pública como “la esperanza para el universo”, sus principales jerarcas bajo el paraguas de la Novena Cumbre de las Américas, se reunieron en medio de fanfarrias y oropeles del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, Estados Unidos (EE. UU.) bajo los auspicios del presidente Joseph Biden, sin que hayan tomado en seria consideración el caso de los millones de campesinos que deambulan, sin ningún apoyo y huérfanos de respaldo, por casi todas las tierras ubérrimas de América Latina.

Esto es grave, por cuanto, el campesinado no solo constituye más del 50 por ciento de la población continental sino porque representan una fuerza de trabajo importante que contribuye de manera primordial al impulso de las economías nacionales. Son los que de sol a sol y bajo las más ímprobas condiciones, cultivan la tierra, para que los alimentos fundamentales no falten en nuestra mesa. Y son también fuente de divisas, porque algunos países utilizamos los excedentes de nuestra producción agrícola, para apuntalar las exportaciones.

Ya se han realizado intentos fallidos por mejorar la situación de estos hermanos campesinos, como hace 61 años, cuando por iniciativa del presidente John F. Kennedy se fundó la Alianza para el Progreso (Alpro) con el fin, entre otras cosas, de incentivar los planes de reforma agraria, que con su lamentable muerte fueron abandonados. Si se les hubiera dado seguimiento a dichos planes, estoy seguro de que el problema migratorio que hoy enfrentan principalmente, México, EE. UU. y la región centroamericana, se hubieran mermado notablemente, ya que muchos de los migrantes no solo lo hacen por motivos políticos debido a la brutal represión de las dictaduras, sino también por razones económicas.

La Alianza para el Progreso comenzó con el discurso pronunciado en la Casa Blanca por el presidente Kennedy el 13 de marzo de 1961, en presencia de los embajadores latinoamericanos acreditados en Washington. El ambicioso plan se proponía “mejorar la vida de todos los habitantes del continente” para lo cual el gobierno de los EE. UU. aportaría 20 mil millones de dólares. Incluía, en lo político, el establecimiento de gobiernos democráticos y en lo social el apoyo para la reforma agraria en todos los países que quisieran desarrollarla.

Hago esta remembranza histórica porque la ayuda que está ofreciendo el presidente Biden es muy poca, en cuanto a sus posibilidades y las necesidades ingentes de que adolecen nuestras naciones. Es evidente que hay un decaimiento, que se traduce en una anemia profunda, en cuanto a las relaciones de EE. UU., con los países al sur del río Bravo. Se atacan los efectos, eludiendo las verdaderas causas que producen estos fenómenos, razón por la cual algunos presidentes demócratas vacilaron su participación en dicha Cumbre.

Veamos el caso de Nicaragua: Desde la independencia en 1821 hasta nuestros días, los campesinos han sido víctimas de la más inicua explotación. Se han hecho revoluciones, como la del FSLN en 1979, y la situación de los campesinos ha empeorado, en vez de mejorar. Basta visitar los cementerios y las cárceles del régimen Ortega Murillo para darnos cuenta de la tragedia que como la espada de Damocles pende sobre todos ellos. Pregunten por Medardo Mairena y Pedro Mena, ¿dónde están? Por Francisca Ramírez, teniendo tierra propia, sembrando frijoles en tierra ajena, en la hermana república del sur, los tres del Movimiento Campesino.

Todo esto me recuerda lo que escribió nuestro recordado amigo y poeta, Pablo Antonio Cuadra (1912-2002): “Por los caminos van los campesinos / de dos en dos los hijos han partido / de cien en cien las madres han llorado / de mil en mil los hombres han caído / y hecho polvo ha quedado / su sueño en la chamarra, su vida en el fusil”.

Esta tragedia de nuestros hermanos campesinos debe terminar. Obviamente que no podrá ser mientras el binomio de los Ortega Murillo siga conduciendo los destinos de nuestra nación. De ahí que en un futuro próximo, los nicaragüenses tendremos que enfrentar dos retos: primero, producir el cambio que nuestro pueblo ha venido demandando hace rato y segundo, dar cumplimiento a las reivindicaciones populares, que han venido siendo postergadas por muchos años.

El autor es periodista y secretario general de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE)

Opinión campesinos Cumbre de las Américas Nicaragua archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí