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La “muñeca de hierro de Putin” y la presencia militar rusa en Nicaragua

Gran conmoción mediática causó la información de que el régimen de Nicaragua ha autorizado el ingreso de personal, armas y equipos de guerra de Rusia, que permanecerán en el país durante el segundo semestre del año.

Pero no son solo de Rusia los militares, armas y equipos de guerra que ingresarán y permanecerán en el país durante ese período. La autorización es también para los ejércitos de Estados Unidos, México, Cuba, Venezuela, República Dominicana, Guatemala, El Salvador y Honduras. Y tampoco es la primera vez que ocurre, esto se viene haciendo desde el año 2012.

El pretexto para traer esos hombres, armas y equipos de guerra extranjeros —a un país cuyo gobierno dice ser extremadamente protector de la soberanía nacional—, es que supuestamente realizarán ejercicios conjuntos con sus congéneres de Nicaragua para fortalecer la lucha contra el narcotráfico, practicar actividades con fines humanitarios y estrechar la amistad entre los ejércitos.

En realidad, a pesar de que esta práctica la han hecho rutinaria, ahora la información encendió las alarmas en ciertos medios de comunicación. Quien la prendió fue una periodista de la televisión oficialista de Moscú, Olga Skabeyeba, quien dijo que es una oportunidad para que Rusia introduzca e instale en Nicaragua armamento de gran poder mortífero, muy cerca de los Estados Unidos (EE. UU.).

“Si sistemas de misiles americanos pueden estar cerca de Moscú, desde el territorio de Ucrania, es hora de que Rusia despliegue algo poderoso más cerca de una ciudad estadounidense”, dijo Skabeyeba en su programa de televisión 60 minutos.

Conocida como “la muñeca de hierro de Putin”, Skabeyeba es una periodista oficialista azuzadora de la represión contra la oposición rusa. Es famosa —y se ha hecho muy rica—, por su apasionada justificación de la guerra de agresión a Ucrania, pero antes por las campañas contra el líder opositor democrático Alexei Navalni y el grupo feminista artístico de oposición al régimen de Vladímir Putin, las Pussy Riot.

Ante el anuncio de la nueva llegada de militares y equipos bélicos de Rusia, cuando esta potencia mundial no democrática libra una guerra de agresión contra Ucrania, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, ha mostrado preocupación. Mientras que el subsecretario de Estado de EE. UU., Bryan Nicholson, declaró al medio alemán Deutsche Welle que es “una provocación”.

Pero Nicaragua tiene desde hace años una estrecha relación política y militar con Rusia. Al respecto se recuerda que ya en noviembre de 2018, el entonces presidente Trump declaró oficialmente que el régimen de Daniel Ortega era “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos”. Pero no pasó nada, aparte de algunas sanciones personales y a algunas entidades, con efectos mínimos.

En noviembre de 2021 el actual presidente estadounidense, Joe Biden, prorrogó por un año más esa declaratoria y tampoco sucedió nada especial. Y lo más probable es que todo seguirá igual ahora que ingresen de nuevo a Nicaragua los militares y equipos de guerra de Rusia. Pero también de los mismos EE. UU. y de varios países latinoamericanos, entre ellos dictaduras y democracias.

Editorial Daniel Ortega Nicaragua archivo
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