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La retrospección

Retrospección: mirada o examen hacia atrás.

Qué difícil es la retrospección. Es como regresar en una máquina del tiempo a enmendar errores del pasado, lo que solo se puede hacer en la mente.

A veces somos injustos con nosotros mismos por haber sido jóvenes e idealistas. Esos tiempos ya pasaron para nuestra generación, y veo el futuro repitiendo lo de ayer, porque hay los que no aprenden por estar ávidos de poder y de dinero, o por atavismo cultural.

Queda depositada la esperanza en las nuevas generaciones, aunque parezca misión imposible por las actuales circunstancias del país. No se requiere repetirlas aquí, bien las conocemos, incluyendo la emigración (por necesidad) de decenas de miles de los nuestros de los que el régimen no dice una palabra, menos de los que mueren tratando de llegar al odiado imperialismo. Callan a conveniencia y despotrican a conveniencia y hay tontos que lo creen todo, no los cínicos por supuesto, los que son parte del negocio.

Suspendo por tanto desde ahora las críticas a asuntos del pasado sin haber estado en el momento y las circunstancias de los acontecimientos, a no ser que los haya investigado diligentemente (como lo he hecho en otras ocasiones). Pido por tanto humildemente disculpas a quienes hasta ahora he ofendido estando en cualquier estado de la conciencia, alterada o no, por no haber interpretado correctamente los hechos fenoménicos, los que se manifiestan a los sentidos.

Lo anterior excluye toda repugnancia que pueda sentir y por ende expresar de los hechos que se manifiestan en la actualidad, que no son más que meras opiniones en tono sarcástico, lo que no amerita pena moral ni legal según mis profundos conocimientos de la legislación represiva nacional. Aun así he comprobado que mi teléfono móvil está intervenido. El espía tenía abierto el micrófono y se escuchaba su televisor, se lo dije y se desconectó. Se lo agradezco.

Previendo lo anterior, por si mi teléfono móvil es incautado por algún agente represor en uniforme o no, decidí semanas atrás salir de los grupos de familia con los que estaba en contacto en una red social. No porque ahí se dijesen cosas que pudiesen ofender a otros, sino que para protegerlos de algún despistado del régimen.

En mi familia no se acepan ni se difunden noticias falsas ni se miente. La mentira es anatema. Mi madre, nacida en Brooklyn de padre de origen irlandés, nos ha dicho que en su casa la mentira era prohibida. Lo mismo sucedía en la casa de mi padre en Managua. El ejército de mitómanos oficiales da lástima más que desprecio, son torpes a la enésima potencia, solo deben repetir el discurso que se les envía como si nadie se diese cuenta de sus mentiras.

Un ejemplo de lo anterior es el de un diputado perenne que desde que sus hijas, que ocupaban cargos en el servicio exterior renunciaron a ellos, vocifera más enérgicamente su lealtad a los amos. El pánico campea porque no saben hacia dónde los conduce el secretismo dinástico. Ni los hijos lo saben, solo obedecen órdenes como los demás, incluyendo a aquellos empresarios a quieres les atrae más el olor del dinero que el de la justicia.

Recuerdo una cámara de comercio antes del 2018 que cuando los de la dirección dijeron que era tiempo del relevo generacional, empezaron a colocar a sus hijos en los cargos que estaban dejando. Hoy los padres les dicen a los hijos que salgan del peligro que significa ser directivo en una cámara empresarial. Así han entrado en escena otros actores que nada tienen que perder, pero que desean figurar, o que son allegados al régimen. Si me equivoco pido disculpas. Ahora los empresarios van con el BCIE de la mano del régimen a la renovada persecución del dinero.

¿Y los reos políticos? ¿No merecen la vida y la tranquilidad de sus familias? ¿Que dejen de ser sometidos a tratos crueles e inhumanos? ¿No es ese acaso el objetivo del régimen, llevarlos al borde de la muerte para mantener el terror o para negociarlos? ¡Qué le puede interesar el derecho internacional a los del régimen! Solo cuando les interesa.

En Ucrania no hay menoscabo de la soberanía nacional ni de su integridad territorial, palabra de Vladímir Putin, y Joe Biden ya está negociando con Nicolás el acceso al petróleo venezolano por las sanciones a Rusia. Díaz-Canel y Danny se quedan en la tubería de salida.

¿Maduro traidor? ¿O sálvese el que pueda? Sorry Danny, dice Maduro, agárrate del BCIE y de los empresarios vendepatria porque ¡viva la patria!, tu numerosa familia digo, porque Rusia ya se fue al carajo. Te quedan Irán y la China continental, pero no vas a lograr un gran qué por ahí, lo digo por experiencia, y seguirás aumentando la deuda pública como solo tú sabes hacer.

¿El hijo predilecto canta todavía?, sigue preguntando Maduro, ¿o vas a enviar a tu general con los tanques rusos a Ucrania para apoyar a Vladímir? Si es así, para cuando los hayas enviado ya no estarán para defenderte del pueblo. ¡Amárrate con los yanquis carajo, como yo, no está mal, y síguele mintiendo a la gente, que para mentir somos expertos! Que Díaz-Canel se las arregle como pueda, que siga enviando migrantes por Nicaragua al odioso imperialismo para recibir remesas y mantener el régimen, igual que tú y yo Danny Boy, somos unos genios, ¡hemos superado al güegüense!

P.S.: Danny Boy es una balada celta que simboliza la independencia de los irlandeses frente al dominio inglés de siglos atrás, más ahora que el Sinn Féin (partido independentista irlandés) ganó las elecciones libre y transparentemente en Irlanda del Norte (Reino Unido). Imaginen ustedes elecciones libres y transparentes por estos lados, y sin necesidad de los votos en el exterior, ja, ja, ja. Digo esto antes de la aprobación de la ley de extinción de los seres libres.

Fin de esta retrospección.

El autor es doctor en Derecho.

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