En una jornada de esas que tanto anhelan los fanáticos del beisbol y que no se presentan tan a menudo en los últimos años, Jonathan Loáisiga y Erasmo Ramírez cumplieron con las misiones asignadas este lunes por la noche en las Grandes Ligas, al aportar un episodio en blanco cada uno en beneficios de sus equipos, aunque los resultados finales no fueron similares.
Loáisiga recurrió al poder de sus disparos que ahora se movieron con obediencia para pintar en blanco la séptima entrada y anotarse su quinto hold del año en la victoria de los Yanquis de Nueva York 6-2 contra los Orioles. Jonathan admitió un sencillo de Rougned Odor, pero obligó a una rola para doble play a Tyler Nevin y cerró el inning con ponche a Ryan McKenna.
Ramírez echó mano de su precisión de cirujano para colgar una entrada sin carreras ante los Marlins de Miami, vencedores 8-2 de los Nacionales. Erasmo propinó un ponche a Jacob Stallings al iniciar su trabajo y luego dominó a Jazz Chisholm en rola al shortstop, antes de admitir un hit a Jesús Aguilar, pero cerró con rola a sus manos del cubano Jorge Soler.
Para Loáisiga fue saludable regresar con una entrada limpia después de la dificultad que le tocó enfrentar el pasado viernes ante los Medias Blancas, cuando a través de un jonrón de Yoan Moncada, le arrebataron una ventaja de 7-4, aunque eventualmente ganó el partido porque los Yanquis se soltaron hasta construir una victoria 14-7 que fue a su cuenta personal.
Erasmo, por su lado, ha mantenido la consistencia, al extremo de batallar solo en dos de sus 11 presentaciones en esta temporada, en la que marcha con balance de 0-0 y 1.80, por solo tres carreras limpias en 15 innings, con 14 hits permitidos, dos jonrones, una base y 11 ponches. Al nica, los contrarios le batean para .246 de average y tiene un whip de 1.00.
El “Pistolero de Las Sierritas” muestra 1-1 y 5.52 en 14.2 innings, con 11 hits, de ellos tres jonrones, nueve carreras limpias, ocho bases por bolas y 13 ponches. Le batean para .216 y su whip es de 1.30. Esta noche hizo disparos de hasta 99 millas en su sinker, que volvió a moverse con brusquedad hacia el bateador en lo que pareció un retorno a su nivel habitual.
De modo que después de mucho tiempo, los big leaguers nicas trabajaron de forma casi simultánea y con mucha eficiencia, cada cual a su manera, pero igualmente dominantes en una jornada que nos hizo recordar aquellos días en los que hasta cuatro o cinco pinoleros entraban en acción y generaban mil emociones entre sus seguidores en todo el país.