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Necesitamos buenos pastores

A mí siempre me gusta toda la simbología del Buen Pastor.

Entre el pueblo judío se llamaba pastor no solo al que cuidaba de las ovejas sino también, de una manera simbólica, a todo líder político o religioso precisamente porque lo suyo era cuidar y velar por el pueblo.

Los profetas, hombres críticos, pero llenos de amor al pueblo y a Dios, criticaron muy duramente a los falsos profetas, a los falsos líderes políticos y religiosos porque se habían convertido en malos pastores

Ezequiel y Jeremías, testigos de un pueblo en descomposición, hablan muy duramente de esos falsos pastores: Son pastores que no estaban al servicio del pueblo, pero sí ponían al pueblo a su servicio: “En vez de apacentar a las ovejas, se apacientan a sí mismos” (Ez. 34, 2.9).

Estaban preocupados en sus asuntos y olvidaban que lo suyo era velar por el pueblo (Ez. 34, 3).

Manipulaban y oprimían al pueblo (Ez. 34, 4). Dividían en vez de unir (Jer. 23, 1). Por eso, los profetas empezaron a hablarle al pueblo que su verdadero pastor no es otro sino Dios (Ez. 34, 11-16), el que está siempre al servicio de todo ser humano.

Jesús se llamará a sí mismo el Pastor bueno (Jn. 10, 14) porque: Conoce a sus ovejas y sus ovejas le conocen bien a él (Jn. 10, 27). No busca su interés personal sino el interés de sus ovejas, los seres humanos. Está siempre al cuidado de sus ovejas para que nadie les haga daño y ninguna se pierda (Jn. 10, 28).

Nunca se impuso; siempre proponía e invitaba a que le siguiéramos en libertad: “El que quiera seguirme, que me siga” (Mt. 16, 24).

Hoy, en este mundo nuestro, se habla mucho de falta de verdaderos pastores que se pongan al servicio del pueblo. Necesitamos buenos pastores.

Quien quiera ser un verdadero líder, tendrá que fijarse en Jesús: El líder, el pastor bueno que atrae por su honradez, no por su habilidad para la mentira y el engaño.

El líder, el pastor bueno que qué se hace pueblo con la comunidad y que pastorea y conduce al bien, la verdad, la justicia y la solidaridad.

El líder, el pastor bueno que conoce a su pueblo y el pueblo le conoce también a él.

El líder, el buen pastor que nunca pretende imponerse siempre propone.

El líder, el pastor bueno que da la vida por hacer valer a su pueblo.

El líder, el pastor bueno que vigila y se juega la vida por su gente para que ellos vivan, pueblo viva.

El líder, el pastor bueno que une y no disgrega.

Jesús es el buen pastor, el verdadero líder que hace valer a todos. Quien sigue a Jesús nunca queda

defraudado: “Sabe de quién se fía”, como decía San Pablo (2Tim 1,12).

El autor es sacerdote católico.

Opinión Buen Pastor Jesús archivo
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