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CONTENIDO EXCLUSIVO.Tal como lo advirtieron analistas en noviembre pasado, cuando Nicaragua eliminó el requisito de visa para los cubanos que ingresan a territorio nicaragüense, la medida de “abrir fronteras” para los isleños está contribuyendo a agudizar la crisis migratoria en la región. Aunque los problemas aún no llegan hasta la frontera estadounidense como se tenía previsto, ni han avanzado hasta México —convertido en el último muro de contención de migrantes—, la crisis está encendiéndose a unos cuantos kilómetros de la frontera norte de Nicaragua, en El Paraíso, Honduras.
Según el Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras, en los últimos años ha enfrentado una creciente ola migratoria irregular. En 2020, la institución registró el ingreso de 8,154 extranjeros en condición irregular y, en 2021, la cifra subió a 17,590.
En los primeros tres meses de 2022 ingresaron a Honduras 16,214 extranjeros que van en tránsito hacia Estados Unidos, casi la misma cantidad de todo el 2021.
Del total de viajeros, el 55 por ciento son hombres, el 30 por ciento mujeres y el restante 15 por ciento niños de diferentes edades. Sin detallar números, un organismo no gubernamental hondureño hizo un llamado de alerta ante la emergencia humanitaria que se desarrolla en la zona, y aunque menciona a nicaragüenses en la lista, destaca que los cubanos encabezan los grupos más numerosos.
En algunos casos la lentitud de los trámites y en otros la imposibilidad de pagar la multa de unos 220 dólares mantiene varados a la mayoría de esos migrantes. Los especialistas advierten que en el corto plazo la situación puede derivar en una crisis migratoria y sanitaria. La situación es tan grave que para agilizar el tránsito de estas personas, durante la Semana Santa el INM de Honduras suspendió el cobro de la multa; pero lo reanudó este lunes 18 de abril.
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Nicaragua, de corredor migrante a trampolín
La cifra de ingresos no deja de crecer. Según datos oficiales, entre 300 y 400 migrantes procedentes de al menos nueve países, cruzan diariamente la frontera sur de Honduras; llegan procedentes de Nicaragua. Los cubanos son el grupo mayoritario y desde noviembre pasado Nicaragua les permite el libre ingreso, estimulando el establecimiento de vuelos directos entre La Habana y Managua.
A este grupo le siguen los venezolanos, a quienes desde noviembre de 2018 Nicaragua tampoco les pide visa para entrar a su territorio. También hay ecuatorianos, que según información divulgada en la Embajada de Ecuador en Nicaragua, tampoco requieren visa para ingresar a suelo nicaragüense.
El grupo también está integrado por ciudadanos de Haití, Angola, Senegal, Brasil y Bangladesh. Con excepción de estos últimos que deben solicitar una visa de ingreso en el Consulado más cercano, el resto obtiene la visa al ingresar a Nicaragua, hacen un pago y compran una tarjeta de turista. Con esta visa pueden permanecer en el país hasta por treinta días, lo que les facilita su travesía hacia Estados Unidos.
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Piden declarar estado de emergencia
Esta gran cantidad de personas que, alentadas también por la política de puertas abiertas de Nicaragua, intentan atravesar Honduras para seguir su travesía hacia Estados Unidos ha desbordado las capacidades de las autoridades hondureñas. Miles de migrantes permanecen varados en esa zona que carece de las condiciones para brindar los servicios básicos a los viajeros.
Recientemente representantes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) entregaron paquetes humanitarios para atender a los migrantes.
“Ellos requieren alimentación, hospedaje, atención médica y transporte. Pero hasta ahora no han recibido respuesta de parte del Estado hondureño. Únicamente algunas iglesias, con apoyo de organizaciones internacionales, les están brindando ayuda; pero en algunos casos sus capacidades ya han colapsado”, dice un boletín emitido por el organismo no gubernamental de Honduras.
La crisis está tomando niveles tan alarmantes que organizaciones de apoyo a los migrantes solicitaron el pasado 15 de abril que se declare estado de emergencia. Mientras tanto, organizaciones benéficas brindan respuestas puntuales especialmente en lo referido al acceso de agua y saneamiento.
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El limbo migratorio
“Miles de migrantes de al menos nueve nacionalidades se encuentran bloqueados en los municipios de Trojes y Danlí, en el departamento fronterizo oriental de El Paraíso, debido al lento proceso de recepción de pago de 220 dólares de multa que deben realizar por el ingreso irregular a territorio hondureño”, dice el boletín de esa ONG.
Luego de reanudarse el cobro de la multa, LA PRENSA intentó obtener la versión de las autoridades migratorias sobre las medidas que tomarán para solucionar esta crisis. Sin embargo, no obtuvimos respuesta a nuestras consultas.
La Coordinadora Residente de Naciones Unidas visitó la zona el 24 de marzo para constatar la situación en ambos municipios, donde las autoridades locales han emitido declaraciones de emergencia ante la masiva llegada de migrantes.
Según el más reciente reporte de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés), 2,300 migrantes habían ingresado por la frontera sur de Honduras en la segunda semana de abril. Por su parte, el INM de Honduras reporta que en las primeras semanas de abril ingresaron a ese país en condición irregular 3,097 personas.
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Nuevas rutas y crisis se extiende
Según el INM, ante la presencia masiva de migrantes en la zona de El Paraíso, que colinda con el puesto fronterizo de Las Manos, en Nueva Segovia, Nicaragua, los nuevos viajeros se ven obligados a cambiar la ruta. Ahora muchos optan por cruzar en zonas cercanas a los puestos fronterizos del Guasaule en Chinandega y El Espino, en Madriz. Este cambio en su recorrido está contribuyendo a que la crisis se traslade a comunidades del departamento hondureño de Choluteca.
Según el organismo, la situación que enfrentan los migrantes en tránsito es “caótica”, después que tras semanas de viaje en su ruta hacia Estados Unidos han quedado varados en la frontera sur de Honduras, a la espera de pagar el permiso de paso o conseguir el dinero para hacerlo.
La organización mencionada considera que las condiciones de riesgo, amenaza y vulnerabilidad son altas, ya que no existe capacidad de respuesta para atender a los migrantes. En la zona no hay suficiente infraestructura para albergar a las personas que ingresan a diario a esas comunidades y municipios de El Paraíso.
“En Trojes solo hay un albergue con capacidad para atender a 140 personas y en Danlí existen tres albergues activos (Colonia Las Colinas, Nueva Esperanza y Santa María) con capacidad para brindar atención en total a 170 personas”, advierte la organización que ha movilizado personal a la zona, y sigue pendiente de la evolución de la crisis y en la búsqueda de fondos para atender la emergencia. Solo 310 personas estarían bajo amparo de los albergues, en una zona en que a diario podrían ingresar hasta 400 viajeros encaminados hacia el norte.