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Carlos Martínez junto a Keylor Navas, uno de los mejores porteros del mundo. Ambos juegan para la selección nacional de Costa Rica. FEDEFUTBOL de Costa Rica

Carlos Martínez, el segundo nicaragüense que podría jugar un mundial de futbol

Un joven defensor de ascendencia nicaragüense podría jugar en el mundial de Catar 2022 si la selección de Costa Rica clasifica en junio. “Yo soy el primer tico de la familia, pero mi sangre es 100% nicaragüense”, cuenta.

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Nicaragua jamás se ha clasificado a una Copa Mundial de Futbol, pero sí ha habido un futbolista de origen nicaragüense que jugó en un mundial. Se trata de Óscar Duarte, el defensor originario de Catarina, Masaya que defendió la camiseta de Costa Rica en el mundial de Brasil 2014.

Duarte es nicaragüense y nacionalizado costarricense. Incluso anotó un gol de cabeza ante la selección de Uruguay, una de las más duras del torneo.

Para el mundial de Catar 2022, que se jugará del 21 de noviembre al 18 de diciembre de este año, otro nicaragüense podría jugar en el máximo torneo de futbol del planeta. Se trata de Carlos Martínez, un joven defensor de 23 años que al igual que Duarte, ya es parte de la selección nacional de Costa Rica.

Martínez tiene doble nacionalidad. Es nicaragüense por sus padres y costarricense porque nació en suelo tico. “Yo soy el primer tico de la familia, pero mi sangre es 100% nicaragüense”, comenta.

De hecho, Duarte también podría jugar el torneo porque todavía no se ha retirado de la selección costarricense y es uno de los mejores defensores con los que cuenta, de manera que son dos los nicaragüenses que podrían estar en Catar 2022.

Carlos Martínez fue contratado en 2017 por un equipo de Bélgica para jugar por tres años. CORTESÍA

En el medio campo

Los padres de Carlos llegaron a Costa Rica en 1998. Eran una familia leonesa de cuatro miembros conformada por don Marvin Martínez y doña Martha Castro, junto a sus dos hijos, que migraron a Costa Rica para conseguir trabajo y mejorar su calidad de vida.

Un año más tarde, el 30 de marzo de 1999, cuando la familia ya estaba viviendo en Costa Rica, nació el tercer hijo de la pareja. Lo nombraron Carlos Manuel Martínez Castro.

Desde aquellos días, la familia vivía en una casa en el sector de Santa Ana, en San José, la capital costarricense. Carlos recuerda su infancia como “días difíciles” debido a la pobreza en la que vivía él y su familia.

Desde los cuatro años, Carlos ya jugaba al futbol con su hermano que es siete años mayor. “El fútbol era como una salida mía porque desde muy chiquitos vivíamos muchas dificultades. Éramos muy, muy pobres”, cuenta el futbolista.

La familia vivía frente a una cancha de futbol y casi todas las tardes Carlos se iba a jugar con su hermano y los demás niños del barrio. A veces, a Carlos no lo dejaban jugar porque los demás niños eran muy mayores y lo podían golpear, y en otras ocasiones, lo metían a jugar, “pero ni me pasaban la bola”.

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Carlos narra que “cuando les hacía falta uno, y como yo era muy bueno, pues ya me metían a jugar y siempre tenían cuidado porque yo era un chiquito de cinco años y ellos tenían 10 años o más”.

Jugando en canchas con los niños del barrio fue que algunos observadores descubrieron el talento de Carlos y a los siete años, la Academia Costarricense de Fútbol Argentino (ACFA), le ofreció a él y a su familia que entrenara en su escuela de futbol.

La familia aceptó. En la academia le daban comida y transporte, de manera que representaba un alivio para la familia de escasos recursos. El hermano mayor de Carlos también jugaba muy bien al futbol. “No tuvo las mismas oportunidades que yo tuve. A veces no tenía para el pasaje, o para comprar los tacos para jugar”, dice.

En la academia de ACFA, Carlos dice que aprendió todo lo que hoy conoce sobre el futbol. “Desde controlar la bola, aprender a cabecear, todas esas cosas desde muy chiquito me lo enseñaban y después, ya cuando estaba más grande, me enseñaban las cosas más avanzadas”, cuenta.

Estuvo en ACFA por ocho años, hasta que cumplió 14 y luego pasó a jugar a la academia Wilmer López e integraba el equipo sub-15 del club Carmelita. En aquel entonces, el joven Carlos no jugaba como lateral derecho, si no que ocupaba la posición de medio campista ofensivo. Y a veces jugaba como delantero o como extremo.

Un día, el equipo sub17 del club no tenía un lateral derecho porque el que jugaba como titular había sido convocado para el equipo mayor y el suplente estaba lesionado. El entrenador del equipo sub17, llamó a Carlos, quien jugaba en la categoría sub15.

–Carlos, usted es bastante rápido. ¿Usted ha jugado de lateral? –le consultó el entrenador

–Sinceramente no, pero si usted me enseña, le hacemos

–Bueno, hoy es jueves. Jugamos el domingo. Probemos, y si lo hace bien, lo ponemos el domingo

El juego que se iba jugar ese domingo era una semifinal contra un equipo llamado Uruguay de Coronado, y después de los tres días de práctica, el entrenador decidió poner a Carlos como lateral derecho titular.

Después del partido, dejó muy buenas sensaciones. “Todos me decían que jugaba mejor como lateral que como mediocampista”, recuerda Carlos, pero a él no le gustaba mucho esa posición.

El primero abajo de izquierda a derecha es Carlos Martínez cuando fue campeón en un torneo en Senegal en 2016. CORTESÍA

Ya estuvo en Catar

A los 15 años, Carlos hizo pruebas para Aspire Football Dreams, una academia de futbol que se encarga de reclutar y formar a jóvenes talentos de varios países del mundo.

De 50 aspirantes, Carlos fue preseleccionado junto a otros dos jóvenes y luego fue a una nueva prueba a Senegal. A los pocos días regresó a Costa Rica y luego lo contactaron para otorgarle una beca y que fuera parte de la academia hasta que cumpliera 18 años.

El joven estuvo 2 años y tres meses entre Senegal y Catar en las sedes que la academia Aspire tiene en esos dos países. Carlos dice que esa academia fue donde se terminó de pulir como lateral derecho.

Ahí estuvo jugando con varios jugadores africanos que hoy son referencia en el futbol mundial. Carlos recuerda con aprecio al nigeriano Henry Onyekuru, quien hoy juega con el Galatasaray de Turquía, y también a Francis Uzoho, el arquero titular de la selección nacional de Nigeria.

Cuando Carlos cumplió los 18 años en 2017, fue contratado por un equipo de Bélgica llamado Königliche Allgemeine Sportvereinigung Eupen (K.A.S. Eupen), por tres años, sin embargo, con este equipo no pudo jugar un solo partido, hasta que finalmente fue cedido a préstamo al equipo Herediano de Costa Rica.

Carlos dice que en Herediano también le fue muy mal. Solamente jugó 40 minutos en seis meses. Él quería jugar más y sentía que tenía el nivel para hacerlo, así que solicitó el finiquito al club belga para terminar pronto con el contrato.

Cuando el KAS Eupen lo dejó libre en 2019, Carlos empezó a tocar puertas en equipos de Costa Rica hasta que fue contratado por el equipo de Guadalupe y en 2020, empezó a jugar con el equipo San Carlos, de la primera división de Costa Rica, y con el que sigue jugando hasta la fecha como lateral derecho.

¿Nicaragua o Costa Rica?

En 2019, Carlos había sido seleccionado por la selección preolímpica de Costa Rica para jugar un torneo en busca de la clasificación a los Juegos Olímpico de Tokyo 2020. Era la primera vez que vestía la camiseta de Costa Rica, pero por tener doble nacionalidad, Carlos todavía podía ser convocado por Nicaragua para jugar con la selección mayor.

En el futbol, cuando un jugador con doble nacionalidad es llamado a jugar por alguna de las selecciones mayores, ya no podrá jugar con la otra selección, a excepción de las categorías juveniles. Es decir, si Carlos hubiese jugado con la selección mayor de Costa Rica, ya no podía ser convocado por Nicaragua, pero como se trataba de un equipo preolímpico, entonces todavía podía jugar para la “azul y blanco”.

Durante la preparación del equipo preolímpico, Carlos recibió la llamada del exdirector técnico de la selección nacional de Nicaragua, Juan Vita, y le dijo que estaba interesado en contar con él para unos partidos que se jugarían en México.

Carlos le respondió que le dejara tomar una decisión después del torneo preolímpico, sin embargo, Carlos no pudo jugar ese torneo porque sufrió una lesión, la peor que ha tenido hasta el momento en su carrera. Se trataba de un desgarre de siete centímetros del músculo isquiotibial izquierdo.

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Estuvo seis meses sin jugar debido a la lesión. Ese tiempo le sirvió a Carlos para pensar si jugaba para Nicaragua o continuaba preparándose para ser considerado para jugar con Costa Rica. Días después, Carlos habló nuevamente con Vita y le dijo que iba a esperar a ser llamado por Costa Rica

“Sin menospreciar a Nicaragua, creo que Costa Rica viene siendo en el futbol un país superior a pesar de que las distancias se han acortado”, argumenta Carlos sobre su decisión para jugar con Costa Rica.

Catar 2022

Carlos siente que está en la mejor etapa de su carrera, sobre todo porque ya debutó con la selección nacional costarricense. El joven vistió la camiseta de la selección tica por primera vez el pasado 27 de marzo cuando entró al minuto 73 en el partido de eliminatoria mundialista contra El Salvador.

Tres días después, el 30 de marzo, mismo día de su cumpleaños, el director técnico de Costa Rica, Luis Fernando Suárez, lo puso a jugar como titular contra Estados Unidos. “Fue un gran regalo de cumpleaños”, comenta el joven.

Carlos Martínez durante una barrida al medio campista Antonee Robinson de la selección nacional de los Estados Unidos. AFP

Ese día se sentía como ansioso por jugar, hacerlo bien, y aportar algo positivo al equipo. Costa Rica terminó ganando 2-0 el partido, y Carlos fue uno de los jugadores más destacados.

Ahora, la selección costarricense deberá jugar un partido de repechaje en junio contra Nueva Zelanda para conseguir el boleto a Catar 2022.

Según el ranking FIFA, que es la tabla donde se califican a las 211 selecciones nacionales de todo el mundo, Costa Rica está en el puesto 31, mientras que Nueva Zelanda en el puesto 101. Nicaragua se encuentra en la posición número 144.

La prensa costarricense es muy optimista con los pronósticos de ese decisivo partido y se cree que Costa Rica conseguirá el boleto. Carlos también confía, y espera ser convocado para el máximo torneo de futbol a nivel mundial en donde, si Costa Rica clasifica, jugaría la primera fase contra España, Alemania y Japón.

Carlos dice que su familia lo apoya. Siguen viviendo en Santa Ana y siempre ven sus partidos. Ahora que juega con la selección costarricense lo siguen con mucha más atención. Él vive en el norte de Costa Rica porque el equipo para el que juega, San Carlos, es de esa zona.

En Nicaragua ha estado en pocas ocasiones. La última vez fue cuando tenía ocho años que viajó con su familia para visitar a su abuela.

Además de jugar futbol, Carlos está estudiando para terminar su bachillerato. Como a los 15 años se fue a Senegal y a Catar, se atrasó, y hasta ahora está terminando. Dice que solamente le falta aprobar Matemáticas.

También quiere estudiar una carrera universitaria, aunque todavía no se decide entre Arquitectura, alguna Ingeniería o Preparación física.

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