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Hay que rescatar a Sandino

Para la exaltación de los héroes, nada mejor que recurrir a dos epónimos varones de la literatura universal, por cuanto, han consagrado parte de sus vidas al estudio de estos hombres superiores, que han puesto su impronta indeleble en los acontecimientos que  les ha tocado vivir. El primero que se me ocurre es el historiador británico Thomas Carlyle (1795-1881) autor de El culto al héroe y lo heroico en la historia.

Para Carlyle: “La Historia del mundo es la biografía de los grandes hombres”. En su exultante entusiasmo, llega hasta afirmar que “los grandes hombres son admirables, creo que en el fondo nada hay más admirable. En el pecho del hombre no hay sentimiento más noble que la admiración sentida por otro superior a él”.

Por su parte, el ensayista y filósofo norteamericano, Ralph Waldo Emerson (1803-1882) en su famoso libro Hombres representativos expresa:   “Es grande aquel que es lo que es por naturaleza y que nunca nos recuerda a todos”. Luego agrega: “Considero como un gran hombre al que vive en una esfera más alta de pensamiento, a la cual los hombres se elevan con trabajo y dificultad”.

He dejado claramente establecido lo que es el héroe, porque soy de los que consideran, que como parte de nuestra cultura y tradición, los pueblos latinoamericanos estamos en la obligación moral y ética de rendirle el debido respeto y veneración a nuestros héroes y mártires, que se sacrificaron en la dura lucha por alcanzar mejores condiciones de vida, para sus conciudadanos y para la humanidad.

Pero, y aquí está el gran pero: he observado que en algunos de nuestros  países, cualquier pandilla de facinerosos agarra el nombre de nuestros héroes y mártires, organizan un movimiento político o partido, llegan al poder y ya instalados en él, hacen precisamente todo lo contrario de lo que decía y hacía el supuesto patrocinador. Estos ni siquiera pueden protestar por semejante abuso, porque yacen sumergidos en el eterno y sepulcral silencio de sus tumbas frías.

A mis lectores los invito a que lean las biografías de José Martí (Cuba), Simón Bolívar (Venezuela), Augusto César Sandino (Nicaragua) y podrán comprobar que las dictaduras de Miguel Díaz Canel, Nicolás Maduro y los Ortega-Murillo, no representan ni la acción ni el pensamiento de lo que aspiraban para nuestros pueblos, aquellos héroes latinoamericanos. 

Este 21 de febrero del 2022 se estarán cumpliendo 88 años del vil asesinato del General de Hombres Libres, Augusto César Sandino, por lo que considero oportuno recordar con unción patriótica algunos de sus pensamientos, que nada tienen que ver con la tragedia por la que ha estado pasando nuestra querida Nicaragua en los últimos años:

—Su pensamiento ideológico: Ni extrema derecha ni extrema izquierda sino Frente Único es nuestro lema. Siendo así no resulta ilógico que en nuestra lucha procuramos la cooperación de todas las clases sociales sin “ismos”.

—Por una Nicaragua sin caudillos: La orientación política de mi patria debe alejarse de todo caudillismo, pues la experiencia dolorosa nos obliga a buscar otros senderos.

—La lucha por la libertad: Un nación, tarde o temprano obtiene su libertad y cada abuso de poder apresura la destrucción del mismo que la dirige.

—El respeto por la propiedad privada: Nunca sabrán que Sandino ha tomado nunca lo que no le pertenece por derecho propio.

—Sandino pregunta al mundo: ¿Quiénes son los que ataron a mi patria al poste de la ignominia?

     Basta leer estos pensamientos de Sandino para darnos cuenta de que su acción estaba inspirada en el más elevado patriotismo, por lo que debemos reconocer tristemente, que no solo nuestros presos políticos están secuestrados y para mayor desgracia en una cárcel llamada “el Chipote” en franca contradicción con sus ideales, sino que también han secuestrado el propio nombre de Sandino cuya gesta heroica por nuestra independencia y libertad, escrita con sangre, debe llenarnos de orgullo a todos los nicaragüenses.

        Ojalá que podamos rescatar, más temprano que tarde, su nombre para colocarlo en el pedestal que se merece por sobre los partidos y por sobre cualquier otro interés, que no sea en provecho de la paz y del bienestar de todos los nicaragüenses.

El autor es periodista y secretario general de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE).

Opinión Augusto César Sandino archivo
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