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Bancos de Nicaragua cierran 167 sucursales y ventanillas en cuatro años

El cierre de centro de atención a clientes ha dejado en el desempleo a más de 2,700 personas. En el 2021 también el sector registró la pérdida de más ventanillas y sucursales. Especialistas explican qué significa esto

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Los números oficiales indican que en 2021 el Sistema Financiero Nacional continuó cerrando sucursales y ventanillas. En total clausuró 25, para sumar un total de 167 desde el estallido de la crisis sociopolítica de 2018, lo que, a criterio de economistas consultados, significa que el sector sigue reduciendo su nivel de bancarización y aumentando el desempleo en Nicaragua.

Asimismo, esta situación distanció los servicios bancarios en algunas zonas del territorio, lo que afecta a la población, sobre todo a las personas que no tienen acceso a internet y que difícilmente podrían hacer uso de la aplicación de banca en línea.

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En detalle, los datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) indican que, hasta marzo de 2018, un mes antes de que estallara la crisis sociopolítica, funcionaban 612 sucursales y ventanillas bancarias en toda Nicaragua, mismas que empleaban a 11,484 trabajadores. De estas, 267 estaban ubicadas en Managua y 345 en los departamentos.

En cambio, en 2021, un total de 445 sucursales y ventanillas se encontraban operando en el país, con 8,716 trabajadores. De estas, 191 estaban ubicadas en Managua y 254 en los departamentos, que serían los más golpeados por los cierres.

Es decir que la reducción en la capacidad de atención a la población es cada vez más significativa. Hasta diciembre de 2021, tomando como referencia a marzo de 2018, se reporta el cierre de 167 establecimientos, 76 menos en la capital y 91 menos en los departamentos.

Además, si se compara con lo registrado en 2020, el año pasado el sector clausuró 25 sucursales y ventanillas, la disminución fue más drástica en los departamentos (17 menos), que en Managua (8 menos).

¿Cuáles son las consecuencias de dichos cierres?

Con el cierre de sucursales y ventanillas también ha aumentado el desempleo en el sector. Los números del máximo emisor indican que solo el año pasado se perdieron 71 empleos, pero desde marzo de 2018 se acumula la destrucción de 2,768 plazas.

El economista Marco Aurelio Peña considera que una de las consecuencias inmediatas del cierre de estos establecimientos es el desempleo, pues el personal bancario, que contaba con sus trabajos estables ahora forman parte del subempleo, del empleo irregular o escogen migrar. “Aunque con su liquidación también pueden fundar algún negocio o un emprendimiento”, agregó.

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El economista explicó que la reducción en la cantidad de ventanillas y sucursales obedece a una restricción presupuestaria, es decir a medidas de ahorro y austeridad, debido a la reducción en el volumen de sus transacciones. “Menos transacciones bancarias para ellos son menos préstamos y menos demanda de instrumentos y servicios financieros que le generan ingresos al banco, que son parte de sus activos financieros”, indicó.

Señaló que otra implicación es que, al cerrar las sucursales y ventanillas, posiblemente habrá áreas que se compacten o fusionen y se cargará de más trabajo al personal que queda. También expresó que el cierre de estos establecimientos perjudica a la población, puesto que ahora para hacer sus gestiones bancarias debe movilizarse más lejos y está más expuesta a robos.

“Esto perjudica a los usuarios de los servicios financieros en aquellas zonas en las que ya no va a haber una sucursal o una ventanilla que pueda atender sus consultas. Ellos se tendrían que movilizar a otras sucursales para preguntar sobre préstamos, sobre créditos y todo lo demás”, ejemplificó.

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Por otro lado, considera que si verdaderamente el ritmo de expansión reflejara una reactivación económica sostenida, como aduce el Gobierno, “no tuvieran por qué cerrar, ante una expansión económica sostenida los bancos contratan más gente, abren más sucursales, más ventanillas, no lo contrario”.

“Eso hay que tenerlo en cuenta porque, a pesar de que el año pasado se está cerrando con una tasa extraordinaria de crecimiento, eso no es balanceado en todos los subsectores, porque había algunos que registraban un notorio retraso, o un rezago, y el sector bancario era uno de ellos. El subsector de servicios financieros era uno de los que presentaba una caída”, recordó.

El Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE), publicado por el Banco Central, indica que en noviembre, pese a la expansión de varias actividades económicas, la intermediación financiera y servicios conexos cayó 4.4 por ciento, pero en el acumulado enero-noviembre hubo un crecimiento de 5.1 por ciento. 

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La caída en noviembre fue “debido a la reducción en el margen entre los intereses, en términos constantes, de la cartera de créditos y la captación de depósitos. No obstante, se observó aumento en términos nominales, tanto en la cartera de crédito como en el saldo de depósitos”, detalló la entidad.

Comportamiento de los créditos y los depósitos

El crédito es clave para los sectores productivos y de comercio, pero sobre todo para la recuperación económica. En diversas ocasiones, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) señaló que uno de los obstáculos que afrontaba la recuperación del crédito en Nicaragua es que se había deteriorado la calidad de los sujetos de crédito, es decir debido al aumento del desempleo, las entidades financieras estaban teniendo problemas para encontrar a personas que cumplieran con los requisitos para acceder a créditos.

“Si los banqueros ven que hay un ritmo de expansión y se forman expectativas positivas, sobre lo que va a pasar en el futuro, entonces lo racionalmente previsible es que ellos vayan creciendo en cartera, en créditos y en activos, es decir, en aumentar el número de clientes, ventanillas, sucursales, en colocar el mayor número de créditos, porque de ahí es donde obtienen su ganancia bancaria”, ejemplificó.

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Según los datos del BCN, hasta diciembre de 2021 los créditos sumaron 3,550 millones de dólares, 5.93 por ciento superior que lo contabilizado en 2020 (3,351 millones).

Asimismo, el monto acumulado en 2021 es mayor a lo registrado en 2019 (3,489 millones), pero inferior a lo totalizado en marzo de 2018 (4,690 millones).

Por otro lado, en contraste con el crecimiento del crédito, los depósitos bancarios reflejaron una recuperación un poco más robusta. Los números del BCN indican que en 2021 el saldo de depósitos ascendía a 4,729 millones de dólares, cifra superior en un 12 por ciento a lo contabilizado en 2020 (4,221 millones).

Y aunque el monto sigue siendo mayor a lo reportado en 2019, cuando los depósitos se ubicaron en 3,634 millones de dólares, en 2021 se refleja una disminución si se compara con lo acumulado hasta marzo de 2018 (4,830 millones).

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“Si cerramos con esa tasa extraordinaria de crecimiento económico del año pasado, pero se reduce el número de trabajadores, según las cifras del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y la generación de empleo formal es porcentualmente no significativa, entonces estamos hablando de una tasa de crecimiento que no está generando empleos. Eso también le podría estar sucediendo a la industria bancaria”, indicó.

Otras razones

Un economista y consultor externo, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, explicó que el sistema bancario en Nicaragua es muy tradicional, mientras otros países ya están más avanzados en la aplicación de tecnologías de la información.

“Nicaragua está progresando mucho en lo que es la penetración del internet, esa es una medida muy eficiente, porque le ahorra costos. Pero como en Nicaragua la banca es tradicional, está estructurada sobre esquemas ya obsoletos que para otros países eso ya no existe, como poblar una nación de sucursales o de ventanillas, cuando muchas cosas hoy en día se pueden hacer a través de la vía de la comunicación, la inteligencia artificial, el internet, etcétera”, aseguró.

Agregó que no considera que el cierre de los establecimientos sea porque “haya problemas de entrega de plata, o problemas de recursos, etcétera”, él lo atribuye a que “hay algunos bancos que ya están en procesos de modernización, al menos que alguno esté reduciendo su capacidad administrativa porque los costos se le están elevando”.

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“Hoy en día, la bancarización se está haciendo a través de vías como el internet, los sistemas de comunicación y el análisis a través de inteligencia artificial, o la aplicación de ciencias y datos. Pero todavía estamos muy atrasados”, lamentó.

El economista hizo énfasis en que la banca nacional no se ha modernizado ni siquiera en aspectos técnicos y que no pueden respaldar inversiones a largo plazo. “Esa es una de las grandes limitantes que tiene este país y es un obstáculo para poder avanzar en el desarrollo económico”.

“Las inversiones que ellos hacen son de un año, algunos de tres, pero son inversiones muy pequeñas y viven del corto plazo. Viven de la actividad económica anual del país y si en un año la nación entra en problemas, le impacta mucho y eso se vio en 2018, cuando cayó la banca y cómo afectó también la buena recuperación de crédito. La banca de aquí no puede ayudar, es incapaz técnica, económica y organizativamente para impulsar a la economía a tasas de crecimiento mayores”, expresó.

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Por su parte, en consultas con otro economista, quien también solicitó el anonimato, considera que el cierre de estos establecimientos y el aumento del desempleo es el resultado de la situación del país con el Gobierno de turno, “son señales que van en contra de la inversión, en contra del sector privado y en contra de la sociedad en general”, indicó.

“Uno ya no sabe a qué atenerse, el Estado de derecho ya no nos protege, aquí puede pasar cualquier cosa, como por ejemplo el caso de las ONG y de las universidades. Todas estas ONG intentaron presentar sus estados financieros, sus juntas directivas, sin embargo, el Ministerio de Gobernación les cerró la puerta”, enfatizó.

Al respecto, exclamó “qué nos hace prever, por ejemplo, que la Dirección General de Ingresos (DGI) no les cierre también las puertas a las empresas privadas y comiencen a sancionarlas en virtud de eso mismo, es decir, aquí el problema no se trata de que ‘bueno las ONG son críticas al Gobierno y entonces las vamos a cerrar por venganza política’, no, aquí estamos viendo parte de un plan de estatización ya bien dirigido”.

“Hay que esperar un mayor desempleo por el cierre de ventanillas y sucursales. Solo en las sucursales de los bancos, entre 15 y 20 personas, en promedio, trabajaban en ellas, entonces estamos hablando de un enorme retroceso. Esto es el resultado de esas señales que se están enviando”, concluyó.

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