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El teatro de lo absurdo

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Taiwán

Desde cualquier punto de vista, lo que sucedió con los bienes de Taiwán es un robo a descampado. Hasta el pensamiento más primitivo entiende que apropiarse ilegalmente de los bienes de otro es un robo. No hay ley que respalde ese asalto. Se robaron los bienes de Taiwán de la misma forma que se robaron los equipos y edificios de 100 por ciento noticias, de Confidencial y más de medio centenar de organismos.

Barbarie

Nicaragua parece estar viviendo el teatro de lo absurdo. Se ha instalado en cierto sector de nicaragüenses un pensamiento que va más allá de lo primitivo, que reclama como derecho propio el asesinar y robar a otros y, todavía, endilgarles a las víctimas sus fechorías. Casi raya lo animal. No razona. Establece con el hocico lleno de sangre su derecho a depredar. Su único argumento es la fuerza. Lo hago porque puedo. ¿Y qué? La barbarie.

Derecho

Supongamos por un momento que China comunista tiene algún derecho a reclamar como propios los bienes estatales de Taiwán. No hay que ser abogado para entender que, en un estado de derecho, ese reclamo tendría que dirimirse en un juicio, posiblemente en una instancia internacional, y no como lo hizo el régimen de Ortega: entrando por iniciativa propia al asalto, para representar los intereses de su nuevo aliado político.

+300

Ese pensamiento instintivo, por decirle un nombre, aflora con profusión en las redes sociales. Posiblemente troles pagados para repetir hasta el cansancio la misma línea. Cada vez que alguien reclama por la inocencia de los presos políticos, por ejemplo, en vez de pruebas llueven argumentos de este tipo, y cito uno real (léase con voz zombie): “Son delincuentes, cerebros, ideólogos del intento de golpe de 2018. Murieron muchas personas, ellos los mataron. Están donde merecen”. Desde ese punto de vista, ahí en el Chipote está el asesino de Alvarito Conrado. ¿El de Sandor Dolmus? ¿El de la brasileña Rayneia Gabrielle Lima? Y así, podría seguir mencionando más de 300 nombres.

Investigación

Por supuesto, también murieron policías y sandinistas defendiendo al régimen y atacado a quienes protestaron. Estoy seguro que hay entre los opositores responsables de varios crímenes de esos. El asunto es que no ha habido una investigación profesional y transparente para esclarecer esos hechos. Lo que hizo el régimen, después de dar la orden de disparar a matar contra quienes estaban en las barricadas, fue responsabilizar de esos asesinatos a todos los que se oponen a Daniel Ortega, en una generalización aberrante. Basta que usted critique a la dictadura para que ellos le achaquen sus propios crímenes.

Matemáticas

Otro recurso para cubrir sus huellas ha sido multiplicar por cien sus muertos, sus asesinados, que, insisto, los hay, y dividir por cero los de los opositores. Así millones de opositores son responsables de la muerte de Bismarck Martínez y nadie de la muerte de Alvarito Conrado. Hasta en sus propias listas la cantidad de muertos que ellos dicen haber sufrido en 2018 es mucho menor que el total de asesinados que reconocen. ¿Entonces? ¿Y los asesinos de las otras personas en qué cárcel están? Las matemáticas no cuadran. No es impunidad lo que se pide, es justicia, y sí que paguen los asesinos de uno y otro si los hay, a ver de cuánto le toca a cada uno.

Procuraduría

El asunto no sería tan grave si esta manera retorcida de pensar fuese la forma de ver el mundo de algunos cuantos, o, incluso, de muchos troles cuya misión es presentar ese mundo así de retorcido, al revés. ¡Pero es política de Estado! Después del despojo a descampado de Taiwán, la Procuraduría General del República, que debería ser una institución seria, sale diciendo en un comunicado que “no caben transacciones, traslados o traspasos (entre éstas, supuestas donaciones) cuya intención sólo evidencia la naturaleza ilegal y voraz de quienes pretenden con maniobras y subterfugios apropiarse de lo ajeno”. Dicen esto ellos, que decidieron ante sí, sin juicio alguno, que Taiwán no es dueño de lo suyo, y que donar o traspasar sus bienes es robarle al que ellos, repito, sin juicio alguno, decidieron es el nuevo dueño.

Al revés

Al final solo toca entender que esta es la única forma que tienen de darle sentido a su sistema y no reconocerse como mafia o mara, que sería, miren que irónico, lo honesto. Tienen que poner el mundo al revés. Los asesinos no son asesinos sino quienes los provocan con sus criticas y reclamos de derechos. Los ladrones no son ladrones sino quienes reclaman por lo robado. El delito es ley y la ley, delito. Y, por supuesto, hacer notar que han puesto el mundo al revés, también es delito. Lo dice la Procuraduría: Quienes “insistan en ilegítimos e ilegales reclamos, quedarán expuestos a los tribunales y acciones judiciales correspondientes”. Lo absurdo. Y es así, desde esta lógica, que se entiende cómo hay tantos inocentes pagando cárcel por los crímenes que sus carceleros cometieron.

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