El cardenal Leopoldo José Brenes dirigió un mensaje en la homilía de este 24 de diciembre a quienes sufren una ausencia por muerte, privación de libertad o la partida a otras naciones de un ser querido, en un país que ha sido golpeado en los últimos tres años por la crisis sociopolítica y la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la pandemia de la covid-19 y el fenómeno más reciente de la emigración.
“Sin duda alguna, muchos de nosotros tenemos algo, una oscuridad que nos llena de tristezas, unas tinieblas que cubren nuestras mentes, que cubren nuestras familias, que cubren nuestra patria, que cubre el mundo: violencia, muerte, intriga. Como no recordar hoy y estar cercanos a esas familias que han perdido un ser querido. Como no estar cerca de las familias que uno de sus miembros ha tenido que salir, que ha emigrado. Como no estar cerca de esas familias que tienen algún miembro, a un familiar, un amigo privado de libertad”, dijo el cardenal.
Brenes dijo que “una gran luz” que representa a Jesucristo vendrá sobre el país, para iluminar a todos en esta Noche Buena.
Actualmente, en Nicaragua hay casi 170 personas injustamente encarceladas por criticar al régimen de Ortega, según recuento de organizaciones de presos políticos y de derechos humanos; cientos de personas se han visto obligadas a salir del país, para evitar la cárcel, la persecución y las amenazas de los simpatizantes de Ortega.
Por otro lado, la pandemia de la covid-19 habría provocado la muertes de miles de nicaragüenses, al presentarse en un repunte de casos entre mayo y septiembre de este año, que desbordaron los hospitales. El régimen niega el impacto de la pandemia, pero según el organismo independiente Observatorio Ciudadano covid-19 Nicaragua pudieron haber sido más de 3,000 personas las que fallecieron a causa de la enfermedad.
Ataque a la Iglesia
Los obispos y sacerdotes de la Iglesia católica han sido una voz de denuncias de las arbitrariedades de Ortega desde 2018, cuando comenzó la represión armada contra las protestas civiles que dejó al menos 355 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Por eso mismo, la Iglesia se ha convertido en blanco de los ataques del orteguismo, quienes han sido agredidos por fanáticos de Ortega, expulsados del país, robadas las iglesias, entre otras acciones represivas.
Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, incitan a sus seguidores a odiar a los miembros de la Iglesia católica a través de sus discursos, en que han llamado «golpistas», «terroristas», «hijos del demonio», «fariseos» entre otros calificativos a los sacerdotes y obispos.