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El fracaso de las dictaduras

A propósito de la reciente medida adoptada por el régimen de los Ortega-Murillo, mediante la cual ya los hermanos cubanos no necesitarán visa para entrar a Nicaragua, algo que debería de ser digno de encomio porque sabemos de los sufrimientos que ha padecido ese noble pueblo y de las carestías que padece, como consecuencia del sistema marxista-leninista que allí impera desde hace 62 años. No obstante lo anterior, no tengo nada que elogiar porque, conociendo como se conoce la manera en que actúa el gobierno que detenta el poder en Nicaragua, se me ocurre que lo que están haciendo  lo hacen con los siguientes objetivos:

  1. Quedar bien con la dictadura cubana ayudando a bajar la presión popular que tiene principalmente desde el pasado 11 de julio cuando el pueblo cubano se lanzó a las calles en demanda de libertad y el cese del racionamiento.
  2. Frente a la posibilidad de colapso económico, enviar gente a los EE.UU., vía Nicaragua, para incrementar las remesas que reciben de los trabajadores cubanos en el exterior.

Hay que destacar que Cuba desde los inicios de la Revolución en el 59 del siglo pasado, siempre ha sido un régimen parasitario dependiendo fundamentalmente de la ayuda exterior. En su primera etapa,  de la extinta Unión Soviética con 3 mil millones de dólares anuales y a continuación, del régimen chavista de Venezuela que en solo 5 años les otorgó 80 mil millones de dólares en ayuda mediante el petróleo y los llamados intercambios culturales, que no son mas que la explotación de los profesionales cubanos (médicos, maestros, etc.) como la mas viva expresión de la moderna esclavitud. Tanto la nomenclatura del régimen cubano como la del venezolano, saben perfectamente que el modelo político y económico  inspirado en el marxismo-leninismo no funciona y que cualquier gobierno de cualquier país que pretenda seguir sus pasos se estará encaminando inexorablemente hacia el abismo.

Si algunos dudan de lo que aquí afirmo, pregúntenle el por qué están en el exilio a más de 1 millón de cubanos en Miami (EE.UU.), a los 5 millones de venezolanos que se encuentran dispersos por todo el mundo y a los más de 150 mil nicaragüenses, que son solo  el comienzo.  Sin embargo, debo hacer público reconocimiento a la excelente labor desarrollada por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, y los organismos colaterales que lo acompañan, por ajustarse a los principios de la Carta Democrática Interamericana y al Derecho Internacional, a pesar de la complicidad vergonzosa de ciertos gobiernos, que valiéndose de pretextos deleznables, prefieren hermanarse con la dictadura al abstenerse de votar, que acompañar al sufrido pueblo nicaragüense en sus justos anhelos de democracia y libertad.

En tales casos, es oportuno traer a la memoria lo que en los momentos cruciales de la heroica lucha de nuestro pueblo, en contra de la dictadura dinástica de los Somoza en 1979, expresó el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez: “El principio de la No Intervención no debe servir nunca para alcahuetear dictaduras.”

Para reafirmar el fracaso de las dictaduras en América Latina, permítanme contarles una anécdota que sucedió en la Cuba revolucionaria de Fidel Castro. Dos gigantes de la literatura hispanoamericana: Pablo Neruda, chileno, Premio Nobel de Literatura 1971 y Miguel Ángel Asturias, guatemalteco, Premio Nobel de Literatura 1967, fueron invitados para participar en La Habana, en una conferencia internacional de escritores. Durante los 3 días que duró el encuentro, Asturias y Neruda, aprovecharon para recorrer parte de la Isla y conversar con personas del pueblo llano. Cuando terminó la conferencia y se dirigían al aeropuerto, el chofer del taxi se sorprendió cuando oyó decir a Neruda: “Qué lástima, Miguel Ángel, que nos pasemos la vida defendiendo países en los cuales no podemos vivir”.

Entonces, la pregunta es: ¿los nicaragüenses: vamos a permitir resignadamente a que lleven por ese camino infernal y lleno de inseguridades, a nuestra querida Nicaragua? ¡Seguramente que no: Patria y Vida venceremos!

El autor es periodista y Secretario General de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero ( ANE).

Opinión
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