Díganle adiós a una carrera que tuvo exageradas oportunidades de ser campeón mundial desperdiciadas y denle la bienvenida al comienzo de una carrera de pelear y perder por sobrevivir económicamente. Carlos “Chocorroncito” Buitrago fue noqueado en Las Vegas en siete asaltos por Ricardo “el Niño” Sandoval cuando el réferi decidió detener la fiesta de golpes que tenía el californiano sobre la humanidad del nicaragüense, quien hizo un gran esfuerzo por mantenerse, pero ya no tenía sentido, tragaba golpes como un niño dulces , ya no veía venir de dónde salían los misiles que aterrizaban en su rostro y resto del cuerpo, ya había dejado de tirar combinaciones, mientras trataba de simular actividad moviendo la cabeza, defendiéndose con la cintura, pero era en vano.
Después que Chocorroncito ganó ajustadamente el primer asalto, en los seis siguientes rounds lo único que ganó fueron los martillazos que le asestó Sandoval. Buitrago despuntó con su acostumbrado jab de forma repetida, manejó la distancia y tomó riesgos para ganar puntos. El primer asalto fue una ilusión óptica, aunque Sandoval es un peleador lejos del nivel de Julio César Martínez (el mejor de la división), hizo ajustes a partir del segundo capítulo y en el tercero se adueñó de la pelea. Él decía cuándo y cómo se castigaba al nicaragüense, si a la larga, media o corta distancia, y así fue que empezó a caerse el castillo de esperanzas del muchacho bendecido en su momento por Alexis Argüello. En el quinto asalto Sandoval casi saca de órbita la cabeza de Chocorroncito, sin embargo, sobrevivió para contarlo. En el sexto el réferi se le acercó y le dijo: “Te doy un round más”. Y así fue, en el arranque del séptimo, Sandoval asestó dobles combinaciones a la humanidad de su rival que ya se veía abollado como un carro recién estrellado y el réferi dijo no más, protegiendo la salud del pinolero.
Chocorroncito tenía la experiencia de seis oportunidades de título mundial, cinco concretadas y una tirada en la báscula, no obstante, en este combate hubo algo diferente a las anteriores: no había excusa, peleaba en 113 libras, tomó riesgos, pero se dio cuenta que pisando el acelerador a fondo no despeinaba al oponente, se sintió impotente y ahora con 29 años lo más probable es que se dedique a explotar su récord de 32 victoria, siete derrotas y un empate para hacer caja. Buitrago será la escalera excepcional para jóvenes que quieran dar el salto de nivel. El Niño con su triunfo mejoró a 20 triunfos, 15 nocauts y una derrota.
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