14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Ortega busca reelegirse este domingo 7 de noviembre por tercera ocasión como presidente de Nicaragua para un cuarto mandato consecutivo de cinco años. LA PRENSA

6 personajes nacionales que ayudaron a Ortega a regresar al poder y a consolidar una dictadura en Nicaragua

Estas personas influyeron, de una u otra forma, para que Ortega regresara a la Presidencia y controlara todos los poderes del Estado hasta sumir a Nicaragua en un régimen dictatorial

Contenido Exclusivo CONTENIDO EXCLUSIVO.

Detrás del retorno al poder del caudillo sandinista Daniel Ortega Saavedra hay una serie de personajes claves, nacionales e internacionales, que fueron fundamentales para que este ganara las elecciones de 2006 y retornara al poder luego de 16 años en la sombra de la oposición y “gobernando desde abajo”. Estas personas influyeron, de una u otra forma, para que Ortega regresara a la Presidencia y controlara todos los poderes del Estado hasta sumir a Nicaragua en un régimen dictatorial.

Arnoldo Alemán

Los analistas políticos coinciden en mencionar que Arnoldo Alemán Lacayo, presidente de Nicaragua de 1997 a 2002, es la ficha clave para que Ortega retornara al poder ya que es el responsable directo del llamado Pacto Alemán-Ortega. “El pacto de Alemán con Ortega fue la plataforma decisiva para que Ortega retornara al poder no solo por la repartición de los poderes del Estado (…) lo decisivo (fue) la reducción del porcentaje electoral para ganar”, sostiene el analista Enrique Sáenz.

Alemán nació el 23 de enero de 1946 en Managua, es hijo de Arnoldo Alemán Sandoval —oficial del Gobierno del dictador Anastasio Somoza Debayle— y María Antonieta Lacayo. Cursó su primaria el Instituto Pedagógico La Salle en Managua, donde conoció a Ortega.

Abogado de profesión, Alemán se especializó en Integración Centroamericana y Derecho Corporativo y Bancario, y antes de ser presidente de Nicaragua, fue miembro del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), y ostentó varios cargos de presidencias y vicepresidencias de asociaciones que formaban parte de la patronal más importante del país, por ejemplo, fue vicepresidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic) de 1986 a 1990.

En mayo de 1990 fue electo alcalde de Managua tras dos meses de servir como concejal y fue hasta el 1 de septiembre de 1995 que dimitió de su cargo para preparar su candidatura a la Presidencia de la República en las elecciones de 1996 por la Alianza Liberal (AL). En ese año, el 20 de octubre, Alemán se impuso con el 51 % de los votos sobre Ortega, candidato del FSLN.

Arnoldo Alemán y Daniel Ortega estudiaron en el mismo instituto y se conocieron en el barrio San Antonio. LA PRENSA/ Archivo
El expresidente Arnoldo Alemán y el actual mandatario Daniel Ortega, aliados políticos. Gracias al pacto de ambos, volvió al poder el Frente Sandinista en Nicaragua. LA PRENSA/ Archivo

Mientras Alemán ostentaba el cargo de presidente de la República por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) — en ese entonces la agrupación política más importante en el país— en 1999 negoció con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), dirigido por Ortega, una serie de acuerdos con el único objetivo de asegurar el control del poder ejecutivo y la subordinación de los otros poderes del Estado para mantener privilegios e inmunidades. El llamado Pacto Alemán-Ortega se ejecutó en el 2000 bajo la instauración de un sistema bipartidista.

Le puede interesar: DIEZ DATOS PARA ENTENDER EL PACTO ALEMÁN-ORTEGA

Desde ese momento, Ortega y Alemán se repartieron los principales cargos del Estado y disminuyeron el porcentaje de votos para elegirse presidente en la primera vuelta, lo que ha beneficiado a Ortega hasta el día de hoy. El analista nicaragüense Enrique Sáenz considera que el pacto Alemán-Ortega fue la “plataforma decisiva” para que el caudillo sandinista gobernara nuevamente el país y, además, al asumir al gobierno, la bancada del PLC le permitió en los primeros años “gobernar como si fuera mayoría porque votaban de manera sistemática el PLC con la bancada del FSLN”.

Roberto Rivas

Roberto Rivas Reyes fue nombrado magistrado del Consejo Supremo Electoral (CSE) en julio de 1995, a pedido de quien en ese momento era considerado su protector, el cardenal y arzobispo emérito de Managua, Miguel Obando y Bravo (q.e.p.d.). En el 2000 fue reelecto magistrado presidente del CSE, a propuesta del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y al amparo del pacto de Alemán-Ortega que hizo posible la reforma constitucional con la que los caudillos se repartieron el Estado.

En la actualidad, es expresidente del CSE después de que el pasado 31 de mayo de 2018 renunciara a su cargo. A lo largo de su carrera ha sido señalado por sus detractores de acumular riqueza y perpetrar fraudes electorales a favor del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) desde 2008, pero nunca ha sido juzgado. Los acuerdos políticos entre Obando y Ortega salvaron a Rivas en 2002 de una sanción de la Contraloría General de la República, cuando, según los diarios de la época, estaba lista una resolución en la que lo sancionaban.

Managua 9 de enero del 2012, Daniel Ortega y Omar Hallesleven reciben cartas credenciales de presidente y vicepresidente por Roberto Rivas, del CSE Foto LA PRENSA/ARCHIVO

Lea más en: Estados Unidos sanciona por corrupción a Roberto Rivas, presidente del CSE

Sobre el exmagistrado del CSE, el politólogo Sáenz señala que el dueto Rivas-cardenal Obando y la alianza que establecieron a raíz de la incidencia que en ese momento tenía el cardenal Obando sobre el presidente del CSE, “permitió los fraudes del 2006 porque fraude no solo hubo, hubo en el 2016 y en el 2006, de este último año todavía no sabemos hacia dónde se dirigió el 8 por ciento de los votos que nunca se dio a conocer, y a esta altura del partido tanto Rivas como el cardenal Obando estaban en la bolsa de Ortega”.

Cardenal Miguel Obando y Bravo

Al cardenal y arzobispo emérito de Managua, Miguel Obando y Bravo, nacido el 2 de febrero de 1926 en La Libertad, Chontales y fallecido el 3 de junio de 2018, se le recuerda por su alianza de casi dos décadas con el FSLN y Daniel Ortega, sobre todo, desde que volvieron al poder en 2007.

Obando y Bravo fue ordenado cardenal por el Vaticano el 25 de mayo de 1985, tras una larga carrera religiosa. Participó como mediador en dos de los secuestros más relevantes que realizó la guerrilla del FSLN: la toma de la casa de Chema Castillo, en 1974, y la toma del Palacio Nacional en 1978. Además, sirvió como mediador en los acuerdos de paz a finales de los años ochenta.

Cardenal Miguel Obando, Daniel Ortega
El cardenal Miguel Obando y Bravo fue el aliado político del presidente Daniel Ortega. Ambos se reconciliaron en octubre de 2002, cuando el caudillo sandinista salvó al magistrado Roberto Rivas de sanciones en la Contraloría. LAPRENSA/ Archivo.

En octubre de 2002, cuando el caudillo sandinista, en su afán de volver al poder después de haber perdido tres elecciones consecutivas, logró acercarse al cardenal, cuando dos de sus principales allegados, el presidente del CSE, Rivas y su secretario, monseñor Eddy Montenegro, se ven involucrados en investigaciones de la Contraloría por fraude y desvío de fondos públicos a través de una organización caritativa del arzobispado.

Obando y Bravo había colocado en 1981 a Rivas como director de la Comisión de Promoción Arquidiocesana (Coprosa), una organización benéfica de la Iglesia, cargo que ostentó hasta el 2000. En marzo de 2016, Obando y Bravo fue declarado Prócer de la Paz y la Reconciliación por los diputados de la Asamblea Nacional.

Aminta Granera

Nombrada como jefa de la Policía Nacional por el expresidente Enrique Bolaños en 2006, la primera comisionada Aminta Granera Sacasa se convirtió en uno de los personajes mejor valorados en las encuestas de opinión por parte de los nicaragüenses, no obstante, la figura de Granera Sacasa tuvo un vuelco con la llegada al poder de Ortega en 2007. La exrevolucionaria sandinista nació en León, el 18 de septiembre de 1952.

Granera Sacasa formaba parte de un grupo de funcionarios del extinto Ministerio del Interior (Mint), reubicados en las filas policiales, después de la derrota de Ortega en las elecciones de 1990 cuando triunfó la presidenta Violeta Barrios de Chamorro, y las primeras funciones que asumió fue la secretaría ejecutiva de la institución. Antes de asumir la dirección de las fuerzas públicas, ella supo aprovechar otros cargos dentro de la Policía a través de los cuales se ganó la simpatía popular como jefa de Tránsito Nacional, jefa de la Policía de Managua y luego inspectora general, cargo al que llegó en sustitución del primer comisionado in memoriam Christian Munguía, quien fue asesinado en mayo de 2002.

Primera comisionada Aminta Granera asumió en el 2006 la jefatura de la Policía Nacional, durante el gobierno de Enrique Bolaños y luego Daniel Ortega la mantendría “de facto” en otros períodos. LA PRENSA/ARCHIVO
Primera comisionada Aminta Granera asumió en el 2006 la jefatura de la Policía Nacional, durante el gobierno de Enrique Bolaños y luego Daniel Ortega la mantendría “de facto” en otros períodos. LA PRENSA/ARCHIVO

Sin embargo, el proceso de degradación de la Policía, llevado a cabo por Ortega, se pasó llevando por encima a Granera Sacasa, quien se convirtió en cómplice de los pecados y abusos de la institución. Pero el punto de quiebre fueron las protestas por el fraude electoral en las elecciones municipales de 2008, cuando la misma Granera Sacasa encabezó las fuerzas de la Policía que bloquearon y reprimieron las protestas de los partidos políticos opositores.

Fue la primera vez que el país vio cómo la Policía colaboró mano a mano en las agresiones y los actos vandálicos de las turbas parapoliciales en contra de las manifestaciones que repudiaban el fraude electoral. Esto se convertiría en una constante en toda actividad de protesta o marcha en contra del gobierno de Ortega. Granera Sacasa finalmente enterró el poco capital político que le quedaba cuando en septiembre del 2011, violando la misma Ley Orgánica de la Policía, aceptó quedarse al mando de la institución, a pesar de que le correspondía pasar a retiro.

Lea también: Aminta Granera, la jefa decorativa de la Policía Nacional

Granera Sacasa renunció al cargo tras las protestas antigubernamentales de abril de 2018, y tras las críticas de la actuación de la Policía contra los manifestantes, que dejaron al menos 325 nicaragüenses asesinados según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El politólogo Sáenz no duda en señalar que Granera Sacasa “fue una agente que desempeñó un papel en la descomposición de la Policía y en la transformación de un instrumento a servicio de Ortega”.

Omar Halleslevens y Julio César Áviles

A juicio de Sáenz, dentro de los personajes claves también se encuentran figuras del Ejército de Nicaragua, como Omar Halleslevens y Julio César Avilés. “Los dos jefes del Ejército de Nicaragua, Omar Halleslevens y Julio César Avilés, fueron puntales en el afianzamiento del régimen dictatorial de Ortega”, indica el politólogo.

Halleslevens nació en La Libertad, Chontales, el 4 de septiembre de 1949. En 2004, fue nombrado en el cargo de jefe del Estado Mayor del Ejército por el entonces presidente Bolaños y su período en ese cargo finalizó en 2009. Halleslevens, un excomandante guerrillero del FSLN, luchó en las montañas del norte del país junto al legendario Francisco Rivera “el Zorro”, en uno de los comandos sandinistas que participó el 27 de diciembre de 1974 en la toma de la casa de José María “Chema” Castillo, para exigir al gobierno de Somoza la liberación de varios guerrilleros sandinistas.

Halleslevens dejó el cargo de jefe de las Fuerzas Armadas en el 2010, cuando fue escogido por Ortega para ocupar el puesto de vicepresidente de la República, cargo que ostentó a raíz de las elecciones generales de 2011 hasta el 2017.

Omar Halleslevens se dedicó a la política luego de pasar a retiro. Muchos lo interpretaron como una alianza entre Daniel Ortega y los militares. LA PRENSA/ Archivo/ Oscar Navarrete

Avilés es el sucesor Halleslevens en la institución castrense y ostenta ese cargo desde el 2010 a la actualidad a conveniencia de Ortega y el partido FSLN. Avilés actualmente tiene 11 años de estar al frente del Ejército, el 21 de febrero de 2020 inició su tercer período consecutivo, tras haber sido prorrogado en su cargo dos veces seguidas por Ortega.

Julio Cesar Aviles, Ejército de Nicaragua, Nicaragua
El dictador Daniel Ortega junto al jefe del Ejército de Nicaragua durante un acto en la Plaza de la República. LA PRENSA/Tomada de Presidencia

Desde que retornó al poder el caudillo sandinista impuso una relación de sometimiento de la Policía y el Ejército, y para que Avilés continuara al mando de la institución en 2014 reformó el Código Militar para prorrogar su período. El 22 de mayo, el Departamento del Tesoro del Gobierno de Estados Unidos sancionó a Avilés “por apoyar al corrupto régimen de Ortega”. Avilés —argumentó el Departamento del Tesoro de Estados Unidos— “está alineado políticamente con el presidente Ortega, se negó a ordenar el desmantelamiento de las fuerzas paramilitares o parapolíticas durante y después de los levantamientos políticos que comenzaron el 18 de abril de 2018″.

A nivel internacional

Raúl y Fidel Castro, Hugo Chávez hasta Vladimir Putin

En cuanto a los personajes claves externos para que Ortega consolidara su dictadura en el país, el costarricense Carlos Murillo Zamora, analista político y experto en Derecho Internacional, asegura que se debe entender que la construcción del régimen ha sido “un proceso lento” y agrega que fueron fundamental para ello fuera de Nicaragua “Raúl Castro y en general la cúpula gobernante en Cuba. Hugo Chávez y la gente que actualmente en el gobierno de Venezuela —Nicolás Maduro— porque le proveyeron mucho dinero para financiar programas que le dieran una imagen de gobernante”.

De izquierda a derecha: Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales. LA PRENSA / CORTESIA

Además de ellos —según Murillo Zamora— se encuentra el respaldo que obtuvo Ortega de otros líderes como Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador, y también Vladimir Putin, de Rusia. “Hay un buen grupo de gente fuera de Nicaragua que impulsaron la dictadura de Ortega, claro que hay algunos que tienen más contribución y otros de menor grado”, indica el experto.

Sobre cómo ayudaron o colaboraron los personajes claves externos a Ortega, Murillo Zamora explica que existieron dos tipos de ayuda: económica y política.

“La principal, la económica a través de Albanisa y una serie de proyectos que le permitieron a Ortega mostrarse como el gobernante capaz de sacar a Nicaragua de la crisis, aunque ahora estén peor que antes en términos económicos; y otros que fueron un respaldo más político que monetario. Hay una serie de grupos en foros internacionales que respaldaron el proceso orteguista planteándolo algunos en el viejo concepto de izquierda y otros de progresismo, antimperialismo, de todo este lenguaje que no tiene un trasfondo sólido, pero que tiene mucho peso en el discurso internacional”, dice el especialista.

Nicaragua, Venezuela, Daniel Ortega, Hugo Chávez
El expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, colaboró con Daniel Ortega desde su regreso al poder. LA PRENSA/ARCHIVO

En esa línea, el politólogo y economista Sáenz agrega que el ahora fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, puso a su criterio “la palanca decisiva” con la cooperación internacional, pero sobre todo, “decisivo para la canalización fraudulenta de la cooperación y para la apropiación privada por Ortega de más de cinco mil millones de dólares, de acuerdo con los registros del Banco Central de Nicaragua (BCN). Probablemente sin la magnitud de estos flujos de cooperación, sin su nivel de concesionalidad y sin la forma fraudulenta en la que fueron canalizados esto es como un superfluo para evitar que pasara por el presupuesto y que fueran canalizados como flujos privados es el factor decisivo”.

El sociólogo, historiador y analista político nicaragüense, Óscar René Vargas, coincide con Sáenz y destaca a Chávez como uno de los personajes más importantes para la construcción de la dictadura. “Fue Chávez, con el apoyo económico venezolano, que permitió varias cosas: crear un grupo económico nacido al amparo de la dictadura; alimentar una base social, a través del dinero venezolano, implementando el clientelismo político por medio de los programas como Usura Cero, Hambre Cero, el chancho, la gallina, el zinc, el plástico negro, etc”.

Añade que “el dinero venezolano le permitió a la dictadura exonerar al capital de muchos impuestos y otorgar otros beneficios que indujo al ‘gran capital’ a aceptar la eliminación paulatina de la débil democracia nicaragüense a cambio de las ganancias extraordinarias que recibían”.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí