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Interminable sufrimiento indígena

El Centro de Asistencia Legal de Pueblos Indígenas (Calpi) denunció que el lunes 23 de agosto en horas de la noche, trece indígenas de las etnias mayangna y miskita fueron asesinados en la Reserva Natural de Bosawas, presuntamente por colonos invasores de las tierras de los pueblos originarios del Caribe Norte de Nicaragua.

La abogada y defensora de los derechos humanos de los indígenas, María Luisa Acosta, representante de Calpi, recordó que este “es el cuarto ataque armado durante 2021 contra los pueblos indígenas de Bosawas”.

Por su parte, Amaru Ruiz, director del organismo ecologista Fundación del Río, también denunció la masacre de los indígenas de Bosawas y precisó que se produjo en el cerro de Kiwakumbaih, el cual  es sagrado para los nativos.  Además, el diputado Brooklin Rivera, representante de los pueblos originarios del Caribe Norte de Nicaragua, denunció en la Asamblea Nacional el asesinato colectivo de indígenas ocurrido el lunes pasado en Bosawas, y urgió a las autoridades a actuar  en defensa de su gente que constantemente es agredida por los colonos.

Doscientos años después de que Nicaragua se independizó de España y se constituyó en Estado independiente no deberían ocurrir estas acciones criminales contra los pueblos originarios. Sus derechos deberían ser cabalmente respetados y todos los nicaragüenses convivir en paz y armonía. Pero infortunadamente la realidad no es así.

La ironía histórica es que los pueblos nativos del Caribe de Nicaragua no sufrieron el rigor de la conquista y la colonia española, que nunca logró extenderse a esa gran parte del país.

Quienes se establecieron allí fueron los ingleses, que según historiadores trataron bien a los aborígenes, cultivaron su amistad e incluso hicieron alianza  con ellos para contener los avances españoles y para atacar asentamientos hispanos en el interior del país.

Inglaterra fundó en la Costa Caribe el Reino de la Mosquitia y lo puso bajo su protección. Los indígenas vivieron en paz y seguros durante mucho tiempo, hasta que los ingleses, mediante el Tratado de Managua reconocieron la soberanía de Nicaragua sobre la región atlántica.

En aquel Tratado se estableció que los indígenas tendrían derecho a gobernarse por sí mismos, de acuerdo con sus costumbres y leyes propias ancestrales. Pero esto no se cumplió y en 1894 el Gobierno de Nicaragua surgido de la revolución liberal de 1893, anexó la Costa Atlántica y la puso bajo su soberanía.

Cabe reconocer que los gobiernos liberales y conservadores respetaron a los pueblos indígenas, aunque poco o nada hicieron para llevar el progreso a aquella región que más bien fue objeto de una brutal  explotación de sus recursos naturales.

La situación de la Costa Atlántica de Nicaragua se complicó hasta llegar al conflicto armado, cuando el régimen sandinista de los años ochenta intentó colonizar y dominar a los pueblos indígenas. Luego el régimen sandinista rectificó y reconoció la autonomía de los pueblos originarios del Atlántico, ahora llamado Caribe Norte Sur. Pero muy poco cambió la situación real de los indígenas.

Inclusive lo que ha habido es retroceso. Así lo demuestran las constantes invasiones de las tierras indígenas por parte de rapaces colonos que llegan de otras partes del país. Y la impunidad con la que masacran a los indígenas para sacarlos a sangre y fuego de sus propiedades.

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