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Wilmer González Méndez, de 30 años, es el principal sospechoso del doble crimen. LA PRENSA/Cortesía

Familiar anuncia que duplica recompensa para dar con asesino de Mulukukú

Jerónimo González dijo que está dispuesto a pagar hasta 300 mil córdobas a quien le entregue vivo o muerto a Wilmer Antonio González Méndez

El sobrino de Maritza González y primo de Dayiris Boniche, Jerónimo González, anunció que está dispuesto y da “su palabra” de duplicar la recompensa de 150 mil córdobas para quien dé pistas sobre el paradero de Wilmer González Méndez, sospechoso de matar a ambas mujeres.

“El que puso (el anuncio) fui yo. Y estoy dispuesto y sostengo la palabra a duplicarlo pero que me lo traigan. Yo quiero que me lo traigan vivo o muerto. Pero que me lo traigan y yo pago la recompensa porque me interesa que pague (por el crimen)”, expresó vía telefónica Jerónimo González.

Días antes —el 22 de julio— el familiar había escrito en su cuenta de Facebook que la recompensa seguía en pie. González dijo que aumentó para que este incentivo financiero atraiga a la comunidad a dar información que conduzca con el paradero del sospechoso.

Reciben llamadas

La familia González ha recibido numerosas llamadas para asegurarles que lo han visto en varios sitios del país, incluso hasta en Honduras y Costa Rica.

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Norvin González —hermano de doña Luz y tío de Dayiris— indicó a este medio que no creen que Wilmer Antonio se encuentre fuera del país y confirma que a diario son decenas de llamadas con “datos falsos”, de los cuales no se fían porque ya “se quemaron con leche”.

Jerónimo González ha sido uno de los parientes más expresivos en sus redes sociales, recuerda que de cariño llamaba a su prima “Yayi” y no pudo dejar de mostrar enojo cuando las personas cometen el error de emparentar a su familia con el sospechoso de la muerte de su tía y su prima, dice que Wilmer Antonio “se puso González” sin serlo y que era solo un empleado que les arrebató la alegría de súbito.

Wilmer González Méndez es el principal sospechoso de haber asesinado a Luz Maritza González, de 53 años, y su hija Dayiris Boniche, de 29 años. El hombre de 30 años era el capataz de la finca propiedad de doña Maritza en Kuriwansito, Mulukukú, Caribe Norte del país.

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Según la Policía, el sospechoso “le realizó disparos con arma de fuego a la ciudadana Luz Maritza González Valle y agredió con objeto contundente a Diagnnie Dayiris Boniche González, ocasionándoles la muerte”. El crimen ocurrió el 21 de julio, pero los cuerpos fueron hallados hasta la madrugada del jueves 22 de julio.

Maritza González y su hija Dayiris Boniche fueron asesinada por uno de sus trabajadores. LA PRENSA/Cortesía
Maritza González y su hija Dayiris Boniche fueron asesinadas por uno de sus trabajadores. LA PRENSA/Cortesía

“Policía debió intervenir”

Para el abogado Manuel Nicaragua, el mismo dolor y la desesperación llevó a la familia a ponerle precio al principal sospechoso de matar a las víctimas y considera que en el fondo “raya un poco con la legalidad”, aunque es comprensible el malestar, explica que es muy poco común en el país.

De acuerdo con el abogado Nicaragua, la Policía debió intervenir de manera inmediata tras la divulgación de ese anuncio vía redes sociales y frenar a la familia porque debía ser la misma institución quien solicitara ayuda a la población para ubicar al supuesto agresor. “Estamos en Nicaragua y las cosas funcionan al gusto del cliente. La Policía se siente compensada en que le van a facilitar la labor investigativa que consiste en ubicación y captura de esta persona. No fue lo correcto”, dijo.

El jurista aclara que para la sociedad retomar acciones como estas significa un retroceso, legal y hasta constitucional, en donde imperaría la Ley del Talión o la ley del ojo por ojo, mismas que fueron abolidas desde la antigüedad. “Ahora el poder punitivo recae en el Estado y es a través de las instancias correspondientes las que deben intervenir para efecto de sancionar esas acciones que riñen con la Ley, la paz y tranquilidad social”, explicó.

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