El resto de su vida podría pasar en la cárcel el coyote Roberto de Jesús Reyes Sequeira, de 31 años. Esto porque la tarde del miércoles la Fiscalía pidió para él la cadena perpetua, después que fue declarado culpable de los delitos de robo agravado y asesinato agravado en perjuicio de la migrante nicaragüense Norma Saravia, de 59.
La condena de cadena perpetua para Roberto Reyes fue solicitada por la representación fiscal al juez Noveno Distrito Penal de Juicio de Managua, Luden Quiroz.
Las agravantes
Al pedir la cadena perpetua la Fiscalía señaló como agravantes el ensañamiento, pues la víctima —quien fue estrangulada— también tenía dos heridas hechas con arma blanca en el brazo y antebrazo derecho, según los resultados de la autopsia hecha por el médico forense Oscar Bravo.
La Fiscalía también señaló como agravante el hecho que el crimen fue cometido en un lugar despoblado, zona boscosa entre Nicaragua y Costa Rica, en la reserva La Esperanza, departamento de Río San Juan.
Otra agravante que señaló la Fiscalía es el hecho que la víctima murió por asfixia mecánica por la vía del estrangulamiento.
Reo se declara inocente
Instantes antes de conocerse el fallo de culpabilidad, Reyes Sequeira al ejercer el derecho a la última palabra se declaró inocente.
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“Yo me siento inocente”, dijo el reo, quien ahora luce el cabello teñido en color amarillo. Después de conocido el fallo y oír la petición del Ministerio Público lloró.
Pruebas indirectas
Para declarar culpable a Roberto Reyes, el juez se apoyó en pruebas indirectas por no existir testigos presenciales del crimen.
Entre las pruebas que incriminaron a Roberto Reyes está el testimonio de Marbelly Saravia, hermana de la víctima, quien lo reconoció en el álbum fotográfico de la Policía como el hombre que el 30 de marzo le ofreció a su hermana pasarla a territorio costarricense a cambio del pago de 4,000 colones.
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También en el relato de una testigo, quien en juicio dijo haber oído al reo comentar que había matado a Norma Saravia, porque no se había dejado robar.
Norma Saravia desapareció el 30 de marzo y su cadáver fue hallado el 13 de abril en una zona boscosa limítrofe con Costa Rica, en la reserva La Esperanza, departamento de Río San Juan.